Magnum – Dance of the Black Tattoo

La clase y calidad de esta agrupación inglesa de hard rock es abrumadora como ya demostraron el año pasado entregando ese gran disco que llevaba por titulo Lost in the Road to Eternity. A ellos les gusta ir recopilando y entregar más material recordando tiempos pasados buscando el subrayar temas injustamente olvidados, así que, como están en un gran momento de forma, era el momento ideal.

La gracia del disco es que a pesar de ser un poco Frankenstein con pedazos de canciones en modo edit, directos actuales con canciones recientes y joyas del pasado, es que todo funciona y hay una gran cohesión de todo. Lo que lo enlaza todo y que hace que todo funcione como una unidad es la inmensa calidad a nivel de composición y ejecución. Eso y una formación espectacular.

La labor de Catley cada vez que participa con Avantasia es suprema hasta el punto de que es un fijo y que suele ser el más aplaudido de todos los vocalistas participantes. Eso es algo que he podido ver en los directos y creo que luce tanto por el descanso entre canciones. Cuando Catley tiene que afrontar un directo completo su voz se resiente, pero cuando está al 100% llega a momentos en los que es pura magia. Aquí como os imaginaréis… todo brilla.

Convencen profundamente de entrada en un “Black Skies” (del disco The Visitation) cadencioso en el que la guitarra de Tony Clarkin y la voz atemporal de Bob Catley brillan espléndidamente. Instalados en el medio tiempo melódico y apoyados por unos buenos coros ofrecen una gran versión en directo de este gran tema. En las canciones en directo el público apenas participa a inicio y final, pero eso no es impedimento para que disfrutes una colección de hits tan potente.

Los teclados de “Feedom Day” te dan la bienvenida para que un rutilante Catley ejerza de maestro de ceremonias. Mucha teatralidad y ampulosidad gracias al teclado de un Rick Benton que le da mucha profundidad a los temas. Destaca que hayan incluido esa portentosa “All My Bridges” del disco Into the Valley of the Moonking, precisamente el tema que me reafirmó en que en Magnum había un grupo muy especial. Más allá de la genialidad de la canción hay esas panderetas de Bob, ya todo un elemento clásico de lo característico en Magnum.

Destacar también el gran trabajo en la batería de Lee Morris (ex de Paradise Lost) y de un coloso en el bajo como es Dennis Ward (afamado productor y líder de Pink Cream 69). A día de hoy la alineación que posee Magnum es posiblemente la mejor que han tenido hasta la fecha. Recuperan también grandes momentos del pasado como “On a Storyteller’s Night”, que da título al disco que les puso definitivamente en el mapa. Puedes apreciar aquí un poco el rollo más prog de los 80 que poseían. Hay mucha belleza y ese estribillo con Ward apoyando a las voces sigue siendo imbatible.

“Dance of the Black Tattoo” da título a este disco y es un corte con un inicio en el que Catley raspa su voz. Gran tema con ese teclado que por momentos le da un aire a la Trans-Siberian Orchestra y explosión de júbilo final por parte del respetable. “On Christmas Day” me sigue pareciendo una de las grandes gemas del grupo. Tiene ese acelerón a media canción con pasaje instrumental lleno de clase y esas campanas al final. La acompañan del “Born to Be King” ese tema que cerraba el disco Goodnight L.A. de 1990.

Ritmo de trote caballuno en “Phantom of the Paradise Circus” con esos arreglos de cuerda destacando esa guitarra de Clarkin luego en ese medio tiempo cercano a la balada que es “No God or Saviour”. Ese himno que es “Your Dreams Won’t Die” del Sacred Blood Divine Lies impacta por lo bien defendido que está, con ese doble teclado de Benton acompañando una preciosa línea vocal. Del The Serpent Rings cae “Madman or Messiah” en directo combinando potencia, electricidad con momentos muy solemnes. Otro temón.

Puro sonido Magnum en “Twelve Men Wise and Just” y una de sus más brillantes canciones hasta la fecha: “Show Me Your Hands”. Evocadora melodía y matador estribillo. Una de esas composiciones irresistibles, de esas que las escuchas una vez y ya calan hondo, y lo mejor: es de su penúltimo disco. La hubiese preferido en directo, eso sí. La optimista “Not Forgiven” está dotada de un riff base y tiene un cierto acercamiento en el verso al rock de estadio tipo Bruce Springsteen. Luego, obviamente, cae un estribillo marca de la casa y un pasaje puramente Queen. Terminan con otra de muy actual como es el “Madman or Messiah”.

Sí que estamos ante un producto completista, pero vaya, si no conoces todavía a Magnum y empiezas con este disco sirve perfectamente pues su nivel compositivo es altísimo y básicamente aquí hay rarezas y temas de los últimos 15 años en su mayor parte. Luego te quedaría indagar en sus discos clásicos de los años 80. Con los fichajes de Ward y Morris el combo inglés definitivamente vuelve a vivir una segunda juventud. Cada disco editado merece la pena, y cada directo sigue hechizando. ¡Espada y brujería de la buena!

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.