Era la segunda vez que iba a La Mirona, y ambas fueron por el mismo grupo. Mägo de Oz, mal que les pese a algunos, sigue siendo el grupo de rock español más potente e internacional, y el prácticamente sold out que se gastaron, unido al sold out de facto del día anterior en la capital catalana, hacen incuestionable esta afirmación.
El sábado había gente. Se palpaba antes de entrar que sería algo grande. La cola enorme no dejaba lugar a dudas. Mira que suelo llegar pronto, pero justamente el 27 de abril llegué casi a las 21:00, hora en la que abrían las puertas. Aún así, la gestión de la entrada fue de chapeau y entramos enseguida. De allí, directamente al merch. ¿Sabéis qué pasa cuando ponéis entradas a un precio asequible (30€) y merch a un precio normal (20€ las camisetas, 40€ las sudaderas))? Que se forman unas colas enormes, y con solo dos personas en el stand, la cosa va lenta. ¡Ojo! Esto no es una crítica, sino un halago al grupo, que seguro que sacó más pasta que con los precios habituales en Barcelona.
Tras 40 minutos en la cola para comprar camisetas, nos colocamos en posición. La sala ya estaba llena. No sé si llegó al sold out, pero si no, le faltó muy poco. Hacía calor y se respiraban nervios. Nervios de chiquillos con sus padres y familias, nervios de personas al lado de las cuales soy un mozalbete (y hace muchos años que peino canas) y hasta abuelas con collares y pendientes de perlas. ¡Eso es lo bonito! ¡Viva la diversidad!
El escenario estaba dominado por una pantalla en la que el logo del grupo pixelado iba y venia hasta que, de repente, unas gafas de realidad virtual aparecían. Menú a menú (Castilla, América Latina…) nos encuadramos en el País de las Maravillas justo antes de que Salán y Mainer aparecieran en escena para empezar con el riff pesado de «Alicia en el Metalverso», con Blas cantando desde la pantalla. Cuando tocaba, todos los músicos saltaron a escena. 10 serían los instrumentistas: Blas a la voz con el apoyo de Lavey, que cumplió con creces, aún el mal sonido que tuvo al principio, Txus a la batería, y no diremos nada, que ya lo sabemos todo, Moha al violín, un Francesco a los teclados que estuvo tremendo; Mainer al bajo, incomensurable. Este tío es un monstruo, la lástima es que toca una música en la que no lo puede demostrar. Tuvimos a Diego Palacio de invitado en las flautas y pitos, y un trío de guitarra que Txus no se debería de imaginar en sus principios: el (otro super) ego del grupo, Victor de Andrés, Ix Valieri como nuevo miembro del grupo, y mi absolutamente idolatrado Jorge Salán, seguramente el mejor músico que hubo en el escenario. Sobre el set list hablaremos al final.
Supongo que uno de los grandes interrogantes que tendríamos era ver cómo se defendía Blas en directo. Bien, de voz va tan sobrado como los biceps que tiene, más grandes que mi cabeza, y de presencia mejora con mucho a Zeta, aunque ciertamente fue de más a menos.
El tema, «Alicia en el Metalverso», sono como lo que es, un tema extraño para abrir un disco o un bolo. Si es buena o mala lo dejo a gustos, pero creo que un concierto gana enteros si empiezas con un tema rápido, a piñón, y los Mägo tienen un buen puñado de ellos. La gente respondía, quizá no tanto como con otros temas de su discografía, pero respondía. Chispas proyectadas a lo alto de la sala ponía el punto festivo, mientras los músicos se iban tornando apra estar en primera fila. Más o menos igual, pero mejor, pasó con «El Metalverso». Es que la canción es mejor, es más rápida, más amena, y nos enganchó de qué forma.
Blas nos dijo que la siguiente canción la escuchaba cuando era un niño, y ¡joder, como pasa el tiempo y qué viejo que estoy! «El paseo de los tristes» puso en pie La Mirona, y es que sigue siendo innegable que los Mägo clásicos tiran más que los actuales. Y hablando de clásicos y actuales, he leído por ahí que esto es un grupo de versiones, que la banda se ha desnaturalizado y que ya no son Mägo de Oz, y aún estando de acuerdo en gran parte de estas afirmaciones, como he dicho un par de párrafos más arriba, el line up (excepto por el batería) es de muy altos vuelos. Con la presentación del siguiente tema por parte de Blas, «Luna de Sangre», quedó patente que la idea es un fusilamiento a Lady Halcón. Los de mi quinta ya lo entendéis. Sonó bien, muy bien, a pesar de no tener invitados como en otras partes de la gira. Le pongo la misma pega que en disco: a pesar de ser un gran tema, no me cuadra. Me parece un tema de Avalanch (en disco tiene un pase por Isra, pero con Blas cantando pasa lo mismo), como una isla en el océano. Pero bueno, a la gente le gustó.
Los músicos iban a lo suyo, demostrando, quien podía, qué nivel tienen. Y lo demostraron tras un alegato pro Tierra para presentar «La venganza de Gaia», un temazo enorme, tremendo, buenísimo, pero muy largo. Ya iremos a ello después. La gente respondió muy bien, mejor que en cualquiera de sus temas anteriores. También es cierto que, hasta el momento, era la mejor canción que había sonado. Tras más de 10 minutos, preguntaron si había brujitas en la sala, pues el siguiente tema era para ellas: «Aquelarre». La respuesta fue tímida, pero sonar, sonó cojonuda.
Ahora parón y vergüenza ajena. Txus nos tiene acostumbrados a dar discursos en sus conciertos, y esta vez lo hizo para dedicar el siguiente tema a su hija, para quien la había compuesto. Unos taburetes presidían el escenario: de Andrés y Valieri con guitarras acústicas, Blas y Xana a las voces, Palacios con la flauta y Mainer con su bajo tocaron una muy prescindible «Por si un día te Pierdes». Que sí, como padre de una niña de la edad de la homenajeada me gustó mucho el mensaje de Txus, pero ese mensaje y una canción de ese estilo sobra muchísimo en un concierto, por no decir el exponer a la cría con fotos proyectadas en la pantalla. Creo que, como sociedad, aún no somos conscientes de lo que implica poner fotos de menores en redes (o en conciertos multitudinarios, como es el caso). En este ratito se me cayó la cara de vergüenza.
Menos mal que la cosa mejoró con «El aplauso herido», con Xana como maestra de ceremonias mientras Blas descansaba, y con el puto rock ‘n’ roll más presente que nunca. «La voz de los valientes» vino para demostrar lo mismo, antes de que de Andrés tomase la voz (que apenas se entendía, quizá por el cigarro que se fumó antes encima del escenario… ¡no jodamos!) para presentar a Txus y al nuevo miembro del conjunto, Valieri, que se quedaría con ellos «Hasta que el cuerpo aguante». Obviamente tuvo una de las mejores respuestas de la noche, con muchos bailes, saltos y gargantas desencajadas. De seguido «Molinos de viento» lo puso todo aún más patas arriba, y «La Leyenda de la Llorona» lo enfrió de nuevo. ¿De verdad? ¿Un tema instrumental en un concierto así? Los cantantes no habían sido tan exigidos… Bueno, «Gaia» puso un poco de orden. Por supuesto, chispas arriba y abajo para acabar.
Tras los coros típicos, la banda volvió para los bises. Tras un solo enrome de Salán, «Somos Huracán» sonó potente y enganchó mucho a los asistentes, igual que lo que sucedió a un grito desgarrador de «¡Nunca Mais!», y que solo los de mediana edad entendimos. «La Costa del Silencio» fue bien coreada y bailada. En este punto Moha tomó la voz para agradecer la asistencia, para alabar el futbol del Girona, para decir que cuidemos de La Tierra, ya que es el único planeta con cerveza, y para pedir al público una foto de familia. Tras el speech, «Fiesta Pagana», chispas y confeti puso punto y final a un buen concierto.
Pero tengo una queja, y es el del setlist. Para empezar, tocaron menos canciones que en otros lugares de la gira. ¿Dónde quedó «Te traeré el horizonte»? Siguiendo que me parece una burrada tocar tres temas de más de 10 minutos. Sí, «Gaia» y «La venganza de Gaia» son dos temazos, «Alicia en el Metalverso» no tanto, pero es que solo con eso ya te has comido más de media hora. Más, ¿cómo no tocas el otro single del disco, «El Sombrero Loco»? Deja la balada, incluso «Luna de sangre», pero no puedes obviar este tema en la gira de presentación del disco. Y, finalmente, lo que no puedes obviar son las bases de tu grupo. Ninguna del Jesús de Chamberí (1996), solamente «Molinos de Viento» de La Leyenda de la Mancha (1998), que la tocan en cada show, la innombrable «Fiesta Pagana» como en cada concierto y, con la cantidad de temas buenos que tiene Gaia (2003), metes «La Costa del Silencio», por muy single que sea (por no hablar de la instrumental). Creo que podrían haber hecho un set list mucho más potente. De igual forma que pido a Helloween o a Maiden que arriesguen y no toquen «I Want Out» o «Fear of the Dark» de vez en cuando, ostras, dejad aparcadas mi querida «Molinos de viento» o la ultra sobre valorada «Fiesta pagana», que reparto, el grupo, tiene para cansar.
Fue un buen concierto, me lo pasé muy bien, pero creo que tanto el público como la banda se lo podría haber pasado mucho mejor con los ajustes del párrafo anterior.
Setlist:
Seremos huracán
La costa del silencio
Fiesta pagana
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.