Sin ir ataviado con el clásico sombrero del gran Kutxi Romero, simbólicamente me lo quito ante el tremendo espectáculo musical que los navarros ofrecieron la pasada noche del sábado en un Palau Sant Jordi que no acabó de llenarse pese haber reducido su capacidad aproximadamente a la mitad.
Musicalmente no hablamos de virtuosismo ni de clases magistrales en la ejecución, pero por actitud, temazos y entrega perfectamente podríamos estar hablando de uno de los conciertos de este último trimestre del año, sin haber contado con ellos desde un inicio. Pero no adelantemos más acontecimientos.
Seguramente me criticaran por centralista, pero cada fin de semana Barcelona y los alrededores del área metropolitana se convierte en un hervidero de propuestas musicales a los que por desgracia no llegamos a cubrir. Curiosamente, este mismo fin de semana se solapaban un par de conciertos con dispar promoción, Amaral y Marea coincidían en la montaña de Montjuïc ocupando el Sant Jordi Club y el Palau Sant Jordi respectivamente.
Se ha de decir que los navarros jugaban con el handicap de haber visitado Catalunya recientemente, hecho que supuestamente afectó en el ritmo de ventas y asistencia al Palau, el cual quedó ocupado poco más de la mitad de su reducido aforo entre el escenario y el telón que cubría la parte final del recinto.
Llegamos con tiempo suficiente para poder aparcar sin problemas y saciar la sed en los alrededores del Palau, comprobando que no había tanta expectación como pensábamos. La entrada fue muy escalonada llegando a tener una extraña sensación, pues justo a la hora en la que iba a dar comienzo la actuación de Luter apenas habíamos una cuarta parte del aforo en pista, llegando a ver las gradas absolutamente vacías. Poco se valora el esfuerzo y el trabajo de aquellos que tienen el nombre reducido en el cartel.
Luter
Sobre el escenario, los instrumentos de Luter ocupaban ya el espacio central a la espera que los músicos tomaran posiciones. Puntuales a la cita, a las 20:45 las luces del Palau se apagaron dando paso a los músicos haciéndose de rogar añadiendo unos minutos más de incertidumbre a causa de los ajustes de última hora.
Sin mediar palabra Luter nos abordó con “Veterano de Vietnam” de su último LP 333 (2016), rock maduro de amables melodías arropando la rasgada voz de su líder, que tras su guitarra, se centró en descargar todo el recital preparado en una austera puesta en escena a la que le faltó más conexión con el reducido público asistente. A pesar del buen sonido que dispusieron y de hallarse seguidores que tímidamente cantaban las canciones del veterano músico, el resto de asistentes se dedicaban a sus tertulias sin prestar demasiada atención a la propuesta musical.
No fue hasta antes de iniciar “Relato Fantasma”, cuarta canción del repertorio y primer single de su reciente EP Héroe (2019), que se nos dirigió con un tímido “Bona nit Barcelona”.
La poca empatía, insisto que es una impresión personal, no se resolvió hasta el final del repertorio con “Misión a Marte”, “En un Zarzal” y “Esperpento” en la que hubo algo más de participación entre sus seguidores consiguiendo arrastrar a unos cuantos más.
A las 21:30 finalizan, entre los aplausos de los pocos congregados en las primeras filas y algún que otro de las desiertas gradas que lentamente iban siendo ocupadas. Una lástima conociendo su trayectoria y el reconocimiento de compañeros de profesión, entre los que se encuentra el propio Kutxi, como afirmaría más adelante, o Kolibrí, el cual ha sido productor de alguno de sus álbumes.
Setlist Luter:
Veterano de Vietnam
Atrapado
Skyline
Relato Fantasma
Paseo en Bicicleta
Hagamos que Pase
Misión a Marte
En un Zarzal
Esperpento
Marea
Rápidamente el “Paint in Black” de los Stones sirvió de inicial banda sonora durante el cambio de instrumentos a la vez que se desplegaba el enorme telón que decoraría el escenario. La calavera bandolera con navajas cruzadas arrancaron más aplausos espontáneos que durante la anterior actuación.
A pesar de no haber ocupado toda la capacidad habilitada, a las 22 horas el Palau se quedó a oscuras dando paso al juego de luces que cubría el escenario mientras Alen a la batería iniciaba el espectáculo musical a la que se fueron uniendo el resto de músicos explotando la pirotecnia tras la cual apareció Kutxi ataviado con su clásica y castiza indumentaria coronada con su habitual sombrero, pañuelo de calaveras al cuello y bastón patriarcal con flecos, que le acompañará durante gran parte del concierto al igual que el inseparable cigarrillo. Se nos dirigió a los que ya completábamos la mayoría del aforo con un “¡Buenas noches, compadres!” para atacar con “En las Encías” que abre su último El Azogue (2019). Poco bastó para empezar a mover a todo el mundo. Muy destacable el buen sonido que se mantendría durante todo el concierto.
Marea venían con ganas de fiesta y Kutxi nos lo dejó claro desde el principio. Fumando en el escenario y dando permiso a todo el mundo que lo hiciera, nos dijo que después de muchos meses de gira este iba a ser el único en el que al día siguiente no tenían concierto, por lo que amablemente amenazó con que podrían pasar y pasarían muchas cosas. La actitud y la fiesta, con bromas contínuas entre la banda y la gran familia que es todo el equipo que trabaja con ellos (situados en el lateral del escenario), no iba a parar en ningún momento.
Kutxi demostró ser un animal de escenario, no solamente deleitándonos con su sus parlamentos en forma de ricos versos a la hora de presentar la canciones, sino también con su buen humor y desparpajo, no cortándose en mostrarnos el trasero durante “Mierda y cuchara”. Sólo bastaron unas pocas canciones para poner a saltar y cantar a quienes ocupábamos la pista sino también poniendo en pié a la grada.
La banda estaba en un estado de forma envidiable a pesar de la extensa gira que les ha llevado recientemente fuera de nuestras fronteras, dando cuenta que no tienen límites y que el parón de estos últimos años no ha hecho más que hacer más grande el nombre de Marea.
Kolibrí se envolvía en aplausos y ovaciones cada vez que acaparaba el protagonismo de los solos. Vuelvo a reiterarme en la ausencia de virtuosismos excéntricos a la hora de llegar a cada uno de nosotros, musicalmente no aportaran nada nuevo a ojos y oídos de much@s pero cada uno de los miembros aportan personalidad y química a cada una de las canciones que nos regalan. Esa es la magia que les ha mantenido unidos durante todos estos años, incluso en los últimos años de merecido descanso.
La dupla de guitarras entre Kolibrí y César (el Malcolm Young de Marea como lo describió Kutxi) funciona como un reloj, sumándose la sólida base de Alen a la batería. Mención aparte merece el loco Piñas, una bestia sobre el escenario. No paró de moverse y animar en todo el concierto, acaparando el protagonismo a la voz en “Pecadores” y “Trasegando” durante la divertida ausencia de Kutxi para colocarse bien la ropa interior tras la muestra de sus posaderas al principio del show. Definitivamente en los futuros propósitos y deseos de la noche de fin de año voy a pedir la energía del Piñas, con esa actitud y la eterna sonrisa de pirata la vida se ve de diferente manera.
Para interpretar “Jindama” Kutxi se volcó en elogios hacia Luter antes de invitarlo a tocar con ellos. Los homenajes se extendieron a músicos no presentes como a Evaristo durante la interpretación de “Mil Quilates”.
Tras “En tu agujero” Kolibrí acaparó todo el protagonismo realizando un sentido solo de guitarra tras el cual encararon los últimos temas antes de la primera pausa. Con el “Romance de José Etxailarena” de su Besos de perro (2002) Kutxi pidió aplausos a lo Bon Jovi haciendo referencia a su multitudinario concierto en el WiZink Center abriendo para el “rubiales” de New Jersey.
Tras una breve pausa, “Como los trileros” dio paso a otro sentido homenaje versionando “Preparados para el Rock and Roll” de Los Suaves, haciéndonos saltar a todo el mundo olvidándonos del cansancio acumulado en las piernas durante las dos horas que llevaban tocando (sin contar a Luter).
De nuevo una última pausa, tras la cual Kutxi nos invitó entre bromas a irnos a casa para luego presentar a toda la banda junto al equipo que les acompaña, aprovechando la ocasión para cantarle el “Zorionak Zuri” (“cumpleaños feliz” vasco) a Emilio, persona encargada de saciar el hambre durante las giras. Gran momento de bromas y compañerismo.
“Bienvenido al secadero” dio paso al último homenaje de la noche, en esta ocasión al cantaor andaluz El Cabrero, dedicándole unas cariñosas palabras antes de interpretar su versión de “Como viento de Poniente”. Tengo gran afecto y simpatía por esta versión a pesar de la distancia musical con el artista que la creó, me es cercano en lo sentimental ya que ha sido uno de los tantos maestros del flamenco que sirvieron, durante la infancia, de banda sonora durante los largos viajes en coche hacia tierras andaluzas.
Como no, los himnos “El perro verde” y “Marea” dieron por finalizado un gran espectáculo de dos horas y media en la que no hubo ningún tipo de fisuras enviando a la mierda los prejuicios estilísticos. El rock de raíces arrasó de nuevo Barcelona, como lo ha estado haciendo en otras ciudades, a pesar de la tímida respuesta inicial. Pero pronto nos olvidamos de eso viendo la cara de felicidad de nuestr@s acompañantes.
Setlist Marea:
En las Encías
El Temblor
La Noche de Viernes Santo
Mierda y Cuchara
Muchas Lanzas
Manuela Canta Saetas
Corazón de Mimbre
Mil Quilates
Que se Joda el Viento
Un Hierro sin Domar
Lija y Terciopelo
Pecadores
Trasegando
Jindama (con Luter)
Pájaros Viejos
En tu Agujero
Ocho Mares
La Rueca
Romance de José Etxailarena
Como los Trileros
Preparados para el Rock and Roll (cover Los Suaves)
Bienvenido al Secadero
Como el Viento de Poniente
El Perro Verde
Marea
¡Salud y rock ‘ n’ roll!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.