Con Marillion siempre me ha ocurrido que percibo que estoy ante una banda sumamente especial de la que no he llegado a entrar profundamente y que sigo rascando la superficie. Sé que es cuestión de tiempo pues a Fuck Everyone And Run (F E A R) (2016) le puse un 9 y este An Hour before It’s Dark vuelve a ser estelar. Quizá no sea tan directo y entre tan fácil como su anterior obra, pero estamos ante un despliegue de música extraordinaria, grandes letras y mucho mensaje.
No soy el único que percibe que lo que están haciendo estos ingleses está muy por encima de la media pues han sido número 2 en ventas en Inglaterra y número 6 en España. Siguen la estela de su anterior trabajo y conectan muchas canciones en pequeñas suites centrándonos en lo atmosférico y en lo sentimental. Hay momentos realmente memorables en esta obra y a su disco número 20 deseo que me lo toquen entero como ya hicieron con Fuck Everyone And Run (F E A R). ¿Existe alguna banda veterana de la que le pidas a gritos que te toquen todo su nuevo disco entero? Posiblemente sólo Marillion.
Empezamos una suite de tres temas basada en el consejo que te daban tus padres cuando eras niño y los problemas del mundo adulto te quedaban lejos: “sales, pero vuelves antes de que sea de noche”, y lo bordan. “The Tear in the Big Picture” es extremadamente sensible y preciosa, dotada de un coro, el piano de Mark Kelly y la extraordinaria voz de Steve Hogarth. No sólo son los Marillion de toda la vida, sino que en un momento tremendo. Y del extraordinario solo de guitarra de Rothery sólo espero que sea coreado por los fans en directo y a pleno pulmón.
Es excepcional como pasan de un tema a otro con una delicadeza extraordinaria pues mantienen el pulso en “Lost in Luxury” añadiendo las percusiones de Ian Mosley y llegando a momentos más agónicos en lo vocal. Llega la calma en «You Can Learn» para cerrar el primer tramo del disco con una clase despampanante.
Rumor de niños jugando en el inicio de uno de los temas más excepcionales de la obra: “Invencible”. Estamos ante un nuevo clásico sin lugar a dudas y un inicio de la suite “Reprogram the Gene”. La segunda parte y tercera están a la altura del inicio y cabe destacar la labor espectacular de un Steve Rothery brillante en unos solos atmosféricos, perfectamente integrados a esas atmósferas tristes y brumosas. Es un prog sin grandes individualidades y basado en un juego de equipo estelar.
Hay cortes instrumentales de enlace para llegar a momentos de brillantez como es el single “Murder Machines”. Gran línea vocal y progresión ascendente cargada de positivismo. Todo da paso al tema más extenso y trabajado, con coro de fondo: The Crow and the Nightingale”.
La siguiente suite es “Sierra Leone”, y empieza con “Chance in a Million”, fundida con “The White Sand”, con protagonismo total para teclas blancas y negras y un Hogarth que transmite sentimientos a flor de piel. Delicadeza y derroche sentimental para un cantante sumamente especial y que dedica los versos a la esclavitud infantil africana en las minas de diamantes. La mano en la producción de Michael Hunter se nota y la cohesión sónica es absoluta. Atención al final de “More than Tresure” que cierra la suite con grandes maneras.
En las letras hay mucha defensa del medioambiente y muchos homenajes a los luchadores en tiempos de pandemia: los sanitarios. Es obvio que el disco está marcado por los tristes tiempos sufridos hasta el punto que hicieron demorar esta obra varios meses. Es la temática de la suite final “Care”, la más extensa y variada de todas ellas.
“Maintenance Drugs” es oscura, con unas percusiones extrañas (bongos) y mucho protagonismo del bajo de Pete Trawavas dando mucha profundidad al corte. Curiosamente el tema evoluciona en positivo con un inspiradísimo y casi teatral Steve. Avanzan con el breve tema homónimo y en la intensa “Every Cell”, de interpretación muy sentida, pero todo eclosiona en “Angels on Earth”, con unas letras brillantes y un precioso homenaje a los sanitarios:
«Los ángeles de este mundo no están en las paredes de las iglesias, no están hechos de piedra ni de bronce, los ángeles de este mundo están trabajando mientras dormimos (…) un ángel en la Tierra bajó para llevarme a casa.»
Sirva este pequeño ejemplo para demostrar que las letras del álbum son absolutamente trabajadas e inspiradas. El corte es de lo mejor del disco y luego, tras unos segundos de espera hay otra versión del “Murder Machines” con más carga electrónica.
El disco es tan bueno como el anterior Fuck Everyone And Run (F E A R) y mezcla tristeza con retazos de optimismo de un modo ejemplar, totalmente Marillion. Es como si el grupo hubiese encontrado un filón en la forma de componer y haya mutado en algo más que fiable. No me atrevería en hablar de fórmula, pero las conexiones con la anterior obra son absolutas. Que no os sorprendan las entradas en listas en media Europa pues estamos ante un disco excepcional.
An Hour before It’s Dark es de esos discos que puedes sentarte a leer las letras para poder entrar del todo en lo trabajado al milímetro. Siguen Marillion siendo capaces de ofrecer obras capaces de ser recordadas tras tantos años de entregas notables. A pesar de ser fan sigo teniendo la espina clavada de que considero que todavía no me he abierto completamente a todo su vasto legado, pero obras como la presente te dan señales de que sucederá tarde o temprano.