¿Es posible darle al horror punk un toque de frescura, quitarle parte de su faceta más oscura, y que no pierda su esencia y siga sonando como horror punk propiamente dicho? Aunque de entrada la respuesta sería que no, los italianos Mary Mallon’s han venido para demostrarnos lo contrario. La banda ha adornado el género con retazos de surf rock o de ritmos más ramonianos (no en vano, tres de los cuatro miembros forman parte de Tarantula, tributo a Joey y compañía) para dar a luz a Geneal Disease, nueve cortes en los que encontramos una macedonia de tenebrosidad, fiesta, ironía, desenfado y, como punto de unión entre todo ello, originalidad.
«Last Supper» abre el álbum, con una letra dedicada a la cocinera que bautiza la banda, y un sonido que, ya lo he dicho, hacen que sus cimientos declaradamente oscuros adopten un carácter desenfadado y hasta festivo.
Picoteando de varias influencias hasta sonar única y personal se presenta «Radio Hell», con su punto de rock ‘n’ roll, su punto de psycho punk, su punto urbano… un compendio en el que todo tiene su lugar y su función, y en el que nada desentona.
Con unos punzantes riffs como principales protagonistas, en «A Simple Mortal Nightmare» encontramos otro delicioso collage en el que nada se ha incluido al azar, y que nos puede evocar igualmente a bandas punk, hard rock o rockabilly, sin llegar a afincarse en ninguno de los estilos.
Marcada por los ritmos de las pistas de baile de mediados del siglo pasado entra «I Love a Zombie Girl», que deriva en un rock más tranquilo pero igual de clásico, dotado de toda su personalidad por los vientos, que hacen un pequeño cameo, y las guitarras. Guitarras que se permiten adoptar un cariz ligeramente más heavy en «R. I. P.», cargada de un mensaje tan crudo como real enmarcado en unos ritmos rápidos y directos, dando como resultado uno de los mejores momentos del disco.
Vuelven a darle un aire bailable al ambiente en la gamberra «Acid Jo(e)y», que nos va arremetiendo desde distintos puntos hasta que hace acto de presencia el canónico e irresistible rock ‘n’ roll de «Mike ‘No-Head’ Cock», inspirado en la surrealista historia del Pollo Mike.
Dispuestos a que no nos enfriemos, el cuarteto ofrece un «Miss Tarantula» que, armónica mediante, vuelve a dar una vuelta de tuerca a sonidos clásicos, fusionándolos hasta hacerlos a la vez reconocibles e inclasificables.
Para redondear el álbum, la banda se pone sus galas más oscuras en «Scarecrow in Judgement», despidiéndose con cierto regusto metalero y poniendo un punto final a la altura de un listón que en ningún momento se ha tambaleado.
Dejando fluir sin miedo tanto las influencias del grupo como su experiencia en otras bandas, Mary Mallon’s ha conseguido, quizá sin proponérselo, poner sobre la mesa uno de los discos más originales y frescos con los que me he topado en lo que va de año, logrando poner un sello totalmente personal al lado oscuro del rock.