Mastodon – Remission: 20 años del despertar de la bestia

Ficha técnica

Publicado el 28 de mayo de 2002
Discográfica: Relapse Records
 
Componentes:
Brent Hinds - Voz, guitarra
Troy Sanders - Voz, bajo
Bill Kelliher - Guitarra
Brann Dailor - Batería

Temas

1. Crusher Destroyer (2:00)
2. March of the Fire Ants (4:25)
3. Where Strides the Behemoth (2:55)
4. Workhorse (3:45)
5. Ol'e Nessie (6:04)
6. Burning Man (2:46)
7. Trainwreck (7:04)
8. Trampled Under Hoof (3:00)
9. Trilobite (6:29)
10. Mother Puncher (3:48)
11. Elephant Man (8:01)

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Hace tan solo unos días, tocaba viajar dos décadas en el tiempo para celebrar el aniversario del primer trabajo de Mastodon. En la actualidad, los de Atlanta se han convertido en un referente en el mundo del metal y la música pesada, y apuntan a convertirse en miembros de la siguiente generación de clásicos. La evolución de su sonido ha acompañado este ascenso, volviéndose notablemente más accesible con los años. En los discos más actuales como Hushed and Grim (2021), Emperor of Sand (2017) u Once More ‘Round the Sun (2014), abrazan completamente las melodías y las voces limpias, mientras que el álbum que hoy nos ocupa nos lleva por caminos más oscuros.

Con una portada que rebosa dolor y desesperación, Remission combina varios estilos consiguiendo una receta única en su especie. Por una parte, el sludge más sucio y rítmico nos abrasa los oídos. Por la otra, tenemos el progresivo marca de la casa, con pasajes complejos e intrincados. Para acabar de añadirle brutalidad, las voces son íntegramente gritadas. Aún faltaba tiempo para que el batería Brann Dailor empezara a incluir su voz limpia a las grabaciones, y los demás miembros, que ahora tienen una técnica vocal envidiable, todavía no la habían desarrollado.

La masacre empieza con «Crusher Destroyer» que entra con un bajo arrollador, una serie de riffs descomunales y una batería completamente enloquecida. Ni siquiera llega a los dos minutos de duración, pero realmente consiguen volarte la tapa de los sesos desde la primera pista. Como curiosidad, el rugido del inicio es del T-rex de Jurassic Park. «March of the Fire Ants» es seguramente el tema más conocido de este Remission, ya que apareció como single y es de los más completos. Con un ritmo más pausado, nos van llevando por sus diferentes secciones. La parte puramente progresiva desde la mitad hasta el final es magnífica.

Un punteo siniestro abre «Where Strides the Behemoth», y la bomba de graves vuelve a golpearnos. La mayoría de canciones del disco están afinadas en drop A, mucho más abajo de lo convencional, y más hace 20 años. En «Workhorse» siguen las voces espeluznantes de Brent Hinds mientras los ritmos varían constantemente, haciendo la escucha muy entretenida. En este disco también hay un par de cortes más tranquilos, por decir algo. «Ol’e Nessie» llega con una primera mitad donde una guitarra más suave lleva la batuta, pero el loco de Brann Dailor no puede resistirse a repartir sus icónicos redobles por izquierda y derecha. No es de extrañar que Dailor se haya convertido en uno de los baterías más respetados e idolatrados, en todas las canciones se sale.

Una de mis favoritas es «Burning Man», con riffs igual de brutales que memorables y una intensidad sobrehumana. Algunos cortes, como este, van al grano, pero también tenemos canciones largas, como «Trainwreck». Con partes que mezclan el stoner con la oscuridad más absoluta y unas voces atormentadas que suenan algo diferentes a las del resto del álbum, nos siguen martilleando contundentemente. Y qué decir de «Trampled Under Hoof». Suena como si todos los vagones de un tren de mercancías estuvieran descarrilando. Tremendo.

La verdad es que nunca me había fijado en las letras de estas canciones, y todas son muy abstractas, cosa que queda bien con esta música. Seguro que cada persona puede derivar significados distintos para cada una de ellas.

Entramos en la recta final con «Trilobite», donde se vuelven a mezclar partes relajadas, con guitarras menos distorsionadas, con la brusquedad sludge que venimos escuchando. En pocas ocasiones podemos escuchar alguna de estas pistas en directo si vamos a un concierto de Mastodon. Con la larga discografía que ya tienen, queda poco espacio para temas como «March of the Fire Ants», que cae de vez en cuando con un poco de suerte. Sin embargo,  siempre hay una excepción a la regla, y en este caso es «Mother Puncher». Por algún motivo, es bastante habitual que la incluyan en sus setlists actuales. Es bastante completa, tiene riffs pegadizos y su cadencia sin duda favorece al directo. Además, con esas secciones guitarreras tan frenéticas, seguro que es divertida de tocar para ellos.

Esto finaliza con «Elephant Man», una instrumental larga, de esas que no pueden faltar en un discazo de metal. Es la única que no tiene una distorsión fuerte en ningún momento, aunque conserva todos los toques distintivos de la música del grupo. Un brillante solo de guitarra se va apagando, hasta quedar en silencio total, y si esperamos un poco se oye un fuerte ruido de viento y/o lluvia distorsionado durante minuto y medio. ¿Para qué? Quién lo sabe… ¿Será alguna especia de mensaje subliminal? No lo creo. Pero al menos es una forma original de cerrar el disco, eso sí.

Es normal que, con trabajos como este, haya gente que eche de menos esta época inicial de Mastodon. Por algo una obra de esta magnitud no pasó desapercibida en su momento. Pero realmente, aún se pueden encontrar muchos elementos de Remission en su música actual. La evolución de su sonido se entiende y ha sido paulatina. Aunque hayan derivado a sonidos más comerciales, no han perdido nunca la esencia que les hace sonar como solamente ellos saben.

Aleix Besolí
Sobre Aleix Besolí 426 Artículos
Hey, has llegado al final del artículo, ¡gracias! Me metí en esto del metal a los 14 años, y de concierto en concierto he ido descubriendo las bandas nacionales e internacionales que forman parte de este mundillo. Ahora aporto mi grano de arena a Science of Noise contando lo que pasa en los eventos de la zona y algunas novedades discográficas. También toco la guitarra y el bajo en algunos grupos de la escena local. Tengo los huevos pelaos de tocar en el Ceferino.