MaYan, el proyecto paralelo de Mark Jansen, compositor, cantante, guitarrista y líder de la banda Epica, ha sacado su tercer álbum. Dhyana (2018) es una continuación, a la vez que evolución de su anterior LP Antagonise (2014). No nos engañaremos, la esencia de Epica está muy pero que muy presente, aunque no podríamos decir que es una burda copia. De acuerdo que son el mismo estilo de metal sinfónico con death melódico y progresivo. Pero para quien sea un seguidor de los de Simone Simons y compañía, MaYan le será más acorde a los Epica de hace diez años, pero más exagerado en todas sus formas.
No sé en que momento Mark Jansen, vio que necesitaba crear otro grupo para dar rienda suelta a su estilo musical que ya estaba lleno de cambios, altibajos progresivos, crudeza death y melódicas secciones. Junto con el guitarra Frank Schiphorst (ex Symmetry) y el teclista Jack Driessen (ex After Forever y compañero de Mark en dicho grupo) se embarcaron en este proyecto que con el tiempo se ha convertido en una banda “hecha y derecha”. Es curioso que la formación paralela MaYan se fundara justo antes de que Epica comenzara a sacar trabajos más “asequibles”, más sinfónicos y un poco menos progresivos y agresivos. Como fan acérrimo que soy de Epica, debo comentar que sus dos últimos trabajos, pues que os diré, no me llenan y ya cuando escuché por primera vez The Quantum Enigma (2014) ya me imaginé que a partir de ese trabajo los tiros irían aún más hacia lo que he comentado, (y no me equivoqué) melodías más asequibles y pegadizas, todo más orquestal y épico (valga la redundancia).
Así pues, los que, como yo, necesiten oír el sonido de Epica de antaño, con MaYan lo encontraran, pero magnificado a la enésima esencia y potencia. Se nota que no está tan estructurado tanto por secciones, ya que con el tiempo los primeros se habían vuelto un poco predecibles y podías intuir donde y cuando te harían los cambios de tempo. También te encontrarás con muchos más matices, en general son más pesados y agresivos, pero los momentos calmados también están.
También os tengo que decir que la grabación de este trabajo ha sido diferente respecto a lo típico de grabar las secciones instrumentales por separado, sino que ha sido a la antigua usanza, vamos. Tanto la orquesta, ni más ni menos que la famosísima Filarmónica de la Ciudad de Praga, como MaYan, grabaron este Dhyana todo al mismo tiempo, todos a la vez vaya. Un dato curioso pero que a nivel musical y de componentes tiene que ser muy gratificante, aunque cada vez que se cometa un error, no sé yo…
Dejémonos ya de palabrería y vayamos a analizar este fabuloso disco cuál psicólogo argentino, o mejor dicho cuál psicólogo holandés, en referencia, para quien no lo sepa, a Mark Jansen, ya que tiene un doctorado en esta especialidad…curioso, ¿verdad? Más que nada porque su música con toques progresivos se podría comparar a los estados emocionales de una persona, o esos cambios entre guturales y ritmos death con los momentos más dulces y “azucarados” de orquesta sinfónica y voz de mezzo-soprano, también podrían hacer referencia a la conducta humana y a la ambigua separación entre lo que está bien y lo que está mal. O quizá son todo pajas mentales mías, ¿sabéis qué? La próxima vez que tengamos la oportunidad se lo tendremos que preguntar. Sí que puedo decir que a nivel de letras se trata sobre los pensamientos, el egoísmo y encontrarse uno mismo. Psico-análisis de uno mismo, vamos.
Por fin, ahora de verdad empezamos con el primer tema “The Rhythm of Freedom” donde se nos aparece una intro orquestal en forma de intriga para pasar a death agresivo combinándose con los instrumentos de aire y viento. Y comienza la acción con acción directa, riffs poderosos y pegadizos, apareciendo la voz de Henning Basse que le da un toque más power con su timbre y por ende combinado con el pack sonoro general, le da un toque épico. A falta de poco más de dos minutos nos alegran los oídos con un solaco perfecto y una parte lenta donde también aparecen Laura Macri y Marcela Bovio. “Tornado of Thougts (I Don’t Think Therefore I Am)” tema de va al galope con un ritmo bastante frenético, con partes otra vez combinadas entre George Oosthoek y las voces femeninas y con los típicos breaks progresivos que nos tiene acostumbrado los holandeses. “Saints Don’t Die” comienza cuál ópera para continuar con un sinfín de tema power, progresivo, death, épico, todo junto, bien mezclado y agitado.
Continuamos con “Dhyana”, donde Laura Macri y Marcela Bovio nos ofrecen un tema acústico preciosista. “Rebirth from Despair” pasa a un ritmo de medio tiempo pero muy pesado y asfixiante, rozando el black, para de vez en cuando con tanta tralla, hacer los típicos “kit kat” en forma de voz femenina y melodías que te llegan. Sí, típicos cambios Epica. En “The Power Process” tenemos otra vez la orquesta pero esta vez la voz femenina es la protagonista, y por ende el tema en sí es más lento y comercial. Con “The Illusory Self” es otra canción a que recuerda a Epica en estado puro. Para quién sea un fan de ellos se habrá dado cuenta (espero) que en prácticamente todos sus trabajos, en la mitad del disco te meten el tema más largo y con exactamente todo lo que te pueden ofrecer en todos los aspectos. Y cuando digo todos son TODOS.
Seguimos con “Satori”, tema exquisito, épico y “operístico” a más no poder. En “Maya (The Veil of Desilusion)” canción de intro rimbombante predominantemente death. Llegamos a la penúltima “The Flaming Rage of God” otro tema poderoso y épico con intercambios de voces y tralla instrumental conjuntada a la perfección con la orquesta. Y acabamos con “Set Me Free” otra canción similar a “The Illusory Self” más corta, pero donde nos presentan bastante de su repertorio artístico e innombrables cambios.
Sin ningún tipo de duda este Dhyana es el mejor álbum hasta la fecha de MaYan. Como bien dice la dicha, a la tercera va la vencida. Tampoco diré que los dos anteriores eran malos, pero con este han dado un plus que lo hace sobresaliente. Este death metal sinfónico con toques progresivos, me gusta. Muy marcado en sus contrapuntos, cuando tiene sus momentos agresivos, es crudo, cortante y directo, por contrapartida cuando está en modo “ópera” todo es dulzura, armonía y melodía. El “Ying y el Yang” hecho música.
Creo que en mi vida he escuchado a un grupo con tantos vocalistas diferentes en un mismo trabajo y esto, aunque puede marear un poco al comienzo, le da -aún- más matices. Todo el trabajo es perfecto y sublime, pero en mi humilde opinión tiene “dos peros” que por desgracia no tienen nada que ver con él: el primero y el que cuesta más de quitarse de la cabeza, ya no es la sombra alargadísima de Epica, sino la no presencia de Simone Simons. Y segundo, es un estilo que a mi y a mucha gente fascinó hace ya como 15 o 20 años (por Darrell como pasa el tiempo) y The Divine Conspiracy (2007) fue la culminación de muchos elementos y el álbum que, para mí, encumbró a Epica como trending topic de este estilo. Pero han pasado los años y el género ha perdido un poco de frescura. Todo esto hace que no mires, o mejor dicho escuches a MaYan y su Dhyana (2018) como es debido y como se merece, un álbum top.
MaYan ha hecho un grandísimo trabajo. La lástima es que son caros de ver al tener prácticamente todos los componentes grupos paralelos. Por lo que sabemos Epica se toma un “año sabático” en 2019, o sea que por parte de Mark Jansen lo tenemos hecho. Estaría bien poder disfrutar, en breve, de un directo suyo en nuestras tierras y poder maravillarnos con su música y uno de los “compositores referencia” de la actualidad, con la libertad artística total que le da MaYan.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.