Puede que el mundo en 2001 necesitase héroes, pero Megadeth necesitaba inspiración y una orientación definida, o si más no… algo diferente a Risk. La cosa iba de capa caída y habían abandonado la formación pesos pesados de la talla de Marty Friedman y Nick Menza. Con ello terminaba la época dorada pues también se terminaban los años con el sello de toda la vida Capitol Records. Se quedaban al mando Dave Mustaine y su inseparable David Ellefson, que con el tiempo fue visto como alguien que tampoco era imprescindible. Error… Mustaine lo volvió a recuperar viendo que siempre fue imprescindible.
A pesar de que para mucha gente ya entramos en la etapa de intrascendencia, discos soporíferos, refritos y demás, soy de los que puede defender este disco, y lo hago con convencimiento. Para mi es el último “buen” disco de Megadeth. Habían fichado a Al Pitrelli de Savatage y a Jimmy DeGrasso de Alice Cooper, ambos excelentes músicos, y la suerte hizo que pudiese llegar a entrevistar a Mustaine y a Pitrelli en aquella época junto a Sergi Ramos. Fue la entrevista más incómoda de mi vida… También tuve la suerte de poderles ver ese año varias veces en directo, y os puedo asegurar que aquella formación de Megadeth mantenía bien el tipo y llegaba a enamorar en directo.
Recordemos que el grupo venía de perder mucha credibilidad con Risk y tras una gira en la que optaron por telonear a Iron Maiden así apaciguando un poco la ostia que podía ser una gira defendiendo ese arriesgado artefacto (yo lo amo…). The World Needs a Hero es un disco con curiosidades como que es el más largo de todos los que grabado, y gran culpa de ello lo tiene esa canción final que se eleva a más de nueve minutos: “When”. El disco es un intento de recuperar el pulso a base de guiños al pasado y queriendo mantener la vena comercial. Es un intentar contentar a todos los fans, y bueno… todo queda un poco en tierra de nadie por mucho que haya algunos temas que merezcan, y mucho, la pena.
El disco
De entre todo el material que hay en esta obra, algo irregular, destaca especialmente “Dread and the Fugitive Mind” que se inspira fuertemente en el “Sweating Bullets”, una de sus más grandes composiciones de toda la vida. Lo bueno del caso es que el tema está a la altura y posee los suficientes elementos para desligarse de la original. Es un corte que ya salió cuando el grupo editó un año antes ese recopilatorio titulado Capitol Punishment, un disco de grandes éxitos con dos cortes nuevos que de verdad mantenían la calidad de forma absoluta. Una era esta y la otra “Kill the King”, con un gran estribillo y todo el sabor clásico de la banda.
Pero no todos los remakes podían funcionar y aquí se incluye una de las canciones más innecesarias de la trayectoria del combo estadounidense: “Return to the Hangar”. Es una especie de autoversión, que obviamente gustará a todo fan, pero no deja de ser un refrito y una vuelta de tuerca a lo que ya han mostrado. De todas formas, en la gira unían el “Hangar 18” con el “Return to the Hangar” y las separaban con ese pasaje con trompeta (¡!!!) que es “Silent Scorn”.
Pero el disco tiene buenas canciones por mucho que la misma banda lo haya relegado al ostracismo. Solo hay dos obras que a nivel de directo tengan menos presencia, y ojo, son dos ladrillos importantes: Risk y Super Collider. De buenas a primeras tenemos a “Disconnet”, la que abre el disco, y que no ha llegado ni a ser tocada en directo. Cuando el tema que da inicio a los festejos no te sirve ni para un concierto es que la confianza es nula en lo que estás haciendo. Es entretenido muy accesible, con momentos para el bajo de Ellefson y un solo a lo “She Wolf” que tampoco termina de enamorar como aquella. La brújula también apunta al “Angry Again”, pero no consigue ese nivel.
En lo personal os diré que el mejor tema del disco (a mi juicio) es “1000 Times Goodbye”, explorando las relaciones complicadas entre personas. Hay aquí unas ganas evidentes de situarse en el Countdown to Extinction (1992) si bien suenan mucho más accesibles. Las timbalas de Jimmy lucen y Dave inicia el corte al puro estilo Megadeth de toda la vida. El estribillo es muy bueno, el mejor del disco, pero termina entrando en territorio Cryptic Writings.
El single claro y comercialillo es “Moto Psycho”, otro de los grandes aciertos, pero claro, era más rockera que thrash y quedaba un poco lejos de lo que se esperaba del grupo. Incluso seguía llevando cierto deje del Risk por mucho que el riff y la línea vocal y estribillo funcionen. Es como excesivamente facilona, especialmente para Megadeth. Otra alegría contenida es la oscura “Burning Bridges” que combina el estilo de sus primeros discos con un estribillo muy de la era Cryptic Writings. Vuelve el riff marcado y Pitrelli y Mustaine juegan a meter los bellos detalles de lo que ha venido siendo Megadeth hasta la fecha, incluso doblando esos riffs y solos.
Sorprenden en “Promises” por todos los elementos orquestales en una de las grandes baladas del grupo, buscando, sin demasiado éxito tampoco, ese “A Tout Le Monde” para el disco. Funciona a medias y lo hace con clase y valentía. Pero toca reivindicar y lucir a DeGrasso y qué mejor que la cambiante “Recipe for Hate… Warhorse”, con partes narradas y arrebatos speedicos. De todas formas, y junto a “Losing My Senses”, considero que es de lo más obviable del disco si exceptuamos el final, claro…
Termina todo con un “When” que me parece una especie de artefacto sin sentido que termina con un tramo importante sonando al “Am I Evil” de Diamond Head a-la-Mustaine. Gran intro, larga outro, y poco que destacar. Finalmente queda destacar esa píldora efectiva y bastante inspirada que es “The World Needs a Hero”, de pegadizo estribillo y todo el sabor Megadeth. Aquí la base rítmica se luce, pero, y es una constante en la obra, hay voces sampleadas metidas constantemente que un poco hacen que el disco envejezca mal.
Veredicto
Personalmente le tengo muchísimo cariño a esta obra y me sigue pareciendo el último “buen” disco de Megadeth. Lo que han hecho posteriormente me ha interesado bien poco aparte de alguna canción suelta y poco más. Posiblemente la huida de Ellefson fue algo que nunca podía permitirse Mustaine. Defendieron en directo el disco y la formación, pero todo hacía presagiar que el naufragio que empezó en Risk iba a continuar. Esa gran portada con Vic Rattlehead saliendo del cuerpo de Dave Mustaine y ese logo clásico creo que daban muchas pistas en lo visual que había un retorno, por mucho que nos dejaba a medias.