Así es, en una noche en la que las cuatro jóvenes bandas que conformaban el cartel (Keep Thinking, Astray Valley, Born in Exile y Megara) pedían a gritos un pequeño hueco en este difícil mundo de la música actual, los madrileños fueron a todas luces, como ya se intuía, los claros triunfadores de la velada, cuajando desde mi punto de vista una actuación que rayó la perfección.
Organizado por Eclipse Group y RSS Promo, la principal excusa para asistir a esta espectacular noche era, como no, la de presenciar en directo la previsiblemente espectacular presentación del nuevo y segundo disco de Kenzy & Cia., Aquí Todos Estamos Locos (2018). Y ciertamente fue así, toda la enorme e impactante publicidad que se invirtió en su promoción estuvo más que justificada y las inmensas expectativas creadas en base a la fantástica idea de denominar al peculiar y nuevo universo Megara como de “Pais de las Maravillas”, fueron total y completamente saciadas.
Después de celebrar Megara lo que se hizo llamar “Tea Party”, una íntima reunión de la banda con sus más acérrimos fans que resultó un éxito rotundo, se abrían a las 18:50 las puertas para el ingreso del resto del público a la resultona sala Razzmatazz 2 de la Ciudad Condal.
Keep Thinking
Tras algún que otro problema con el equipo que hizo retrasar su salida, había llegado la hora para ver en escena a Keep Thinking, joven formación afincada en la población barcelonesa de Sabadell. Su corta actuación se vio demasiado lastrada por una pobre e insuficiente iluminación y por un triste e inadecuado sonido, al menos en las posiciones más cercanas al escenario.
Aunque opino que aún les queda un largo camino por recorrer, la banda se formó en el año 2015, estoy más que seguro que su show, salvando los hándicaps expuestos anteriormente, hubiera mejorado muchos enteros. Esperemos verles en mejores circunstancias.
Astray Valley
Los segundos en saltar sobre las tablas del escenario fue la también joven banda Astray Valley. Liderados claramente por la feroz Clau Violette a la voz, un auténtico torbellino escénico, la formación creada en el año 2014 en la ciudad de Barcelona se completa con Joan Aneris y Àdri Funérailles en las guitarras, Jorge Romero al bajo (que no pudo estar junto a sus compañeros) y Unai Splinters a la batería.
Sonido y luces mejoraron ostensiblemente haciendo que Astray Valley brillara con mucha más intensidad que sus predecesores, pero todavía quedaba un arduo trabajo por realizar en lo que respecta a esos dos aspectos. La banda se mostró cohesionada en todo momento, las melodías y el trabajo de las dos guitarras sonaron mucho más fluidos y, teniendo en cuenta la notable presencia de Clau con su voz gutural al frente de la banda, quedó claro que nos encontrábamos ante un grupo con un prometedor futuro dentro de lo que ellos etiquetan como Modern Metal.
Born in Exile
Después de acondicionar el equipo a sus necesidades, para las tres primeras formaciones había sido común o compartido, le tocó el turno a Born in Exile.
También de Barcelona pero algo más veteranos que los dos primeros grupos, se formaron en el año 2012 y ya tienen una obra editada en el mercado (Drizzle of Cosmos del 2017), practican lo que se ha venido llamando o conocemos como metal progesivo.
Con una espectacular Kris Vega como frontwoman, el resto de músicos que completan a Born in Exile son Ramiro Alva y Carlos Castillo a las guitarras, Juanma Ávila a los parches y Lucas Comuñas al bajo.
Desde la primera nota pudimos percatarnos de que las composiciones y el “savoir faire” de la banda en directo, así como el rendimiento de los equipos de luminotecnia y sonido, habían sufrido un severo cambio, afortunadamente para bien. Kris, atractiva mezcla de sutilidad, potencia y versatilidad, domina a la perfección una destacada puesta en escena en la cual destaca especialmente la colaboración más que activa de su compañero Carlos Castillo.
Un salto cualitativo importante que, con un setlist con algo más de minutaje, reflejó bien a las claras que con trabajo, constancia y cualidades se obtienen premios como haber tocado en la última edición del afamado Rock Fest o quedar en primer lugar en el Devilfest también del 2018. De promesas a toda una realidad.
Megara
Y, por fin, después de retirar el equipo de los tres grupos invitados, era la hora de Megara. Como ya he comentado al principio, era mi primera vez viendo a la banda en directo pero tenía bastante claro que, como rezaba la promoción de organizadores y grupo y a pesar de unos horarios un tanto madrugadores, no había que perder la oportunidad de disfrutar de cerca de su nuevo montaje para esta incipiente gira.
Parecía atractivo sumergirse por unas horas en ese particular “Mundo Megara” y comprobar si estamos realmente locos adentrándonos en su muy “sui géneris” interpretación de “Alicia en el País de las Maravillas”, el clásico de Lewis Carroll.
La todo-terreno Kenzy a la voz, Robert a la guitarra, voz y coros, Pablo al bajo y Pol DQ a las baquetas han logrado crear, con su “Fucksia Rock” y gracias a una admirable y desbordada imaginación, una realidad paralela en la cual parecen encontrarse tremendamente cómodos toda la horda de fieles seguidores que han logrado acumular durante todos sus años de actividad.
Con un original escenario y con toda la fuerza del mundo saltó a escena la original formación de Madrid con un público, desde mi punto de vista excesivamente joven, muy chillón pero sumiso y entregado de antemano y una cantidad de fotógrafos y prensa que ya quisieran para sí muchas de las bandas en teoría consagradas. Ahora sí que funcionaban a toda máquina la iluminación y el sonido de la sala.
Qué injusticia, siempre me ha parecido absurda esa cruel discriminación que sufren todos los grupos invitados en los conciertos, creo que cuando pagas el importe de una entrada es para disfrutar de todos los que participan en el evento. Pero es lo que siempre ha sucedido, sucede y, por desgracia, seguirá sucediendo.
Con el devenir del concierto y mientras podíamos disfrutar de esa extraña faceta bipolar de la banda y su original mezcla de connotaciones siniestras y frikis, fueron sucediéndose las tan anunciadas sorpresas preparadas para la ocasión. En primer lugar aparecieron para deleite del respetable una especie de seres alienígenas armados y unas cuantas canciones después algo parecido a dos ténebres y sexis sacerdotisas acompañando a una Kenzy encadenada y luchando por su libertad. El público estaba muy satisfecho pero había algo que parecía no estar agradándole a Kenzy.
De improviso y con un gesto de rabia y desaprobación por, en su opinión, la falta de entusiasmo y colaboración de los asistentes, la vocalista bajó a la pista para cantar junto a estos en un intento de avivar los decaídos ánimos. Y la verdad es que su valiente gesto tuvo su recompensa.
A partir de ese instante y también propiciado por el “in crescendo” del setlist, el ambiente pareció irse calentando hasta llegar a la pausa que daría paso a su tercera sorpresa. Junto a la mesa de mezclas, ruego perdonen mi ignorancia, apareció un peculiar personaje que cruzó toda la pista para acabar subiendo al escenario donde en un muy logrado decorado se vivió el final de fiesta dando vida y reinterpretando el famoso cuento de Alicia inspirador de todo el show.
No cabe duda que Megara en la actualidad son una formación con un séquito de jóvenes y fieles seguidores totalmente entregados y afines a su particular universo, tendremos que ver si en el futuro tienen la capacidad para conservar a estos y logran ampliar registros para captar nuevos adeptos a su singular filosofía.
Esperemos que sí, parecen tener las cosas muy claras e imaginación no les falta. Enhorabuena, esta fugaz aventura ha sido altamente gratificante y ha servido para demostrar que, como nos temíamos, sí, estamos completamente locos!