Meshuggah – Destroy Erase Improve: 25 años desde que fuimos destruidos, borrados y mejorados

Ficha técnica

Publicado el 12 de mayo de 1995
Discográfica: Nuclear Blast
 
Componentes:
Jens Kidman - Voz
Fredrik Thordendal - Guitarra, sintetizadores
Mårten Hagström - Guitarra
Peter Nordin - Bajo
Tomas Haake - Batería, voz hablada

Temas

1. Future Breed Machine (5:48)
2. Beneath (5:07)
3. Soul Burn (5:17)
4. Transfixion (3:33)
5. Vanished (5:04)
6. Acrid Placidity (3:15)
7. Inside What's Within Behind (4:30)
8. Terminal Illusions (3:47)
9. Suffer in Truth (4:19)
10. Sublevels (5:14)

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Meshuggah es un grupo especial que o bien lo amas o lo odias, aunque supongo que habrá gente dentro de un término medio. De lo que si estoy seguro es que no se trata de una banda que haga una música de fácil escucha o de digestión ligera ya que hay que entrenar el oído para poder apreciarlos en su máximo esplendor. También tengo que confesar que tardé en descubrirlos o más bien de atreverme a entrar en su mundo. Algunos colegas me hablaban de ellos y me hacía gracia el nombre pero siempre te decían que cuidado, que no son el típico grupo de thrash o death al uso pero que su propuesta es más que interesante y posiblemente avanzada a su época (como otros tantos).

Mi experiencia con ellos empezó a lo grande ya que fue Nothing (2002) lo primero que escuché. No sé si ya habré explicado esta vivencia con anterioridad pero allá voy. En esos años casi cada semana me pasaba por la calle Tallers de Barcelona y me compraba algún que otro disco o bien por referencias o simplemente me arriesgaba ya fuese por la portada o vete a saber. Me dirigí a Revolver y estuve dando una vuelta por la sección de metal extremo. Me llamó la atención este disco, el último que habían sacado Meshuggah y me suena que me compré otro pero no lo recuerdo, posiblemente ya no forma parte de mi colección.

Llevaba conmigo mi discman para así no tener que esperar a llegar a casa para escucharlo y justo cuando entré en el metro le quité el precinto y le di al play. Tened en cuenta que no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar y mi cara de asombro fue tremenda. No «arrancaban» nunca y se mantenían en una sincopa perpetua, algo para lo que mis neuronas no estaban todavía preparadas. Y más me sorprendió el hecho de desplegar el libreto y encontrarme con la nada, si si, ni una mísera letra, NADA. Bueno, por algo el disco se llama Nothing. No os podéis imaginar la de vueltas que le llegué a dar para que me entrara y un día mi cerebro hizo click y, ¡ay amigos! me volvieron loco. Y así, poco a poco, me fui haciendo con todos sus discos.

El día que me compré Destroy Erase Improve fue un cambio radical ya que este disco marca un antes y un después en su evolución hacia lo que practican en la actualidad. Vamos, que allí había djent pero ni ellos sabían que lo hacían (se acuñó más tarde, creo que cuando salió Nothing o un poco antes, quien sabe). Y es que se trata de un disco muy completo con unas composiciones insuperables, un mix entre thrash metal y groove metal moderno no muy habitual por aquel entonces.

Todas y cada una de las canciones que lo conforman son espectaculares y la colección de riffs y ritmos que nos ofrecen aún hoy día siguen influenciando a un montón de chavales para coger un instrumento y ponerse a componer locuras. Pero venga, menos preámbulos y vayamos a lo importante: las canciones de Destroy Erase Improve.

Este trabajo no podría tener mejor carta de presentación con «Future Breed Machine», una pieza que raro es el concierto en el que no la interpretan, todo un estandarte y aunque ellos estén algo cansados de ella nosotros jamás lo estaremos. Su introducción con tintes industriales y esas notas disonantes de guitarra son reconocibles a años luz y cuando entran todos con ese ritmo entrecortado nuestras cervicales lo saben y nos suplican que nos apiademos de ellas.

Se notan todavía las influencias thrash de su primer disco, un trabajo que siempre me ha sonado como a unos Metallica pero con anabolizantes y pasados de vueltas. En esta canción los riffs parece que van por un lado, la batería por otro y el cantante también a su bola pero nada más lejos de la realidad. Son los amos de las sincopas y cuando llega el momento del «estribillo» con Destroy Erase Improve gritados con rabia, es sublime. Pero más maravillosa es la parte acústica con ese solo tan Alan Holdsworth. Tras este pasaje nos adentramos de lleno en una parte tribal con un ritmo muy marcado para desembocar a un solo de auténtica locura. Más contundencia, coros thrashers y visiones del futuro por todos lados.

«Beneath» se nos presenta con una introducción muy jazz y vuelven los elementos industriales. Siempre que escucho Meshuggah me vienen a la cabeza imágenes de edificios futuristas en un distópico mundo habitado por cyborgs y es que cuando meten esos solos tan espaciales encima de sus ritmos característicos es casi inevitable (por lo menos para mi). Otro aspecto que me flipa de ellos es Jens Kidman, un cantante que no goza de muchos registros pero sabe muy bien como encajar las curiosas y extrañas letras escritas en su gran mayoría por Tomas Haake. También me encanta que el bajo esté tan presente. El final de este corte es una total paranoia.

Llegamos al tercer corte y uno de mis preferidos junto a la primera. «Soul Burn» tiene un inicio con un ritmazo acojonante rompiendo las reglas de lo establecido a su antojo, desmontando cada riff sin pudor. Esos detalles de batería marcando el tempo de la canción son algo que siempre me han llamado mucho la atención junto a la oscuridad que emanan a cada segundo. De nuevo el gran Thordendal nos ofrece un solo impresionante en el que las disonancias son protagonistas y los coros del resto contestando a Kidman son un festival de groove y thrash.

Menuda vacilada se pegan con «Transfixion», un corte mucho más rápido con unos cambios tremendos. Digo que tengo una preferida pero a la que avanza el disco me enamoro de nuevo de cada una de ellas, jajajaja, no tengo remedio con esta gente, los amo. Y bien, la vacilada continua con la genial «Vanished», rompiendo de nuevo las reglas. Con poco saben sacar mucho jugo y te parten el cerebro sin esfuerzo. Y no querría pasar por alto el sonidazo que tiene el disco gracias al buen trabajo de Daniel Bergstrand, dueño de los Dugout Production Studios y que ha grabado a grupos como Behemtoh, Darkane, Lost Souls, Scarve, etc. y también del infalible Peter In the Betou encargado de la masterización.

Melancólicos, pausados y atmosféricos, así es como se nos muestran en «Acid Placidity», un corte instrumental que sirve de descanso y puente para encarar la segunda mitad del disco. Jazz fusion con ese punto marca de la casa y un extraño final. Fascinante.

Sin avisar nos atacan de nuevo con ritmos variopintos y guitarras machaconas en una canción algo rara en la que podemos escuchar la voz de Haake hablando mientras Kidman grita con toda su potencia. Vaya genios estos locuelos y es que es inevitable mover todo el cuerpo al son de sus tonadillas. Aquí se calman un poco, todo hay que decirlo, y vuelven con una batería más comedida para finalizar la canción.

Nos volvemos a encontrar dentro de un mundo industrializado, un lugar inhóspito y lleno de incertidumbre para terminar totalmente enloquecidos. Martillean nuestras neuronas sin compasión en «Terminal Illusions» y aunque el disco tiene 25 años las letras siguen de viva actualidad, aquí un ejemplo:

There’s no god
Life is a trap
Unlock your mind
Trust in yourself

Detectamos influencias de grupos como Ministry, Prong, Nailbomb, o sea, metal industrial del bueno que ellos llevaron a otro nivel. Estas influencias se ven acrecentadas en «Suffer in Truth», otro clásico inmediato, una pieza que se te marca a fuego en el cerebro. Por cierto, menuda locuacidad y perfecta vocalización que se gasta el amigo Kidman.

Y llegamos al final con «Sublevels», una misteriosa canción que queda de perlas para cerrar esta obra maestra, un disco que para muchos es el mejor de su carrera pero como yo adoro todos y cada uno de sus trabajos no puedo elegir, aunque siempre será uno de mis favoritos, sin duda. Me gustaría también hablar de la portada que aunque sencilla es perfecta para ilustrar a la perfección el título. A veces es bueno destruirse a uno mismo, borrarse del mapa y volver mejorado en todos los aspectos, pero esperemos que no sea con implantes de cyborg que nos den poderes y fuerza bruta, esto sería nuestro fin.

Robert Garcia
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Death, thrash, djent, dark, progresivo, doom, black, experimental, jazz, clásica, electrónica... La música me mantiene vivo, es una droga que da sentido a este extraño sueño llamado vida. Músico autodidacta, guitarrista, cantante y enfermo de escuchar y escuchar música sin parar.