72 Seasons (2023). Ya lo tenemos aquí.
El lanzamiento de un nuevo álbum de Metallica es en sí mismo un acontecimiento que es capaz de parar la vida de muchxs de nosotrxs. Además, siempre es un acontecimiento no carente de polémica. Nunca hay consenso ni acuerdo en si es un buen disco, un mal disco, que si es lo mejor desde el Black Album (1991), que si la batería suena a tambor de hojalata, que si las canciones son demasiado largas, que si el bajo no se oye… Y así en bucle hasta que los Cuatro jinetes de negro decidan dejarlo… La controversia ha sido un elemento inherente a la vida de Metallica.
Han sido tiempos oscuros para el alma mater y líder natural de la banda; sí, lo siento Lars. James Hetfield, siempre duro e imperturbable, ha atravesado diversas crisis, no estando en su mejor momento en los últimos años. Lo que me ha llevado durante los últimos 20 años a no dar un duro por la continuidad de la banda, siendo 72 Seasons una especie de terapia para intentar curar sus miedos y traumas.
Metallica es una gran empresa. La maquinaria se pone en marcha de manera calculada al milímetro el 28 de noviembre, día en el que se lanzó “Lux Æterna”. Cuatro singles han precedido el lanzamiento de 72 Seasons (con sus respectivos videoclips), anuncio de gira para 2024, residencia en el Jimmy Kimmel Show! justo la semana de publicación, visita al programa de radio de Howard Stern, fiestas de escucha del disco en cines de todo el mundo el día antes que salga 72 Seasons… Metallica es una máquina engrasada de negocios. No hay ni un pequeño detalle que se escape.
Y así llegamos al anhelado 14 de abril de 2023. Ya tenemos en nuestros oídos el álbum número 11 de la banda. Con sus virtudes y defectos, son los de siempre en la banda de metal más grande del planeta Tierra. Eso sí, desde Hardwired… to Self-Destruct (2016) han encontrado en Greg Fidelman la persona que mejor les puede hacer sonar. El sonido es impoluto, agresivo en su justa medida, con los instrumentos en su lugar y un James que canta como nunca en registros mucho más agudos que antaño.
72 Seasons es un álbum que habla de las 72 estaciones que vives en tus primeros 18 años de vida. Y aquí es donde Hetfield intenta curar heridas, realizar auto-terapia y espantar fantasmas. Su voz suena suelta, cómoda y confiada. Es un gusto escucharlo así. A su vez, musicalmente, la banda suena compacta, parece que Lars admite sus limitaciones a la batería, y no intenta virguerías absurdas. Trujillo se le ve más participativo y adquiriendo un papel un poco más relevante -el bajo se escucha, siempre en un segundo plano, eso sí- y Kirk… bueno… Kirk sigue a lo suyo, wha-wha y algún solo francamente inspirado -vaya usted directo a la última pista del álbum, “Inamorata”, más concretamente a su parte final-.
Composición de lugar: Los miembros de Metallica rozan los 60 años (Hammett ya los tiene). Más de 40 años de carrera. 11 discos. Incontables giras y bolos. ¿Qué coño tienen qué demostrar? ¿A quién le importa? A estas alturas, que aun quieran publicar algo -que no les haría falta- es una buena noticia. Como decía unas líneas más arriba, 72 Seasons tiene virtudes y defectos, nada sorprendente a estas alturas de la película desde la época de Load (1996) y Reload (1997).
Las canciones son demasiado largas y el disco también. Como siempre, a las canciones les sobra minutaje y se alargan innecesariamente. Al disco le sobran, a ojo, tres o cuatro temas. Pero esto es Metallica, y de un tiempo a esta parte, es marca de la casa. O lo tomas o lo dejas. Hay una cosa que me desquicia de los últimos Metallica… y es esa necesidad de conectar riffs que podrían ser canciones independientes, y alargar los temas innecesariamente, véase en “Shadows Follow”, la fallida “You Must Burn!” o “Sleepwalk Away”, que con mucho menos minutaje hubiera quedado mucho más redonda.
En las virtudes. Se les escucha compactos. Hay momentos notables, en los que la velocidad riffistica es la protagonista, como en “Lux Æterna”, “Screaming Suicide” o “Room of Mirrors”, con ese (breve) dúo de guitarras tan NWOBHM que me parece delicioso. El último corte, “Inamorata” es una gozada doomie Sabbathiana, con reminiscencias a High On Fire/Sleep -el único corte en el que se les ve “experimentales” al estilo de “Fixxxer” de Reload- o “Sleepwalk My Life Away”, que tiene aromas entre el Black Album y Load (1996). Curiosamente, el que me ha parecido el avance más flojo, “If Darkness Had a Son”, repetitiva y un poco deslavazada, no me lo puedo quitar de la cabeza. Te perfora el cerebro y ahí está 24/7… En fin, qué le vamos a hacer.
¿Metallica ha publicado su mejor trabajo en 30 años? No lo sé, ni lo quiero saber. Lo mejor que puedes hacer es intentar entender que los cinco primeros álbumes de Metallica son irrepetibles. Ya los hicieron. Que a los 60 no van a volver a esas cotas creativas y que el frágil equilibrio de los Cuatro jinetes de negro se mantiene gracias a discos como este (o Death Magnetic (2008) o Hardwired…) que son más que correctos, para una banda de más de 40 años de trayectoria.
72 Seasons es el mejor álbum de Metallica posible en 2023. Disfrútalo, que al ritmo que van, no quedan muchos…
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.