Opinión introductoria del autor
Quizás por mi edad. Quizás por tener una perspectiva diferente a los que conocieron Metallica con anterioridad. O simplemente quizás por tener mal gusto o poco criterio. Pero Load, para mí, es un discazo sin duda alguna. Siempre lo he defendido y siempre lo haré. Por aquél entonces, 1996, yo tenía 12 años, me inicié en este mundo del metal con el dúo formado por Load (1996) y Reload (1997). Mi amor hacía éstos me da una perspectiva algo diferente a la de la mayoría. Sirva todo esto como baladí introducción a este artículo conmemorativo.
Load
La era post Black Album (1991) no podía encarrilarse de otra forma que con Load. El mainstream y la fama global llamó a la puerta de unos Metallica que ya no disfrutaban lo suficiente para seguir repitiéndose en discos thrashers. Llegó el momento de cortarse el pelo, ¿traición? ¿Evolución? Que cada cual aborde el cambio como crea oportuno. Yo me sitúo en el camino de la evolución.
El primer cambio drástico lo vemos en el logo de la banda. Quizás demasiado arriesgado tocar un tema tan peliagudo como el mítico logo de puntas extremas, pero la intención de la banda era la de demostrar que los antiguos Metallica no estaban aquí. El segundo cambio lo vimos en la indumentaria de los cuatro artistas. Corte de pelo, ojos pintados, pendientes y piercings, ropa cool. El nu metal colapsó en la industria metalera y Metallica intentaron amoldarse a los nuevos tiempos.
Por suerte para todos nosotros, el nu metal no fue el nuevo estilo de Metallica. Pues su abrazo más febril fue al hard rock. Bob Rock, productor de Load, aportó su “suerte” de bandas como Bon Jovi, Mötley Crüe o The Cult para que los de Bay Area sonaran más o menos acorde a los nuevos tiempos.
Ah, por cierto. La imagen de portada sí que es semen. Corrían rumores de que era semen de Kirk Hammett pero no, es una obra del fotógrafo Andrés Serrano creada en 1990 con el nombre de Blood and Semen III.
Dicho todo esto, el sexto disco de Metallica supuso dos cosas relevantes. La primera: fue un punto de no retorno entre Metallica y los fans más acérrimos al thrash. La segunda fue la aclamación mundial por parte de los no thrashers. Load recibió críticas muy dispersas, de hecho, siguen habiendo críticas muy dispersas aún a día de hoy, pero las cifras nos dicen que Metallica acertó.
El disco debutó y se quedó cuatro semanas en el número uno de la prestigiosa Billboard 200. Vendió cerca de 700.000 copias en la primera semana, y acabó vendiendo más de 5 millones de copias solo en los Estados Unidos (5º Platino) y más de 2 millones en Europa (Doble Platino). Load alcanzó el número uno en Australia, Austria, Bélgica, Alemania, Finlandia, Francia, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, Suecia, Suiza y Reino Unido. En España solo llegó a la segunda posición, pues George Michael residió entonces cuatro semanas seguidas en el número uno con su disco Older…
Load, canción a canción
“Ain’t My Bitch”: no hay mejor manera de empezar esta nueva era que con “Ain’t My Bitch”. Canción que bien podría ser el himno mayúsculo de cualquier banda de rock duro del planeta, pero en el legado de Metallica no dejará nunca de ser una canción menor. Riff rockero, musculoso y super ligero, estrofas rápidas con una grandiosa voz de un James que ya posee aquí su mejor versión como cantante. Estribillo duro y pegadizo. Gran trabajo de Kirk que además nutre la canción con un solo marca de la casa. Una canción que nunca me ha dejado indiferente y que disfruto una y otra y otra vez tanto como el primer día.
“2 X 4”: la segunda canción del disco es musculosa y densa en todos los sentidos. Guitarras y bajo se funden en tonalidades grisáceas con una interpretación dura de James. Lars en la batería, punzante y lenta, va acorde a la dinámica de la canción. La pega, la duración. Algo estática para ser la segunda del plástico.
“The House Jack Built”: el arranque lento de “The House Jack Built” siempre me ha parecido genial. Guitarras ganando color a medida que avanza la canción. La dureza toma el control a partir del 1:30 con muchas voces en off, guitarra afinada grave, James ofreciendo una de sus tonalidades más oscuras. Por el contrario, cuando entra el estribillo el tema gana en cierta luminosidad que contrasta perfectamente con el resto de la canción. Una canción muy, muy infravalorada y, personalmente, una de las mejores de Load.
“Until It Sleeps”: siempre he pensado en esta canción como en una especie de balada camuflada. Quizás por los punteos de guitarra repartidos con estilo, quizás por los momentos sublimes de James cantando con corazón. Pero de balada en realidad tiene más bien poco, el estribillo es un puntazo que se va difuminando en ritmo y velocidad hacía medio tiempo calmado. Es una canción “montaña rusa” de sensaciones. Otra de las mejores de Load.
“King Nothing”: esta es seguramente la preferida de todos. La canción admite poca discusión y no voy a ser yo quien hable mal de ella. Canción himno que nos demuestra cómo Metallica pueden ser los más grandes haciendo lo que les da la gana. Estribillo enorme para una canción sublime en todos los aspectos.
“Hero of the Day”: otra de las piezas que más disfruto de este disco es “Hero of the Day”. De estilo semejante a “The Unforgiven”, ésta nos muestra todas las facetas de la banda. La sensibilidad de las letras, la dulzura de varios pasajes, el rock del estribillo, la dureza metalera del tramo central y la épica final. Quizás la gente no me comprenda, pero siento total amor por “Hero of the Day”.
“Bleeding Me”: podríamos pensar en ella como la “Fade to Black” de Load. Quizás peca de demasiado larga aunque tiene un gran potencial sobre todo en la multitud de contrastes que encontramos en ella. Otro de los puntos fuertes es el sonido de guitarra bluesy de Kirk Hammett, así como como la rompedura de cintura que nos hacen pasado su ecuador. El contraste de voces de James y Jason también me parece genial.
“Cure”: canción musculosa que rockea la mar de bien pero sin duda es una de las canciones menores de Load.
“Poor Twisted Me”: algo igual sucede con “Poor Twisted Me”, canción que debería haberse quedado fuera del disco. Lo más destacable es el uso de las voces distorsionadas. Otro tema menor del disco.
“Wasting My Hate”: quizás por su ubicación en la recta final y tras dos canciones flojas, “Wasting My Hate” es una de las grandes olvidadas del disco. Canción potente que arranca de forma poco usual. Un corte con un gran ritmo, buenos riffs, buena interpretación vocal de James y con gancho para ser cantada cada vez que te la pones. Si estuviese en Reload o St. Anger (2003) sería sin duda uno de los temazos de esos discos.
“Mama Said”: canción en formato semi acústico que nunca ha trascendido como debería aunque si cuenta con una buena base de escuchas en las plataformas de streaming. James se desenvuelve como pez en el agua acompañado por una minimalista interpretación instrumental. Es una buena canción pero para nada entre mis favoritas.
“Thorn Within”: recuperamos la dureza metalera con “Thorn Within”. Lineas gruesas de guitarra y bajo, trabajo sencillo pero efectivo de bombos de Lars. Buenos riffs de Kirk, y como siempre un gran trabajo de solista de Hetfield. Buena canción pero empieza a pesar demasiado la longitud del disco.
“Ronnie”: otra canción menor del catálogo. Pasa sin pena ni gloria en este tramo final de Load.
“The Outlaw Torn”: con casi 10 minutos de duración, “The Outlaw Torn” es el cierre perfecto de Load. Pese a que en esta segunda mitad hemos topado con alguna canción más floja, llegamos al cierre con ganas de ver que nos regalan. Y no quedamos nada decepcionados con ella. Canción que condensa bien a estos nuevos Metallica. Dobles voces contrastadas, nueva interpretación vocal de James, dureza sin machacar tu cerebro, Kirk endiablado sacando riffs como conejos de la chistera y Lars a lo suyo, demostrando que sus mejores tiempos quedaron atrás en el tiempo. “The Outlaw Torn” es una canción madura y muy bien forjada que sirve como colofón final a Load.