Desde que Schenker decidió hacer el Michael Schenker Fest parece que el rubio alemán ha conseguido una paz interior, ha superado todos sus (muchos) demonios y se ha creído que es un fuera de serie que posee una carrera que es la misma historia del rock y del heavy metal. Estuvo en Scorpions y UFO, alcanzó la gloria en solitario. Después descendió a los infiernos hasta terminar en las calles de Calella tratando de venderte sus discos. Afortunadamente los tiempos oscuros y de excesos han pasado a mejor vida.
Y para celebrarlo esta vez se ha agenciado a todo un Ronnie Romero, ha fichado por Atomic Fire y puede contar con colaboraciones tan brillantes como las de Ralf Scheepers (Primal Fear) y Michael Kiske(Helloween), casi nada… Sus tres últimos discos son tremendos y en Universal hay algunas de las mejores canciones que ha hecho en los dos últimos lustros. Tras 50 años de carrera el divo tiene mucho que ofrecer. El disco es sólido, variado y completo: justo lo que le podemos pedir al maestro.
“Emergency” es genial, la constatación de su buen momento a sus 67 años y Romero encaja como un guante. Es un rey Midas que hace brillar todo lo que toca. Hard rock de primera con la incesante guitarra de Schenker y un grupo que camina con clase y enamora por la técnica y la composición. En “Under Attack” pasamos al medio tiempo con teclados en el que Ronnie flota con su voz siendo otra gran canción a la altura de la leyenda. Esa accesibilidad te acerca a los tiempos de Michael con McAuley, pero hay mucha fuerza, imprimida por la batería de Brian Tichy.
Intro para servir en bandeja de plata el “A King Has Gone” con Michael Kiske a la voz, otro ilustre Michael y otro rey del metal. Épica y con un verso muy a lo Helloween para que se sienta a gusto. Ha sido single, pero no es de lo mejor del disco. Luego Ronnie vuelve a sentar cátedra en esa balada engañosa que es “The Universe”. De verdad que Eurovisión ha supuesto un lastre, pues nos tocaría haber visto a Schenker tocando estas canciones con Ronnie. Cuando se junten sobre escena no palidecerán junto a su material más inmortal. En esta hay coros femeninos sonando casi a metal sinfónico, gentileza de ese productor e inseparable amigo que es Michael Voss. Y el solo del rubio es para enmarcar…
De entre lo más espectacular está “Long Long Road”, un tema que debería estar sí o sí en directo una vez salga el disco. Espectacular composición en la que dan en el clavo. Es un poco Avantasia, pero se nota el trabajo de Schenker con unos ejercicios incesantes en los versos, que catapultan el tema a lo mejor que ha hecho en años. Casi que hay guiños a Eddie Van Halen. En “Wrecking Ball” asoma otra de las grandes voces del power metal como es la de Ralf Scheepers, que sin conseguir uno de los mejores temas del disco, lo borda.
Groove potente y contundencia en un “Yesterday Is Dead” de riff marcado con una gran línea vocal en los versos, así como uno de los grandes solos del trabajo discográfico. Otra que se complementa perfectamente bien con el resto de temas, no dando opción para el relleno. Y es “London Calling” una de las composiciones más especiales del disco por ese tributo a esos años 60 y 70 en los que la capital inglesa era un hervidero de cultura y movimientos musicales y sociales. Tema muy logrado con el guiño al inmortal título de The Clash.
La clase no decae y Michael vuelve a sacarse de la manga otro tema más que logrado, a medio tiempo esta vez: “Sad Is the Song”, corte que hace honor al título. Aquí cabe destacar el bajo presente de Bob Daisley a la hora de cohesionarlo todo. En “Au Revoir” el alemán recoge el guante de “Long Long Road” jugando a dotar a los versos de guitarras sobrecargas y técnicas. Una especie de despedida por todo lo alto, muy melódica y efectista.
Luego caen dos extras más, una bajo el nombre de “Turn Off the World”, consistente y cumplidora, aunque se entiende que haya quedado como algo extra. La otra es “Fighter”, que tiene un cierto aire al “18 and Life” de Skid Row en el primer verso. Mejora a la anterior con un estribillo muy trabajado y pegadizo. Recordemos que en este disco participan músicos de la talla de Bodo Schopf, Bobby Rondinelli, Tony Carey o Barry Sparks.
Gran, gran obra de un Michael Schenker que disfruta de su segunda (o tercera juventud) y lo hace de la mejor manera posible. Sus tres últimos discos (contando este Universal) me parecen todos más que inspirados y la mayoría de temas están a un nivel superior a lo que nos ha ido entregando durante décadas atrás. Michael ha vencido sus inseguridades y fobias, y al verle en el escenario, percibes que ha soltado todo el lastre y que va con la mochila descargada.
El trabajo del equipo de Atomic Fire es bestial puesto que le han nutrido de vocalistas de primera línea, dejando de lado a Barden, McAuley y Bonnet descansar. Romero encaja a las mil maravillas con este material y los añadidos de Scheepers y Kiske no están nada mal, pero es cuando trabaja con el chileno cuando la cosa se eleva hasta lo más alto. Si me hubieran dicho hace una década que Michael Schenkerpodía sacar tres discos seguidos a un nivel como este no lo hubiese creído ni por asomo.