Uno de los principales alicientes de la música en directo, y de los festivales en particular, es la oportunidad de poder apreciar grupos de que otra manera pasarían desapercibidos o a los cuales nunca dedicarías mucha atención. En el 2017, por ejemplo, fui al Iberian Warriors Metal Fest de la ciudad de Zaragoza, y durante dos días me encerré en una dimensión alternativa en la que las tribus paganas aún no habían desaparecido y en vez de saquear territorios competían por ver quién la liaba más gorda en el escenario mientras una panda de berserkers oligofrénicos se reventaba a golpes a sus pies. La cantidad de pogos fue tan absurda que si alguien me hubiese visto al salir de allí seguramente hubiesen pensado que me habían dado una paliza. Con ese nivel de desfase, al segundo día le dije al amigo con el que estaba que prefería que nos tomásemos aquella jornada de tranquis para no terminar de joderme las cervicales, que bastante me dolían ya. Los conciertos contribuyen al envejecimiento precoz ya veis.
Por desgracia, mis planes de abuelo de 24 años se vieron truncados cuando, en la primera actuación, un grupo procedente de Galicia llamado Mileth, y del que no había oído hablar en mi vida, asaltó el escenario y se cascó una actuación sobresaliente que encandiló a todos los presentes. Bajo esas circunstancias, me olvidé por completo de cualquier precaución y me dediqué a hacer headbanging como un poseído hasta que terminó el concierto y tuve que aguantar el resto del festival un dolor constante en el cuello que, eso sí, no consiguió arrebatarme la satisfacción de haber realizado un gran descubrimiento.
Y ahora, habiendo pasado dos años desde entonces, por fin podemos escuchar el álbum debut de Mileth. Hasta ahora este grupo de gallegos, originarios de la Mariña lucense y afincados actualmente en Vigo, tan solo había editado una demo y un single que fueron reunidos posteriormente en un recopilatorio a cargo de Darkwoods, con quienes han vuelto a contar para esta ocasión junto a la discográfica rusa Soundage Productions. Una carrera poco prolífica si tenemos en cuenta que el grupo lleva en activo desde el 2009, pero que deja claro que el grupo ha preferido tomarse su tiempo para darle a Catro Pregarias no Albor da Lúa Morta la forma deseada. Grabado y completamente producido en el estudio de Zoilo Unreal, el disco supone un viaje a las profundidades de los mitos perdidos de Galicia, a épocas y culturas pretéritas, y a los exuberantes parajes que conforman un universo propio en este rincón de la península.
Precisamente uno de los objetivos con los que nació el grupo fue el de aunar las melodías folk propias de su tierra con la música Metal, algo que muy pocas bandas se habían atrevido a hacer. Inspirados por “la naturaleza, la reflexión de la vida y la muerte, el sentimiento del pueblo y el orgullo de tener una historia y una cultura viva”, las canciones de Mileth nos hablan de una Galicia de “mitos perdidos en el tiempo y el espacio”, una tierra de leyenda en la que el pasado histórico se funde con el reino de la magia a través de sonidos que beben de influencias tan variadas como la música tradicional gallega o el Folk y Pagan Metal. Como resultado de ello, encontramos una serie de cortes de estructuras complejas y multidimensionales en los que la creación de atmósferas y la sugestión emocional cobran gran protagonismo. Elementos muy visibles en “O Son Do Buxo Baixo A Sombra Do Xristral”, tema que abre el disco y que incorpora un buen número de cambios de ritmo y registro liderados por el uso de diferentes tipos de voces: la alternancia de guturales y líneas limpias a cargo de Marcos y Dana respectivamente, así como coros, marca una característica muy interesante del grupo y ayuda a darle una mayor personalidad y variedad a su música. Instrumentalmente, encontramos una canción compleja construida con muchas capas y que juega mucho con el Folk, al que otorga una base sólida y consistente sobre la que bailar.
Con “De Bruma E Salitre” encontramos un tema mucho más directo, lanzado sobre una melodía de violín vivaz y alegre que contrasta con la voz desgarrada de Marcos. Aquí el grupo se inclina por un sonido más folkie, basada en coros femeninos cuasi tribales y las secciones que protagoniza Dana, altisonantes y cargadas de espíritu, así como el mayor protagonismo otorgado a los instrumentos tradicionales. Destaca, asimismo, un solo de guitarra muy elegante incluido al final del corte que le da un aire setentero muy curioso, enriqueciendo la gama de texturas de la que hace gala el disco. “Do Morto E Espiral Silencio (Interludio A Bríxida)” supone un notable cambio al tratarse de una pequeña pieza acústica de tonalidad mística o ceremonial, en la que una profunda voz invoca fuerzas extraterrenales.
“Esperta, Letárxica e Erma Fraga!” Nos devuelve al cauce que habíamos abandonado brevemente con una composición enérgica y cargada de ritmo, en la que las guitarras y la batería tienen mucho protagonismo, sin dejar de lado la vertiente más Folk con mención especial a Elías y las fantásticas líneas de violín que deja caer a lo largo de la canción. De nuevo, Dana consigue tomar las riendas gracias a la fuerza de su voz y, en conjunción con los coros que salpican el corte, le concede algunos momentos álgidos de enorme vitalidad. A continuación, Mileth ofrece una vuelta de tuerca en la forma de “Ela, Que Camiña Sobre As Raíces Do Frío Inferno”, pieza instrumental que bebe del Black Metal para dar forma a una melodía que parece surgir a pleno galope de los bosques y alcanza tonalidades épicas y aguerridas en algunas partes, sin desprenderse eso sí de una atmósfera ligeramente lúgubre deudora de sus influencias más oscuras. “Petros, Axioma Da Terra” se vuelca de nuevo en un estilo más tradicional mediante una base instrumental potente y deudora del Metal clásico que mueve veloz el tema bajo la égida de una melodiosa gaita. Pese a ser una buena canción, queda la sensación de que podría haber llegado más lejos, máxime si contamos que al final de la misma tanto Dana como sus compañeros parecen meter el turbo para regalarnos una sección mucho más enérgica y emocionante y que nos obliga a pensar en lo que podría haber dado de sí el corte si hubiese seguido ese camino.
La recta final de Catro Pregarias no Albor da Lúa Morta supone quizá la mayor concesión al Folk por parte del grupo, al encadenarse tres canciones que se sostienen en mayor medida sobre esa vertiente y suponen una suerte de corolario a viaje recorrido hasta este momento: si “Da Mitoloxía errante: ITH” se sitúa dentro de la línea más técnica de Mileth al aunar una amplia variedad formal y técnica teñida por el color del bosque, “No Albor Da Lúa” se hermana con “Do Morto e Espiral Silencio” en su cadenciosa letanía, en este caso a cargo de un solemne coro de voces masculinas. Por último, tal vez para ubicarnos en un registro apropiado al fin de una larga aventura, el grupo nos emplaza a “Cuarta Pregaria Na Lúa Morta”, una composición instrumental calmada que invita a cerrar los ojos poco a poco y dejarnos llevar, aunque permanezca en el ambiente una nota disonante y fugitiva como una sombra vista por el rabillo del ojo.
Con este primer LP, Mileth se consolidan como una de las propuestas más interesantes dentro del Folk Metal nacional al combinar una gran profundidad temática y lírica con melodías complejas y de muy alto nivel técnico. Tal vez adolezcan de una cierta incapacidad para dotar a estas mismas creaciones de garras más afiladas y que sean capaces de dejar una huella imperecedera en el oyente, pero sumergirse en el mundo de Mileth supone igualmente una experiencia mística difícil de imitar y capaz de despertar las emociones más trascendentes.