La zona mítica del Monsteny catalán siempre nos trae buenas sorpresas. De allí mismo salieron Assot y ahora nos toca hablar del primer paso discográfico de Monstera, que sorprenden enormemente por la calidad de las composiciones e incluso por el sonido, puesto que conociendo a algunos de sus músicos esperaba algo más inclinado hacia las vertientes de Machine Head y similares. Esto es una buena combinación entre los primerizos Judas, el rock directo y los riffs de Black Sabbath y de bandas de doom, si bien las líneas vocales son optimistas y los estribillos pegadizos.
Obviamente estamos ante una maqueta y el sonido tiene sus carencias, aunque han conseguido un buen balance general. Estilísticamente es un cóctel que incluye también Iron Maiden, rock escandinavo de los 90 y algunos destellos de sonoridades más extremas. Un cuarteto con ganas, al que se le nota la ilusión y las horas de ensayo.
Hay dos temas que sobresalen especialmente, y uno de ellos es el que abre el disco tras la intro de rigor: “Son of the Light”. La línea vocal recuerda a Judas Priest de finales de los 70, justo cuando mezclaban el poso de toda la década y lo envolvían de algo más metálico. Pegadiza desde la primera escucha, rockera, con un excelente barnizado metálico en la guitarra de Vctor acompañando la personal voz de Levthan.
La otra que enamora es “Prometheus”, extensa y épica con alma de instrumental. Juegos de atmósferas cambiantes y cambios que incluyen arreones muy trabajados. El sonido es cavernoso y eso juega a favor del tema dando sensación lúgubre y permitiendo el audible trabajo de Antoni Solà al bajo que deja muy buenos detalles. Un trance hipnótico y denso repuntado con una especie de estribillo que se queda en coros.
Hay algunos extractos sonoros de películas (a lo White Zombie o Ktulu) entre temas que dan paso al tribal inicio de timbalas de “Sold My Soul”, de marcado riff. Cadenciosa y trabajada en verso-puente-estribillo con uno de los mejores solos de guitarra del disco. “Hallelujah” es como si Black Sabbath quisieran sonar con cierto optimismo, y es que la gracia de estos chicos reside en la combinación de estilos.
“Goat of Wisdom” tiene conexiones con el doom en la base, siendo otro de los grandes momentos del trabajo. “The Adversary” te pone en manos de los primeros Black Sabbath con unos riffs puramente Iommi por parte de Vctor y Levthan. Gustan de juegos de densidad, sonido, atmósfera y de tappings de guitarra. Debemos mencionar el buen cometido de Jiva tras los parches llevando el pulso a unos temas cambiantes.
El penútlimo tema tiene algún momento absolutamente Iron Maiden en la línea vocal y los fraseos de guitarra también apuntan directamente a la doncella si bien el tema peca de extensión. En “The Adversary” se adentran en terrenos más netamente stoner con una línea vocal puramente Iron Maiden. Aquí todo el mérito recae en la voz de Levthan pues se acerca a terrenos Dickinson en lo vocal.
Para todo crítico el encontrarse con una maqueta extensa de banda que empieza puede ser un auténtico suplicio, pero no es para nada el caso de esta interesantísima banda catalana. Gratísima sorpresa por parte de Monstera, y eso que los temas son largos. Se notan las ganas y que las ideas están perfectamente enfocadas, es más, se atisba un sonido y sello ya definido en esta ópera prima. Quizá les toque ahora grabar un EP con lo mejor del disco en un estudio profesional, añadir algo nuevo y probar con alguna discográfica. Un videoclip también sería lo suyo…