Moonspell – Irreligious (Especial 20º Aniversario)

Ficha técnica

Publicado el 29 de julio de 1996
Discográfica: Century Media Records
 
Componentes:
Fernando Ribeiro - Voz
Ricardo Amorim - Guitarra
João Pedro Escoval (Ares) - Bajo
Miguel Gaspar (Mike) - Batería
Pedro Paixão - Teclados, samples

Temas

1. Perverse... Almost Religious (1:07)
2. Opium (2:46)
3. Awake (3:05)
4. For a Taste of Eternity (3:51)
5. Ruin and Misery (3:47)
6. A Poisoned Gift (5:33)
7. Subversion (2:42)
8. Raven Claws (3:13)
9. Mephisto (4:56)
10. Herr Spiegelmann (4:33)
11. Full Moon Madness (6:47)

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Preparándome para su concierto en el Rock Fest BCN, hace unos días estuve revisando repertorios recientes de la banda portuguesa, y me llamó la atención que lo que tocaron en el Graspop Metal Meeting belga hace escasas semanas no es lo que suelen hacer últimamente, donde mezclan clásicos de sus dos primeros álbumes con bastantes temas más actuales. En esa ocasión el setlist se limitó a once canciones en poco menos de 45 minutos. Ví que faltaban muchas de las habituales, y me costó unos segundos darme cuenta que la lista que estaba viendo era ni más ni menos que Irreligious al completo. Me sorprendió bastante, y pero al poco atiné a recordar que este icónico disco se publicó a finales de julio de 1996, hace justamente 20 años. Para celebrar esta efeméride, los de Fernando Ribeiro están escogiendo ciertas fechas selectas para tocarlo en su totalidad.

Me da la sensación que Irreligious está considerado en general el disco más icónico y representativo de la carrera de Moonspell, la primera y más grande banda de metal salida hasta ahora del país luso. Además, éste fue es uno de los discos más importantes de mi adolescencia y de la pequeña y algo endogámica escena metalera de mi humilde ciudad. En aquellos añorados tiempos en que todo quisqui tenía un grupo, Moonspell fueron tan reconocidos en mi entorno como los que más, con varias de estas bandas incorporando versiones suyas a su repertorio. Para ilustrar aún más el poder de los portugueses a mi alrededor, tengo un amigo que nunca se ha interesado en absoluto por el metal y al que nadie ha visto moverse ni bailar en su vida, pero que en su momento adoró este disco y que, para pasmo de todos, fue pillado sacudiendo la cabeza (levemente, tampoco nos pasemos) en el conciertazo de presentación de Irreligious que tuvo lugar junto a Samael y Rotting Christ en la mítica sala Garatge.

Su álbum de debut, Wolfheart (1995), que ya fue una sensación dentro del mundillo, es mucho más oscuro y contiene canciones estructuralmente más complejas. En Irreligious el sonido se abre y el desarrollo de la mayoría de los temas es más simple y directo, haciéndolos bastante más accesibles y dejando atrás todo vestigio del folk que abundaba en su trabajo anterior, en un cambio que no fue bien recibido por todos. Alguien podría decir incluso que el disco está algo sobre-producido, y quizás no le faltaría razón. El sonido tan denso de las guitarras a mí me gusta mucho, pero al llevarlo todo tan al frente, me da la sensación que casi nunca consiguen plasmar los ambientes oscuros que pretenden.

A mi mente adolescente le gustaba pensar que esto era doom metal, pero realmente se trata de metal gótico melódico con un cierto espíritu pop (bien entendido, claro), parecido a su vez a lo que en esa época hacían grupos que se han perdido en el anonimato del tiempo como Sentenced o Darkseed. Moonspell se han mantenido en primera (o segunda) línea gracias a saberse reinventar constantemente sin renunciar a un sonido y espíritu muy personal y característico. La banda, a pesar de haberse acercado a muchos palos a lo largo el tiempo, ha mantenido una línea musical consistente. El cantante Fernando Ribeiro, con su característica voz de barítono, es sin duda su imagen más reconocible, pero toda la formación del grupo ha continuado siempre estable, con muy pequeños cambios, cosa que sin duda ha ayudado a dar forma a esta coherencia y continuidad estilística.

Escribir una reseña de un disco nuevo, donde llegas con ciertos prejuicios (buenos o malos), pero con una opinión más o menos virgen, es laborioso pero sistemático. Me resulta mucho más complicado analizar canciones que he escuchado cientos de veces durante tantos años, ya que te las conoces de pe a pa, hay un componente emocional inevitable y las repetidas escuchas han desdibujado cualquier opinión fresca que podías tener en un primer momento. A la vez, y por desgracia de cara a la idealización de estos discos míticos, al intentar poner el ojo crítico y analítico sobre algo al que el juicio del tiempo había perdonado cualquier imperfección, también hace que te des cuenta (o recuerdes) ciertas costuras. Intentando ser objetivo, está claro que el álbum no es perfecto. Hay momentos que lo son, sin duda, pero también hay otros más planos y menos inspirados. En todo caso se trata de un disco de, como mínimo, notable alto, lleno de temas motivantes y bastante variados entre sí, y si no te importa escuchar clichés de demonios, vampiros y hombres lobo contados de forma un poco juvenil, es muy accesible, pegadizo y disfrutable de principio a fin.

El disco empieza con la breve intro «Perverse… Almost Religious», apropiada y más o menos misteriosa, para seguidamente encarar el primer gran punto álgido con el espectacular trío «Opium» / «Awake» / «For a Taste of Eternity», enlazadas de forma absolutamente mítica. La primera es el single perfecto. Corta y directa, con una melodía vocal sencilla y recordable, un ritmo de batería y bajo adictivo, un estribillo coreable y momentos memorables por doquier, desde los cambios de voz de Fernando Ribeiro, entre seductor Casanova y feroz hombre lobo, a la entrada distorsionada de las guitarras, el punteo acústico bajo la estrofa reminiscente de Héroes del Silencio o el final con cuatro versos en portugués del poeta Fernando Pessoa en alabanza a la lisérgica flor. Un temazo como la copa de un pino, quizás uno de los más reconocibles de toda la historia de la banda, que desemboca aquí con naturalidad en la también corta pero mucho más tranquila, atmosférica y sinfónica «Awake», con su poderoso estribillo. El contraste entre el ritmo de ambos temas, ying y yang, es sencillamente magnífico, y el enlace entre ésta última y «For a Taste of Eternity» tampoco se queda corto, con una entrada apoteósica y recuperando una energía mucho más directa y cañera, con un riff de guitarra vacilón y un estribillo agresivo. El tema es buenísimo en general, pero donde brilla especialmente es en el último tercio, con esa percusión en crescendo que lleva al clímax final.

Parémonos un momento a admirar de nuevo las tres pedazo de canciones que acabamos de escuchar. Porque chicos, it doesn’t get much better than that.

«Ruin & Misery» es directa y rockera, con un estribillo fantástico tanto vocal como instrumentalmente. El tema tiene un aire muy gótico, a unos Sisters of Mercy distorsionados, con coros atmosféricos pseudogregorianos bastante resultones y una parte final pegadiza y bailable. Mientras tanto, «A Poisoned Gift» es un tema vampírico un poco cheesy, con acentos romaníes baratos, gritos de vírgenes aterrorizadas y susurros seductores y amenazadores. Se parece algo, tanto musicalmente como en espíritu, al «Vampiria» de su disco de début. No tiene nada realmente remarcable hasta quizás el sencillo pero pegadizo punteo a partir del tercer minuto, que da lugar a la sección más disfrutable. Por lo demás transcurre por una atmósfera misteriosa y algo opresiva que le pega bastante al aire general.

«Subversion» es un interludio básicamente electrónico que reutiliza algunos de los sonidos que escuchábamos en la intro e introduce elementos hasta ahora desconocidos en Moonspell y que se desarrollarían más extensamente en discos futuros. No es que este tema hiciera falta especialmente, pero no desentona con su aire gótico. Otra de las más difrutables, directas y pegadizas, casi bailable, es «Raven Claws», en la que cuentan con una interesante colaboración de la vocalista alemana Birgit Zacher, invitada habitual de otras bandas de doom melódico de la época como Sentenced o Tiamat, y cuya voz casi soul la dá una sonoridad diferente y original a la canción. Hay gente que odiaba este tema, pero yo nunca fui uno de ellos. No recuerdo si llegó a ser single, pero tiene todo para haberlo sido. Es un poco repetitiva, pero constantemente motivante.

«Mephisto», en su invocación demoníaca, es uno de los temas más horterillas, en esta oscuridad un poco superficial que transmite el álbum en general. Aunque es una de las que ha quedado en el repertorio habitual de la banda, para mí es quizás de las más flojas de Irreligious. Tiene un aire muy gótico y es una de las que más recuerda a las estructuras presentes en Wolfheart. «Herr Spiegelmann», mientras tanto, y no me preguntéis por qué, siempre pasó un poco desapercibida para mí en su momento. Es el tema más melódico del disco, con mucha presencia de los teclados, y transcurre constantemente en el mismo tiempo y ambiente, haciéndose al final un poco plana.

Dejamos para terminar otro de los grandes clásicos de la banda, el tema que usan habitualmente para cerrar sus conciertos, y mi canción favorita del disco (y quizás de su carrera). «Full Moon Madness» es larga, misteriosa, oscura y épica. Para mí aquí si que han conseguido la ambientación que han intentado con menos éxito en otros momentos del disco, desde los aullidos y la guitarra de bardo del primer minuto al riff poderoso, afilado y evocador que se repite durante a lo largo del corte. Concentra en un solo tema todo lo bueno que son capaces de ofrecer Moonspell, tanto instrumentalmente como vocalmente, alternando pasajes melódicos y susurrantes con otros agresivos y poderosos, manteniendo un ritmo lento y uniforme en su mayor parte pero incorporando también algunos medios tiempos característicos de este disco. El final es absolutamente épico y apoteósico, conducido por un excelente solo en crescendo, y acabando de forma sinfónica y bombástica. Una canción perfecta para levantarse y aplaudir.

Después de este trabajo, tuvieron unos pocos discos de experimentación extraña con la electrónica y el metal industrial, sonando a veces un poco a Rammstein e intentando acercarse más a las masas. Durante un tiempo les perdí la pista (y mientras tanto la escena de mi ciudad desapareció prácticamente por completo), pero a partir de su gran The Antidote (2004) han ido sacando álbumes bastante buenos con regularidad, sin repetirse nunca a sí mismos. En Night Eternal (2008), por ejemplo, suenan mucho más black, mientras que en su reciente Extinct (2015) hay una presencia más destacada de elementos orientales. En todo caso, y a pesar de ser álbumes más que dignos, ninguno supera lo que significa Irreligious en mi mundo.

No tengo ninguna información al respecto, pero se me antoja altamente improbable que Moonspell nos ofrezcan Irreligious en su totalidad en este Rock Fest BCN que se avecina. Los portugueses estarán sobre uno de los escenarios gemelos de Can Zam este mismo viernes 15 de julio, y es de esperar un repertorio basado en su celebrado último trabajo, y que los temas que caigan de Irreligious sean los habituales «Opium», «Awake» y «Full Moon Madness», quizás también «Mephisto». En diciembre los volveremos a tener por aquí, representándonos Extinct (ya lo hicieron por primera vez hace cosa de año y medio), junto a los excelentes post-blackmetaleros alemanes Der Weg einer Freiheit, en un cartel que parece un poco extraño a simple vista pero que tiene todo para ser disfrutable.


Artículo publicado originalmente en Metal Symphony Website: http://www.metalsymphony.com/moonspell-irreligious-century-media-records/.

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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.