¿Es posible crear un proyecto de punk rock melódico y no acabar sonando como una banda más de skate punk, con la falta de garra que ello conlleva? En su momento Morgen nos demostró que sí con su debut Restart (2016), que venía repleto de melodías trabajadas, alejadas de cualquier tipo de agresividad, pero sin llegar a caer en sonidos poco creíbles o facilones que otras bandas no pueden evitar. Era, como decía, simple y llanamente punk rock pero con un trato más mimado del acostumbrado. Y el resultado fue una más que aceptable entrada en la escena coruñesa.
Y para dejar claro que ese primer álbum no fue consecuencia de la casualidad ni nada parecido, la banda vuelve a la carga con Agony, donde encontramos doce nuevos cortes rebosantes de energía capaces de irrumpir en todo tipos de oídos.
Abre el trabajo “I Create”, y lo primero de lo que nos podemos dar cuenta es de que el sonido de las guitarras han cobrado más fuerza que en su anterior trabajo. No es que les acerquen a sonidos más duros, simplemente le dan un poco más de cuerpo a la esencia del quinteto. Por lo demás, se hace evidente que este nuevo lanzamiento va a seguir la estela de su predecesor sin ofrecernos inesperados giros de guión. Y, la verdad, tampoco serían necesarios.
Nos sigue metiendo en materia “Fuck!”, con estrofas pegadizas y unos riffs que no dan tregua cual martillo pilón hasta pegarse su ritmo a tu cabeza, que acaban dando paso a un “A Reason on My Own” cuya intro me hizo acordarme irremediablemente de los incombustibles Ignotus.
A piñón fijo arranca “Back to the Clan”, con Diego repartiendo zapatilla en su batería para dar forma a uno de sus temas más redondos y que sin duda en directo funcionará como un tiro, al que sigue “A Pleasure”, donde de nuevo se hace patente la evolución del sonido de los de A Coruña.
La velocidad desaparece durante “A Topic Lyrical”, pero no el vigor. Un pequeño respiro que permite a la banda dejar claro que se mueven como pez en el agua con melodías más suaves que las acostumbradas. Y también dejan claro, en el último tramo del corte, que a ellos lo que les gusta es pisarle bien, y no lo pueden evitar.
“What Happens?” tiene ciertos brochazos en su lado instrumental que recuerda a bandas de los ochenta, salvando las distancias tanto de tiempo como de estilo, pero cualquiera que le preste un poco de atención al bajo sabrá a lo que me refiero.
Posiblemente la composición más canónica del disco la encontremos en “I Don’t Know Why”, que se diluye un poco entre sus compañeras, pero con los cinco primeros segundos de “I Am Ron Scott” volvemos a centrar por completo nuestra atención en la banda.
En “Go and Go” no sólo tenemos un señor tema, también nos topamos con pequeños cambios de ritmo o sutiles guiños a otros estilos que nos sirven para hacernos una idea de si a Morgen les diera algún día por dar un volantazo y cambiar por completo su estilo, podrían hacerlo sin demasiado problema.
La penúltima embestida nos la ofrece “Living in a Lie” para dar paso al tema que la banda nos presentó como adelanto de este álbum, “My Friend, All Day”. Dos temas preñados de energía, que se encargan de cerrar el trabajo de la única manera que se podía cerrar: con velocidad, carisma y buen hacer.
Como decía al principio de estas líneas, dotar al punk rock de un tono demasiado melodioso puede dar como resultado algo demasiado insípido, carente de cualquier fuerza u originalidad. Pero cuando alguien coge las porciones exactas y sabe hacer buen uso de ellas, lo que se nos planta ante las narices es una cosa muy distinta. Y Morgen han sabido, como ya han demostrado dos veces. Y volverán a demostrarlo, por eso de que no hay dos sin tres.