Si hablamos de el subgénero extremo del metal conocido como «death metal», resulta casi imposible hablar de bandas como, entre otras, Cannibal Corpse, Possessed, Death u Obituary, todas ellas bandas norteamericanas. No obstante, a este lado del Atlántico también surgieron agrupaciones que supieron darle al death europeo las letras mayúsculas que necesitaba. Entre ellas, los germanos Morgoth no fueron los que más renombre ni los que más trayectoria obtuvieron (no olvidemos que, habiendo tenido una pausa de doce años por medio, y después de haber estado en activo de forma continuada los últimos diez, el pasado mes de diciembre la banda anunciaba su disolución, esta vez de forma permanente), pero no por ello se les debería quitar el mérito que atesoraron en su primer trabajo, titulado Cursed, con el que sentaron unas importantes bases para una infinidad de músicos que llegarían años más tarde.
Cursed es un impecable trabajo en todos los sentidos. Consta de nueve cortes, a cuál más brutal y lacerante, en cuyo tormentoso dolor tan sólo les está permitido regodearse a los más sibaríticos amantes del género. Pero, cuando describimos el disco debut de los de Meschede, no sólo se puede hablar de un ejercicio de brutalidad musical, que también, sino que encontramos en él un amplio abanico de diferentes elementos, texturas y atmósferas, siendo el punto álgido de este martirizante conglomerado el tercer corte del mismo, titulado “Exit to Temptation”, con sus cambios de registro tanto a nivel vocal como instrumental. Para seguidores de cosas más mundanas, podríamos mencionar a “Sold Baptism” y a “Suffer Life”, sexto y séptimo corte respectivamente, y temas menos pretenciosos pero no por eso peor compuestos ni peor ejecutados. Por el contrario, aquellas personas que gustan de temas más complejos podrían encontrar un espejo en el que mirarse en “Isolated” o en “Unreal Imagination” (magistral interludio y posterior solo de guitarra, no puedo dejar de decirlo), quinto y cuarto tema de Cursed respectivamente, siendo estos temas más complejos, ricos y de desarrollo más lento.
Así pues, el disco que celebra su trigésimo aniversario el día de hoy no es, dentro del género en el que está enmarcado, el más famoso, el más vendido o el más escuchado en las diferentes plataformas digitales de las que hoy día disponemos. Sin embargo, no por eso hemos de dejar de decir que Cursed es un brillante ejercicio de profesionalidad (por parte de absolutamente todo el staff que tomó parte en él) y que constituye un pilar fundamental e indispensable sobre el que se sostiene un edificio que nos ha proporcionado, que nos proporciona y que nos ha de proporcionar innumerables horas de placer sonoro.
Soñador en tiempos de hierro, solitario corredor de larga distancia, disfruto tanto de leer un libro en el más absoluto silencio como de la música más salvaje imaginable. Y a veces escribo algo.