Motörhead son palabras mayores. Lemmy son palabras mayores. Autenticidad. Sexo, Drogas y rock ‘n’ roll llevados al extremo. Y antes de ayer, una de sus obras más influyentes y angulares de la banda, cumplió 40 años. Así que vamos a recordar Overkill (1979), que contiene por lo menos, cuatro o cinco clásicos, y le da una vuelta de tuerca a su sonido, siendo -a partir de ese momento- la seña de identidad de la banda hasta el final de sus días.
Un disco que se inicia con la batería, las notas de bajo y el riff de «Overkill» es sencillamente irrepetible. Una hostia en toda tu cara de pipiolo. Rock ‘n’ roll, heavy metal con aromas punkarizantes que no pueden dejarte indiferente. Es 1979, esto es canela en rama. La personalísima voz de Lemmy hace el resto. La guitarra de «Fast» Clarke y el ritmo vertiginoso de «Philthy Animal» Taylor son harina de otro costal en un contexto musical donde domina el más punk guarro y rudimentario.
«Stay Clean» tiene ritmo, feeling, redefiniendo la velocidad en ese estilo tan propio de las huestes de Lemmy, con ese groove tan rockandrollero y solo de bajo casi virtuoso. Con «(I Won’t) Pay Your Price» y esa guitarra sinuosa, casi de western, que desembarca en un riff de lo más molón, del que algunas entregas de Queens of the Stone Age son deudoras… Motörhead son influencia creativa de tantas bandas y tan diferentes… Se me van los pies…
Las aguas parecen que se calmen con «I’ll Be Your Sister», pero no, siguen volándonos la cabeza con esa inevitable cadencia rockabilly teñida del heavy metal más poderoso y canallesco. «Capricorn» podría ser la B.S.O. de cualquier película de Harry el Sucio, con Clint Eastwood conduciendo a toda velocidad persiguiendo a los malos.
Durante todo todo el disco, los tres miembros rayan a un gran nivel a nivel instrumental. Batería de Taylor veloz, bajo (con esa afinación y forma de tocar de Kilmister) y solos de guitarra con ese carisma interminable de Clarke. Dice mucho del talento y momento de inspiración del grupo, que se estaba redifiniendo poco a poco.
Nos vamos a la segunda mitad del disco, en la que continuaremos encontrando auténticas gemas. «No Class» es auténtica como ella sola, heavy metal de nuevo cuño (en el ’79) que realmente define lo que serán Motörhead de ahora en adelante y hasta muerte de Lemmy. Un puto clásico, bros. and sisters.
Pero espera, que enlaza con otra que le va a la zaga, «Damage Case», feeling puro y duro, temarral donde los haya y pieza que explicaría discos como Kill’ Em All (1983) de Metallica, por ejemplo al azar (risas)…. «Tear Ya Down» vigorosa y corpulenta, menos acelerada, pero igual de feroz.
Con «Metropolis» abrazan los tonos más blues, casi medio tiempo, calmado. Dice la leyenda que Lemmy escribió la letra en media hora después de ver la película … «Limb From Limb» da carpetazo final siguiendo por la senda más rockandrollera y bluesy. Pero no te engañes, esto es heavy metal de nuevo cuño, como demuestran en la parte final del tema, que ahondan en lo demostrado en el corte inicial del largo.
Bonus Track: como cara B del single «Overkill», estaba «Too Late Too Late». ¿Cómo te quedas? Había que decirlo, ¿no crees? Otro clásico.
Overkill, definiría para siempre el estilo y sonoridad de una de las bandas más influyentes, auténticas y honestas que ha tenido el rock ‘n’ roll y el heavy metal. Puro fuego. Pura velocidad. Volumen atronador. Canallas hasta la muerte. Busca este disco, ponte los «cascos», sube el volumen y disfruta. Hay pocas cosas más placenteras.
Lemmy, see you in Hell!
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.