Música para empezar el día con alegría según… Science of Noise

Que un@ se ponga el despertador el fin de semana puede sonar para algun@s una verdadera aberración, en cambio para otr@s tant@s es motivo para realizar algo de ejercicio o asistir a una suculenta barbacoa. Sea cual fuere el motivo, no habíamos tomado conciencia de la importancia de la música escogida para evitar que la irrupción del maravilloso y reparador acto de dormir (ya soñando es la leche) se convierta en algo más traumático de por sí. Imaginaos como el puto Star Lord navegando por la galaxia escogiendo, con vuestro reproductor habitual, la propia banda sonora de vuestra vida.

Desde que utilizamos el móvil para todo, el uso a modo de despertador es de lo más común y cotidiano. En su mayoría quedaron atrás aquellos efectivos, pero atronadores, relojes de campana (posteriormente sustituidos por los digitales) o radio despertadores. Con este último ejemplo, coincidía con el mism@ locutor/-a de radiofórmula presentando el patrocinado y cansino éxito del momento. Pero, gracias (o no) al extendido uso de los dispositivos móviles, hemos pasado, en algunos casos, del tono por defecto a usar como despertador una canción motivadora que nos devuelva a la cruda realidad. Así pues, ¿qué canción o canciones han servido de banda sonora para saltar de la cama?

He aquí unos cuantos ejemplos para empezar el día con energía.

 

«Here I Go Again» por Xavi Prat

Artista: Whitesnake
Álbum: Whitesnake (1987)
Autores: David Coverdale y Bernie Marsden

A principios de la década de los 2000, la tecnología móvil dio un vuelco. Los smartphones, o teléfonos inteligentes, irrumpieron de mala manera en nuestras vidas, facilitándola, condicionándola y esclavizándola.

Una de sus muchas funciones, quizá una de las menos importantes, era que podías poner una melodía, una canción, como despertador. Yo, que soy de despertar lento, quería algo que empezara suave y tranquilo, que no me pusiera el corazón a mil de un susto ni me arrancase de mala manera de los brazos de Morfeo. Es decir, algo como el «Painkiller» de Judas Priest o el «Traveler in Time» de Blind Guardian quedaban descartados. Que tengo una edad y no quiero infartar al despertarme.

Así pues, deshojando la margarita, di con uno de los clásicos más clásicos de las serpientes blancas. El inicio suave con el teclado y la voz de Coverdale susurrando para, poco a poco, dar paso a algo más contundente (algo, solo algo, que las 7 de la mañana aún es muy temprano, se diga lo que se diga), me pareció perfecto. Y lo fue.

Despertarse con la melodía acariciando mis oídos fue un regalo. Pero uno de esos envenenados. Ya me lo dijo alguien, no recuerdo quién: «Nunca te pongas una canción que te gusta como tono de despertador». ¡Cuanta razón! Ca da vez que sonaba en el coche o caminando por la calle (cuando ya estaba despierto, se entiende), tenía que pasarla de la mala leche que me entraba. Sí, es un temón, pero no me gusta que me despierten.

Desde hace unos 10 años uso como tono de despertador algo que el teléfono traiga por defecto. Me niego a cargarme otra canción.


«My Friend of Misery» por Beto Lagarda

Artista: Metallica
Álbum: Black Album (1991)
Autores: James Hetfield, Lars Ulrich y Jason Newsted

Más que empezar el día con alegría, empezarlo con buen pie. La alegría viene tras el café, creo que nadie me va a discutir esto. Cuando escogí mi melodía de despertador hace ya casi una década, pensé en una banda y canción que cumpliera ciertos requisitos:

  1. Banda que adore.
  2. Canción de arranque lento.
  3. A poder ser casi acústica.
  4. Que aunque arranque lento, no despegue con violencia al poco tiempo por si no encuentro la forma de parar el despertador.

Probé varias canciones, Opeth, Trivium, Black Sabbath… pero finalmente encontré en mis queridos Metallica la canción que más se ajustaba a estos requisitos: “My Friend of Misery”. La penúltima pieza del Black Album (1991), una de las más olvidadas canciones camufladas con otras tan elementales que esconde el disco.

También es verdad que mi maldito reloj biológico no me permite llegar dormido al momento en que suena el despertador a las 6:24 de la mañana. Sí, soy de los que usa un número inusual como el 24. Aún así, aunque me despierte antes, no desconecto la alarma hasta que suena unos segundos. Mi pequeñita dosis de Metallica diaria. También tengo que reconocer que cuando suena el chisme tardo máximo cinco segundos en pararla, me agobia tener un sonido no deseado aunque escogido sonando tan temprano.


«The Twyncyn / Trembling Willows» por Susana Masanés

Artista: Pure Reason Revolution
Álbum: The Dark Third (2006)
Autor: Jon Courtney

Llevaba semanas dando vueltas por esta redacción la idea de un Top 5 sobre canciones despertador de la cual me autoexcluí automáticamente cuando fue propuesta por no sentirme identificada en absoluto con el concepto en sí. ¿Un móvil siendo usado como despertador también? ¡Jamás de los jamases! ¡Me niego a meter ese aparato diabólico a mi vera mientras duermo! Soy de aquellas personas que continuo en la resistencia y considero mi habitación un lugar sagrado en el que el móvil no tiene cabida ninguna, arda Troya.

Aunque, como de imaginación no ando escasa, y ya va siendo hora de que alguien ponga punto final a este Top 5 dichoso, pues venga, ahí va mi opción en un hipotético caso en el que un día se me acabe de girar el cerebro del todo y decida sucumbir a la tentación de dejar que un móvil me despierte con un tema de bienvenida al nuevo día: “The Twyncyn / Trembling Willows” de Pure Reason Revolution.

¿Y qué tiene de especial este tema para mí? Primero su duración: más de siete minutos (¿Serán suficientes para abrir los ojos y dar el salto hacia la ducha? ¡Yo pienso que sí!). Segundo, su dualidad. Tal y como nos deja intuir el título, son dos temas en uno, o uno con dos partes según lo interpretemos. El primero, The Twyncyn, con el que se da inicio es lento, relajado, sinuoso, voz masculina y femenina susurrándonos, por separado o juntos, creando un algo hipnótico por el que de bien seguro apetece dejarse llevar ni que sea en estado de duermevela… Y después de dejarnos llevar por esa sugerente atmósfera, ¡cambio radical de tercio!, llega el Trembling Willows, un tramo de una potencia rítmica brutal que es como una bofetada en toda la cara y ahora sí, entras de golpe en el mundo de la consciencia, por mucho que te resistas. Las mismas voces masculinas/femeninas nos reclaman de nuevo su atención, ¡imposible no prestarles la debida atención! Y ya para finalizar, se vuelve a la calma tras la tormenta y concluimos el viaje por ese bosque tan especial en el que los sauces se balancean al son de la música de Pure Reason Revolution.

Una buena elección, sin duda, para regresar a la vida tras unas pocas horas de merecido descanso…


«Atoma» por Abel Marín

Artista: Dark Tranquility
Álbum: Atoma (2016)
Autores: Anders Jivarp, Martin Brändström, Mikael Stanne y Niklas Sundin

¿Qué le pido a una melodía de despertador? Ahora mismo que sea algo lenta, progresiva y que me acaricie y atrape con manos imaginarias separándome de los brazos de Morfeo. Sí, tal vez me he pasado de cursi, pero uno ya empieza a tener una edad y la patata ya no está para sobresaltos. Y es que hace unos años, desde que los teléfonos hacen más funciones que para lo que originariamente fueron concebidos, las habitualmente horribles melodía de serie fueron sustituidas con canciones motivadoras para empezar el día “¡Con mucha marcha!” como nos gritaba hace años la reina infantil de las mañanas… Sí, Leticia Sabater.

Mis primeras canciones eran temarrales pesados, rápidos y que me hicieran pegar un salto de la cama dispuesto a comerme el mundo. Pero, como ya he comentado al inicio, con la edad uno ya tiene demasiados sobresaltos como para encima empezar el día más tensionado que el cuello de Corpsegrinder.

Así que en mi búsqueda de agradables melodías y tras ir cambiando de canciones, pues con el uso habitual corrían el riesgo de ser odiadas, topé con la maravilla que nos ocupa.

“Atoma” es el single que da título al undécimo trabajo de los suecos y en palabras de nuestro querido Máster Albert Vila:

«‘Atoma’ es sencillamente preciosa, y tiene todo lo que hace de los suecos una de las bandas más emocionantes de la actualidad, con una melodía vocal limpia y melancólica, un bridge creciente y motivador con punteos muy melodeath, y un estribillo pegadizo conducido por un riff a base de sintetizador y con arreglos a tutiplén. Single obvio y clásico instantáneo.»

Si nuestro jefe la resume así de bien, ¿qué más se puede añadir? Pues que lleva desde entonces ocupando su función y no me ha cansado en ningún momento. Esa preciosa melodía de sintetizador, de la mano de Martin Brändström, consigue su cometido además de no hacer enfadar al resto que la escuchan en la oscuridad de la madrugada. En cambio tiene un par de inconvenientes. El primero, el hecho que sólo disfruto de unos pocos segundos de un temarral de este calibre. El segundo, la evidencia que se trata del maldito despertador. Amor y odio a partes iguales.

¿Qué mas podemos aportar sobre este nuevo clasico de la banda? Nos topamos con una canción dentro de los estándares Dark Tranquillity, en la que la inicialmente melódica voz de Mikael Stanne se torna desgarradora envuelta en la inicial melodía de sintetizador que acompañará durante todo el tema. Posiblemente sea la canción menos representativa de su carrera, pero sí de un gran disco. La fusión perfecta de melodía y agresividad que bien podría gustarle a cualquiera de tus colegas menos metaleros.

De tanto en tanto vuelvo a su primera etapa que tantas alegrías me dieron en aquellos tiempos de instituto, pero doy gracias al todopoderoso DIO de poder despertar cada día con tan maravillosa melodía.


«The Sky Is a Neighborhood» por Rubén de Haro

Artista: Foo Fighters
Álbum: Concrete and Gold (2017)
Autores: Dave Grohl, Taylor Hawkins, Nate Mendel, Pat Smear y Chris Shiflett

Cuando nuestro compañero Abel Marín propuso este Top 5 hace ahora casi medio año (mes y medio cuando escribí estas líneas), no tenía pensado participar pues yo soy de esas personas que siempre se despiertan uno o dos minutos antes de que suene la alarma, que desde tiempos inmemoriales ha sido siempre alguna de las melodías que venían por defecto en el móvil. En mi caso, le he venido dando bastante duro al Oxygen de mi Xiaomi.

Pero fue entonces cuando me di cuenta de lo aburridos que estaban siendo mis despertares, así que traté de poner solución a años de mañanas sosas. Empecé a pensar en qué temas podrían amoldarse perfectamente a mi mood mañanero, y creo que el tema que aquí os presento fue el primero y único que acudió a mi mente. Porque no, no soy de esos que necesitan de grandes guitarras y fanfarrias para despertarse; total, para apagar la alarma la mayoría de las mañanas sin tan siquiera poder escuchar diez segundos del tema elegido. Un tema calmado, sosegado al menos de entrada. Porque, para qué engañarnos, si estamos hablando de la canción que se ha seleccionado para despertarte por las mañanas, dudo mucho que te pares a escucharlo más de 20 segundos.

En septiembre 2017, la banda liderada por Dave Grohl publicaba el que era su noveno trabajo de estudio, Concrete and Gold, el penúltimo con el malogrado Taylor Hawkins en sus filas. Un trabajo, en mi opinión, bastante mejorable, tal y como ya explicara en su día:

«Un álbum en el que abundan temas que son demasiado ‘normalitos’ como para prestarles una excesiva atención… salvo uno, que lo he reservado para el final. Me refiero a la sublime y mágica «The Sky Is a Neighborhood», todo un cuento de hadas que perfectamente podría haber venido de la mano del mismísimo Steven Spielberg. Este tema tiene un no sé qué especial que te abduce a presionar el botón de repeat una y otra vez. Sin lugar a dudas, si este tema fuera una chica, la llevaría al drive-in más cercano y no me cansaría de meterle mano mientras ‘vemos’ Close Encounters of the Third Kind… un par de veces, mínimo. Hacía tiempo que una canción no me atrapaba tantísimo. Os recomiendo a aquellos que la habéis pasado un poco por alto que le deis una y mil oportunidades más pues, en el contexto del disco, es un tema que realmente destaca.»

No hace demasiado, una web especializada —cuyo nombre no citaré—, publicaba la lista definitiva de las 156 canciones que Foo Fighters ha sacado al mercado hasta la fecha, ordenadas de peor a mejor, y la que aquí nos ocupa, ocupa —válgame la redundancia— el puesto número 63, después de «Enough Space” (The Colour and the Shape, 1997) y justo antes de «Low» (One by One, 2002). Sinceramente hablando, dudo mucho que la banda tenga 62 temas mejores que esta maravilla.

La canción es una mezcla de rock alternativo con elementos de hard rock y presenta el característico sonido enérgico y potente de Foo Fighters. Comienza con una introducción de guitarra acústica y una melodía vocal suave de Dave Grohl. A medida que avanza, se incorporan guitarras eléctricas, una sección rítmica contundente y unas cuantas cuerdas.

La letra de «The Sky Is a Neighborhood» tiene una temática poética y abstracta. Grohl canta sobre la conexión entre el universo y la humanidad, utilizando metáforas celestiales. La canción sugiere que incluso en un mundo vasto y desconocido, hay una sensación de comunidad y pertenencia.

El estribillo es muy pegadizo y se caracteriza por un coro enérgico donde Grohl repite el título de la canción. En general, «The Sky Is a Neighborhood» es una canción optimista y poderosa, ideal para empezar el día con las pilas a tope, con una mezcla de elementos acústicos y eléctricos que la hacen distintiva dentro del catálogo de Foo Fighters.

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