Posiblemente, solo posiblemente, este Like Gods of the Sun no sea el mejor disco de los ingleses, pero para un servidor tiene un gran plus emocional (se avecina ladrillaco de los míos…) que lo hace grande, muy grande.
En esos tiempos el doom metal británico había tocado techo (quizás para ir desapareciendo) con una serie de lanzamientos sublimes: Paradise Lost con Draconian Times (1995), el homónimo de Mourn (1995), Anathema con The Silent Enigma (1995) y Eternity (1996), que estaba al caer, Serenity con Then Came Silence (1995), The Blood Divine con Awaken (1996), e incluso, aunque ya en una vertiente más rockera, añadiría el Carnival Bizarre (1995) de Cathedral. My Dying Bride habían editado un discarral como es The Angel and the Dark River (1995) y venían de abrir para Iron Maiden en su The X Factour, una mala idea que no fue nada bien vista por los fans de Maiden que, en la gran mayoría de ciudades, trataron a la banda de Aaron Stainthorpe con mucha hostilidad y poco respeto, haciendo de esa gira una experiencia bastante negativa para My Dying Bride.
A pesar de esa accidentada gira, My Dying Bride se encontraban en un momento muy dulce y había cierta expectación sobre el lanzamiento de su cuarto trabajo, disco que alejó definitivamente a sus fans más true de sus primeros años. A simple vista lo que más llamaba la atención de su nueva obra era la duración de los temas, ligeramente más cortos a lo que estábamos acostumbrados, así que, y siguiendo con la natural evolución iniciada en su anterior disco (donde ya no había guturales), sabíamos que aquí nos íbamos a encontrar con otro paso adelante de la banda en su sonido. Desde el tema título que abre el disco hasta el cierre del mismo con el majestuoso y sublime “For My Fallen Angel”, ¿se puede cerrar un disco de manera tan épica? Apreciamos unas estructuras más directas, a la par que la voz de Aaron no desprende tanto dramatismo y lamentos como de costumbre, aunque es verdad que hay momentos donde puede resultar algo monótona como ocurre en la opresiva “It Will Come”. “Grace Unhearing” es la canción más doommy de todo el disco, de riff pesado y sofocante atmósfera por momentos, en cambio “A Kiss to Remember” suena más gótica y oscura, excelente aquí el trabajo de las guitarras y mención especial a la parte central de Aaron. Percibimos que aunque el sonido de My Dying Bride ha sufrido algunos cambios no se puede negar que su imprenta sigue estando muy presente, solo hay que ver el cariz que le da a todos los temas el violín de Martin Powell, para mi pieza básica y fundamental del sonido de My Dying Bride, generador de todo ese ambiente nostálgico y bello.
El single que se extrajo fue “For You”, un medio tiempo con tintes de balada que gozó de un video promocional bastante profesional, y que por aquel tiempo tuvo cabida en la MTV o en la VIVA alemana. No se si es porque lo he trillado demasiado pero creo que es el corte que peor ha envejecido con los años.
No me cansaré de decir que Martin Powell era el miembro más destacado de la banda, y esa comunión perfecta entre el violín y las guitarras de Andrew Craighan y Calvin Robertsahw la encontramos en uno de los temas más potentes del disco: “All Swept Away”, uno de mis preferidos, que al igual que “Here In the Throat” tiene esos momentos donde se podría rozar el death metal de sus inicios, este último además tiene momentos muy orgánicos y ambientales.
Después de Like Gods of the Sun perdieron gran parte de su magia tras la salida de Martin Powell, que silenció durante mucho tiempo algo tan personal y característico en la música de la banda como era el violín. Los continuos cambios de formación (actualmente únicamente siguen en ella Aaron y Andrew) tampoco ayudaron mucho a la estabilidad de la banda que fue alternando discos aburridos con otros muy aburridos, y quizás no ha sido hasta sus últimos lanzamientos cuando han vuelto a levantar algo la cabeza, con problemas familiares de Aaron de por medio, y digo “algo” porque creo que la banda nunca ha vuelto a ser ni la sombra de lo que fue. Opinión personal, claro está.
Como he dicho al iniciar esta reseña, Like Gods of the Sun tiene para mí un plus emocional que lo convierte en uno de mis discos preferidos tanto de la banda como del género, y es que este álbum le he dado mucha tralla. Por aquél entonces disfrutaba muchísimo de la escena, tanto de bandas ya consagradas como los británicos, como de otras más underground que descubría en los catálogos de Repulse Records, Abstract Emotions o revistas como Grind-Zone o MetaliK.O. (creo que ya he hablado por aquí de estas cosas…). Uno de los recuerdos más ligados que tengo a ese disco tiene que ver con la Fira del Disc de Jordi Tardà (“paggaula de stone”) de ese mismo año donde me compre este Like Gods of the Sun como novedad total en cassette, y que aún conservo. En aquella Fira, como en muchas otras y como en otros muchos momentos, me acompañaba uno de mis mejores amigos, mi fiel compañero de viaje en esto del metal más oscuro y underground, un gran amigo que falleció hace unos años en un fatídico accidente de tráfico camino al trabajo. La imagen de estar los dos sentados en el suelo al final de la jornada en la Fira, compartiendo auricular y escuchando este disco en el walk-man, es una imagen que se incluye como bonus track personal cada vez que lo escucho. Óscar, no sé si donde estés tendrás buena wifi o tendrán otro sistema mucho mejor, pero si lees estás reseña que sepas que va por ti.
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.