El reciente embarazo de la artista Amalie Bruun ha condicionado en cierta manera el tercer disco de Myrkur. El black metal atmosférico queda aparcado de forma ¿pasajera? para tomar el folk como abanderado en esta nueva etapa.
Folkesange se titula este tercer trabajo de Myrkur, éste se inspiró en el éxito de un video de YouTube que Amalie Bruun publicó en 2017 y que actualmente tiene más 50.000 me gusta. En él se versiona la canción popular sueca “Två Konungabarn” y lo hace interpretando un antiguo instrumento conocido como un nyckelharpa. La popularidad de esta versión y la necesidad de Myrkur de alejarse de los sonidos y cantos más extremos propició un cambio de rumbo traducido en estos 12 cortes y casi 47 minutos de nueva música.
Folkesange se esconde tras un artwork revelador, ¿acaso no habéis pensado en Heidi y los Alpes?. El estilo rúnico de la tipografía del título mezclado con la imagen de una campesina nórdica en pleno fiordo recoge fielmente lo que en él vamos a encontrar, canciones evocadas al misticismo, a las raíces escandinavas, a los dioses y la mitología y al amor por la madre tierra. Myrkur abraza a su manera el legado de bandas como Sólstafir con dosis de Wardruna o Heilung pero lo moldea a partir del recurso más carismático y potente de su propuesta, su voz.
Las voces de Amalie son realmente impresionantes, tanto en su recurso gutural como en las voces más limpias. En Folkesange no hay espacio para gritos, tampoco para los blast beats o los riffs desbocados de sus anteriores discos. Aquí solo encontramos paz y amor (por así decirlo).
Aún así y pese a la “luminosidad” de la propuesta, la esencia oscura de Myrkur sobrevuela las canciones. La lentitud es su mejor aliado, las canciones no carecen de prisas lo que las moldea hacia una oscuridad bien calculada. Aunque no nos engañemos, la oscuridad no siempre hace acto de presencia, canciones como “Fager som en Ros” son incluso demasiado alegres para el oyente.
Dudo que el oyente clásico de Myrkur acabe abrazando este disco pero, si tomas cierta distancia, el resultado es tan satisfactorio para el público como para la carrera de Amalie, pues da un paso más en su trabajo de moldear su voz hacia registros más amplios. No estamos frente a un disco convencional como tampoco ha sido estándar su proceso de creación en función de su embarazo. Aplaudimos a Myrkur por su valentía pero un servidor no la invita a seguir por esta senda.