Napalm Death son una leyenda viva del metal extremo y Harmony Corruption, el disco que cambió su estilo, hoy cumple 30 años. Nacieron a principios de los 80 como un grupo de hardcore punk para ir evolucionando hacia el grindcore y algo de goregrind con sus dos primeros discos que fueron todo un éxito siendo pioneros, junto a sus compatriotas Carcass, de este subgénero.
En el resto del mundo también hubo algo de movimiento y evolución dentro de los géneros más populares a finales de los 80 como el heavy, el thrash y por supuesto el death y ellos decidieron mezclar su estilo con este último para escribir un disco que aún hoy día sigue sonando atronador y brutal. Continuaron con su particular cruzada y pasada la primera mitad de los 90 llevaron la experimentación a cotas nunca vistas. Eso captó la atención de unos cuantos así como hubieron algunos detractores, pero qué queréis que os diga, a mi me encantan todas sus etapas.
Aquí se nota como una americanización de su sonido ya que la guitarras, en determinados puntos, me recuerdan a los grandes Obituary, pero Napalm Death se centraron más en las partes rápidas que no en esa mezcla entre la velocidad y la lentitud de los americanos. Además, aquí nos encontramos con un cantante nuevo, y es que es el disco en el que debutaba el carismático Mark «Barney» Greenway tras su paso por Benediction, un plus para toda la banda y también culpable posiblemente de este cambio.
El disco arranca con «Vision Conquest» tras una introducción típica de la época. Se les nota más consistentes y no tan difusos como en sus anteriores obras y en la voz se nota una gran madurez a pesar de la juventud de todos, con un potente gutural por parte de Barney. Sus letras teñidas de un fuerte carácter político, social y anti-fascista les quedaba y les queda como anillo al dedo.
«If the Truth We Know» es todo un clásico de este disco y de toda su discografía y los riffs se clavan en tu subconsciente de forma enfermiza, al igual que la poderosa batería de Mick Harris, siendo esta su última colaboración en un disco de Napalm Death. Tampoco nos debemos olvidar de los impresionantes riffs de guitarra que se marcaron tanto Mitch Harris como el fallecido Jesse Pintado creando un muro impenetrable de pura distorsión. Y bien, no hay que dejar de lado al gran Shane Embury, toda un institución del metal extremo, que con su bajo nos ha destrozado en más de una ocasión alguna que otra neurona.
No se olvidan de su etapa punk hardcore de sus inicios ya que «Inner Incineration» tiene muchos de esos elementos aunque el grind está más que presente. También nos muestran una faceta cercana al thrash metal de unos Slayer en la siguiente «Malicious Intent» con unos buenos cambios a medio tiempo que pueden romperte la nuca. Aunque no dudan en repartir cera cuando es preciso.
«Unfit Earth» siempre me ha fascinado, supongo por el regusto a Carcass y a Bolt Thrower que emana por todos sus poros con una buena colección de guitarrazos y geniales ritmos.
Con una batería acelerada y llena de detalles se nos presenta «Circle of Hypocrisy», una canción que me recuerda mucho al estilo que desarrollaron en Fear, Emptiness, Despair (1994) y que siempre me ha fascinado.
La tralla de verdad y algo caótica la encontramos en «The Chains that Bind Us» desplegando un amplio arsenal de matraca de la buena. Y las dos siguientes siempre las he visto como un pack, una antesala a la gran canción del disco. «Mind Snare» y «Extremity Retained» son un par de burradas marca de la casa que se pasan en un abrir y cerrar de ojos.
Y tras estas vamos directamente a «Suffer the Children», una canción que puede que me equivoque pero que no han dejado de tocar nunca en sus directos, una maravilla versionada centenares de veces y que es imposible quitarte de la cabeza. Es darle al play y empezar a cabecear, una canción que todo hijo de buen vecino se conoce o debería. No hay mucho más que decir de esta maravilla.
Cerrando este magistral disco tenemos «Hiding Behind», una canción arrastrada y que de nuevo vuelven a nuestra mente los enormes Bolt Thrower, los mismos Benediction o Autopsy con ese regusto europeo con pequeños atisbos de un thrash oscuro.
Discos como este abrieron la puerta a la popularidad del death metal y de casi todo el metal extremo en general. A raíz de su salida surgieron nuevos grupos que bebían de la misma fuente como Brutal Truth, Nasum, Rotten Sound o Wormrot entre muchos otros. Harmony Corruption es pura esencia, una piedra pivotal para entender mucho mejor que ocurrió en los adorados años 90. Dale caña para celebrar sus 30 años.