Hay varios grupos con este mismo nombre y en un principio me vinieron a la cabeza los alemanes que practican un buen thrash metal pero al darle al play este disco de thrash no tiene nada. Así que me puse a investigar y se trata de los Necronomicon de Canadá que practican una especie de híbrido entre death y black con un alto contenido sinfónico. Los veo como una versión de lo que deberían ser hoy en día Dimmu Borgir.
Llevan activos desde 1988 pero no fue hasta 1999 que sacaron su primer Lp y su carrera ha tenido largos periodos de silencio discográfico siendo a partir de 2010 que empezaron a sacar material de forma más asidua. Nos encontramos ante el sexto trabajo que editan y siendo sincero no los había escuchado antes, o bien por la gran cantidad de grupos que tengo pendientes o por que no se han sabido vender muy bien fuera de sus fronteras, a saber. Ya llevan tiempo con el sello Season of Mist, uno de los mejores a nivel metal extremo que podemos encontrar hoy en día y ha sido gracias a que me pasaron el disco que los he podido conocer un poco más. Prometo que repasaré sus anteriores obras, pero ahora centrémonos en este Unus.
Al empezar no quedan dudas que esta gente han mamado mucho del grupo noruego que he nombrado antes y si con las primeras notas te digo que son ellos te lo crees sin pestañear. Al entrar la voz seguro que dudarías algo ya que se mueve más en el gutural típico del death metal pero la base es un black/death en toda regla. El sonido es nítido pero encuentro que los detalles sinfónicos están un poco exagerados y en algunos momentos demasiado altos de volumen. Eso sí, la batería suena atronadora y eso compensa un poco. Pianos, arreglos corales, alta velocidad, riffs bastante ortodoxos sin salirse de la norma pero sonando todo muy sólido y oscuro recordando la época gloriosa del estilo.
«Infinitum Continuum» tiene un desarrollo más clásico con unas geniales guitarras en la onda de la época media de Old Man’s Child con ciertos tecnicismos, moviéndose más en medios tiempos y dejando aparcado un poco el rollete sinfónico. Pero a mitad de canción lo recuperan con unos solemnes coros y también la velocidad a base de machacones blast beats y un doble bombo aceleradísimo con arreglos que tienen ese regusto a «Mourning Palace». Aix, ¡que se os ve el plumero!
Con «Paradise Lost» continua la masacre a base de más de lo mismo y siempre con la alargada sombra de Dimmu Borgir, y perdón por insistir pero es que son un poco calcados a ellos. Tienen algo de personalidad, no lo voy a negar, pero la verdad que a pesar de algunas partes que se salen de lo establecido y apostando más por influencias de grupos como Behemoth, Hate o Belphegor, el resto me parece hasta descarado.
Pieza instrumental para calmar un poco los ánimos que me recuerda mucho a la banda sonora de los videojuegos de God of War con dejes mitológicos. Tras esta pura tralla sin aditivos, directos al grano pero sin muchas novedades y el hastío empieza a aparecer. Es el rollete de mezclar un poco a los Behemoth del Zos Kia Kultus y a los Dimmu de «Puritania», y pam, lo tienes. Si te gustan estas referencias estás de enhorabuena.
Nos encontramos un principio bastante étnico y diferente en la intensa «The Thousand Masks» con unos riffs mucho más marcados pero siguen en sus trece. Aquí la formula ya empieza a fatigar y la capacidad de sorpresa se ve muy mermada aunque sigan más calmados y jugando con ritmos lentos para variar un poco su propuesta.
Tras otra pieza instrumental muy parecida a la anterior y con ese regusto cinematográfico nos vamos directos a las dos últimas piezas que no varían mucho de lo visto hasta ahora aunque son canciones más sencillas, sin tantos artificios que en su justa medida tienen su encanto pero que abusando no sirven de mucho. Se les nota más macarras y tirando hacia el sendero del death metal y es que «Cursed MMXIX» es una regrabación de su primera demo y por eso es bastante diferente.
Un buen disco aunque su formula puede llegar a cansar. Si os gustan los grupos nombrados probad a ver que os parecen.