El comúnmente conocido subgénero que responde al nombre de blackened death metal está viviendo una época dorada con el auge imponente sobre todo de Behemoth. Pero no todo el estilo se basa en nuestros polacos preferidos. Hay otras bandas de relevancia incuestionable y calidad incontestable que bien le llegan a la altura de los hombros a la banda de Nergal. Hate, Belphegor, Necrophobic bien podrían tener el mismo impacto de los primeros, pero ellos no han logrado trascender al mainstream.
Hoy me ocupo del nuevo disco de Necrophobic. La banda sueca está de celebración de los 30 años de su fundación y nos ofrecen su noveno disco titulado Dawn of the Damned y nos llega de la mano de Century Media Records. Han pasado muchos años y discos desde que los de la bonita Estocolmo nos sacudieran con The Nocturnal Silence, uno de los mejores discos de death metal del viejo continente.
La inestabilidad como banda ha dado siempre el mejor fruto de cada nuevo miembro. Esto ha provocado que sus discos se acostumbren a contar como éxitos. Formados actualmente por el vocalista Anders Strokirk, los guitarristas Johan Bergebäck y Sebastian Ramstedt, el bajista Allan Lundholm y el batería Joakim Sterner, los suecos redoblan intensidad en este nuevo capítulo de su dilatada carrera.
Dawn of the Damned luce increíble en parte gracias a una producción exquisita y sobre todo por la incontestable calidad de unos músicos en un estado de forma envidiable. La banda sube la apuesta en el departamento técnico y evita continuamente todos los clichés asociados con su estilo adoptado. Estilísticamente hablando, el disco se inclina más hacia la faceta black de su propuesta. Atmósferas densas e híbridas dan esa sensación de claustrofobia tan impresa en las líneas del metal negro. La evolución de la banda no conoce límites y sus filtreos en el filo de la navaja que corta el negro de la muerte es excelente.
El disco trata conceptualmente sobre una serie de sueños lúcidos abstractos y meditaciones que, combinadas no podía ser algo normal viendo el resultado del disco. En cuanto a los cortes que forman el disco, no hay mejores ni peores, no logro entender el disco como una unión de canciones independientes. El disco actúa como una suma de portentos de gran eclosión que reunidos forman una auténtica bomba nuclear sonora oscura como ninguna.
Sin duda, Necrophobic vuelven a firmar uno de los discos de metal extemo del año, y ya llevan varios. La prolífica carrera de los suecas firma un nuevo acierto plasmado en un brutal blackened death metal que tendría que marcar estilo.