Palabras mayores… El Harvest de Neil Young es uno de los grandes discos de la historia de la música popular, y ahora cumple su cincuenta aniversario. El canadiense hizo historia mezclando rock con country, pues en el fondo el campo era el medio en el que vivió y creció. Compaginó la vida rural alimentando pollos en la granja familiar con la guitarra y su inconfundible voz. Creó antes de su carrera en solitario esos mágicos discos de Crosby, Stills, Nash and Young y al poco de terminar, el Harvest fue un pelotazo absoluto siendo número 1 en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Holanda, Francia… Era su cuarto intento en solitario.
Fue un éxito inesperado para su protagonista pues, hasta cierto punto, el disco fue una sucesión de casualidades, empezando por los músicos participantes y por las sesiones de grabación en su propio granero. Luego hay un tema grabado en directo que pasa a ser leyenda y dos canciones que cuentan con la sinfónica de Londres. Parece todo deslavazado, pero es así: pasas del granero polvoriento a la sinfónica de la capital de Inglaterra con todo un Jack Nietzsche produciendo y tocando el piano en varios temas.
Cosiendo lo imposible: Un granero, un rancho nuevo, Johnny Cash, la sinfónica de Londres y músicos que te encuentras por la calle
Todo empieza cuando Neil Young acude a Nashville, territorio Johnny Cash, que lo invitaba para grabar en su programa de televisión. De esa invitación y ese viaje nace todo… Hay esa participación televisiva en YouTube, por si queréis ver todo lo acaecido antes de que se grabara el disco. Allí iban a participar a su vez Linda Ronstadt y James Taylor. El productor Elliot Mazer le invitó a cenar, le mostró a unos músicos locales, y un Young, cargado con nuevas canciones, ya quiso empezar a grabar esa misma noche.
Esos músicos no estaban disponibles puesto que en el 70 las noches en Nashville eran siempre ocupadas con conciertos en directo, pero Young y Elliot reclutaron lo que necesitaban: Kenny Buttrey a la batería, Tim Drummond al bajo y a Ben Keith a la pedal steel. Cuenta la historia que a Drummond se lo encontraron de chiripa por la calle. De allí se perfilaron varias canciones que iban a ser historia del rock. Y ya que había estado con Ronstadt y Taylor, grabaron los coros para un par de canciones. Bautizó esa banda imposible el líder como The Stray Gators.
Pero Young fue más allá y metió en su granero a la banda y a Crosby, Stills y Nash en el salón de su casa para grabar a la vez. Una de las grandes frases de esas sesiones de grabación fue cuando Young le decía a Elliot: “Sube el sonido del granero”. Brillante es poco… A pesar de lo que puede parecer un sinsentido total y un collage imposible de trozos que pasan por el directo, los graneros, la sinfónica de Londres o ese cuarteto mítico con el que había roto poco antes, entre todos consiguieron una obra estelar. Toda esta historia dice mucho, muchísimo del carisma y la genialidad de Neil Young.
El disco
Ya posee todo una magia especial con “Old Man”. La historia de la misma es que cuando Neil adquirió el rancho en el que continúa viviendo tuvo unas palabras con el vendedor de la misma:
«- Y con lo chaval que eres, ¿como tú puedes permitirte un rancho como este?
– Tuve suerte, Louis, nada más.»
El gran Young le compuso esta canción para él, pues en el fondo las necesidades de los jóvenes terminan siendo las de los mayores. Es brillante y hay el banjo de seis cuerdas de James Taylor y las segundas voces de Linda Rondstadt.
Si vamos a la magia hay que pasar por la maravillosa y extraordinaria “Heart of Gold”, ese single que le llevó a lo más alto con una clara ascendencia de Bob Dylan. La cadencia del tema es excepcional, la letra impagable y los arreglos de slide le dan ese acabado evocador y “tan de campo”. Remata con su armónica y con la definida y real batería de Kenny Buttrey.
Una de las canciones más influyentes de todos los tiempos es ese alegato en contra de la heroína que lleva el nombre de “The Needle and the Damage Done”. Esa droga hacía estragos y los vivió en su propia piel con los Crazy Horse (Danny Whitten). Es una canción grabada en directo. “Harvest” es una delicia acústica, sencilla, muy directa y perfectamente representativa de lo que persigue el artista en esta obra. Más allá del slide, recordemos que Young suele utilizar en sus directos una escoba a modo de instrumento.
Y en “A Man Needs a Maid” ya entramos en los terrenos de la sinfónica, y un poco se nota que los volúmenes entre instrumentos están en algunos momentos bastante por encima de la voz de nuestro protagonista. Tanto da… El tema es ampuloso, pero, podría haber sido servido en acústico y funcionar igual. El lujo de la orquesta le da mucha profundidad al disco y sorprende. Aquí Young da una lección de todo lo que puede regalar con su voz.
En “Are You Ready for the Country” puedes percibir el ambiente relajado y feliz que rodeó la grabación con esas risas y voces antes de empezar el tema. Gran himno con la guitarra más presente y con un aire cercano a lo que podría ser el sonido de The Doors. Suena como si los de Jim Morrison estuvieran en un granero y dejaran la psicodelia de lado. La final “Words (Between the Lines of Age)” es de largo el tema más eléctrico y el más extenso de la obra.
Luego está la onírica “There’s a World” en la que orquesta una pieza de menos de tres minutos, pero vale mucho la pena. Pizzicatos de cuerda y violines para recargar una bonita pieza con alma cinematográfica. Y la inicial “Out on the Weekend” es historia viva de country rock. Una impagable forma de dar inicio a todo y de darle al slide todo el protagonismo de los arreglos. Pedal Steel y armónica en primera línea.
Veredicto
Recordemos que estamos hablando del disco más vendido de Estados Unidos en 1972. También tenemos que recordar que ese Young de 24 años llegó a proponer a la discográfica que la carátula del disco fuese biodegradable y que se destruyese nada más ser desembalada… Si es que a este disco no le falta historia. Menuda cara de póker debieron poner los de Reprise Records ante la ocurrencia del granjero. Obviamente le dijeron que sí, que ya le llamarían a su rancho, pero que no les esperara despierto.
Los Lynyrd Skynyrd se cabrearon especialmente con la canción “Alabama” en la que criticaba los estados del Sur de Estados Unidos. Esa provocación sería mágica pues los Lynyrd le quisieron dar la réplica con más música auto-reivindicando el Sur en forma de canción ante esa crítica. De allí surgió “Sweet Home Alabama”, por lo que de rebote Young inspiró una (otra más) de las más rutilantes canciones jamás compuestas.
El éxito no fue algo que Young encajara especialmente bien con el rancho recientemente adquirido. De repente se encontraba con ofertas para no parar de tocar y decía que de la carretera prefería apearse en las cunetas, que es dónde conocía gente interesante… Es decir, personas totalmente alejadas del negocio musical. Necesitó un descanso de todo.
Harvest es un disco capital para entender la música americana y, por ende, la música popular en general, puesto que no pude ser más popular, ni en cuanto a sonido ni en cuanto a gestación y letras. Recordemos que ha sido uno de los padrinos del grunge y que las camisas de franela las vistió él antes que Nirvana. ¡Que vivan la sinfónica de Londres y el granero!