Dentro de la fiebre thrash revivalista que nos invade en estos últimos años han salido bandas de todo tipo y pelaje: americanas, europeas, algunas más crossover, otras más death metaleras, algunas que les tira más el rollo Testament, otras que son más de Slayer, otras con influencias más germánicas… pero muy pocas han venido a revitalizar y dar lustre a una de las grandes escenas de los ochenta como es la brasileña, con los titánicos Sepultura como abanderados indiscutibles del estilo hasta que decidieron tirar por otros derroteros. El thrash brasileño siempre se caracterizó por ser muy directo y agresivo, con un pié y medio en el death metal y un sonido muy crudo y algo primitivo. Nervosa vienen a llenar este hueco y a reivindicar el legado de su país sin apartarse demasiado de estos cánones que definió el metal extremo brasileño en sus años dorados.
Confieso que, antes de saber que iban a venir como teloneras de la gira de Destruction, no conocía de nada a Nervosa, y me ha sorprendido comprobar el seguimiento que tienen, especialmente en redes sociales, con un número de fans comparable al de bandas con bastante más nombre y repercusión. No voy a mentir si digo que de buenas a primeras su música me ha parecido algo simplona y no demasiado destacable, pero a la que lo he escuchado con más detalle, soy capaz de apreciar algunas cosas y de ver un poco más allá. Está claro que no son virtuosas, pero la actitud, energía y compromiso detrás de sus canciones es innegable. Se palpa en cada nota que creen a muerte en lo que hacen y luchan por ello con ahínco, ofreciendo tralla, rabia y una agresividad incontestable.
La verdad es que hay algo de magnético y paradójicamente nostálgico en esta banda y este disco. Más allá de la curiosidad de ser una banda formada íntegramente por chicas, un hecho bien poco común entre los géneros extremos del metal (hasta el punto que reseñas de este disco en reputados medios internacionales invierten más de la mitad del texto en analizar este hecho), hay algo de amateur en su sonido que hace que inconsciente y felizmente me teletransporte a aquellos tiempos en los que empecé a escuchar thrash y death metal, llenos de producciones imperfectas, bandas prototípicas, limitaciones técnicas y fallos obvios, pero con toneladas de ilusión y ganas de comerse el mundo. La sensación es sin duda bonita, pero la verdad es que muchos de esos grupos no pasaron en mi caso de un par de escuchas de sus respectivas cintas mal grabadas y un inmediato almacenaje y olvido en la segunda fila de la estantería. Y todo apunta a que, más o menos, me acabará pasando lo mismo con Nervosa.
La guitarrista paulista Prika Amaral fundó el grupo en 2010, y poco después se incorporó Fernanda Lira a la guitarra y al bajo. Fernanda, con su aire a una Cronos (líder de Venom) femenina, tiene un vozarrón gutural y agresivo que poco tiene que envidiar a muchos machos del metal. Ellas dos forman el núcleo de la banda, mientras que la posición de batería ha sido más inestable, hasta el punto que Pitchu Ferraz, que grabó Agony y que, la verdad, me parecía la instrumentista más capacitada de las tres, ha dejado la banda hace pocas semanas y parece que aún no han encontrado un reemplazo definitivo a día de hoy.
Es posible que el hecho de ser chicas les haya beneficiado algo en su caso, ya que de lo contrario quizá se les habría considerado un grupo más vulgar y no hubieran tenido la repercusión que tienen en este momento, ni a nivel de público ni en cuanto a promoción y soporte por parte de su discográfica actual, Napalm Records. No digo que no hubiesen podido «triunfar» a la larga, ya que su música, a pesar de más o menos genérica, es rabiosa y tiene calidad, pero me temo que de haber sido chicos se habrían diluido en un mar de bandas, y el ser chicas les dá una identidad diferencial. Por suerte hoy en día las cosas ya no son como años atrás, cuando había un sexismo evidente en el rock duro, y al público (y a mí también, claro) le gusta ver que el metal extremo no es coto privado del género masculino.
Agony es el segundo disco de las brasileñas, después de haber debutado con el EP Time of Death (2012) y haber dado su primer salto al éxito (moderado) con el larga duración Victim of Yourself (2014). Desde el primer día una discográfica de cierto empaque como Napalm apostó por ellas, y es curioso notar como en este nuevo álbum la producción, la composición y la ejecución son notoriamente más sucias y crudas que en su trabajo anterior, consiguiendo ese sonido primitivo que tan bien evoca tiempos pretéritos. Muchas de estas bandas revivalistas, incluido las propias Nervosa en su primer disco, pecan a veces de una producción algo genérica, cosa que les confiere un sonido definido y agresivo pero seguramente bastante impersonal. Como queriendo escapar de esto, Nervosa han apostado aquí por algo mucho más básico, con más death metal, más dureza y más tralla. Se separan de los cánones del neothrash que nunca siguieron estrictamente para arrimarse sin rubor al thrash / death metal ochentero brasileño, en una evolución en el sentido contrario de lo que suelen hacer la mayoría de bandas. Si me preguntarais a mí, sin ser conocedor de la carrera de la banda y habiendo descubierto ambos discos a la vez, habría dicho sin dudarlo que Agony es el debut y Victim of Yourself la continuación.
El álbum empieza con «Arrogance», un buen tema trallero y apropiado para poner a la gente en situación, con muchas partes thrash y otras de un death distintivamente floridiano. El solo nos demuestra lo que iremos viendo a lo largo del álbum: Prika es una más que aceptable guitarrista rítmica, muy rápida y agresiva, pero como solista es más bien limitada. Fernanda, por su parte, se deja la garganta en cada nota, y recuerda a veces al tono de Angela Gossow, que supongo que por otro lado debe ser una influencia inevitable para cualquier vocalista femenina de metal extremo. «Deception» es un trallazo death metalero que combina un típico inicio lento y muy pesado con buenos riffs rápidos y agresivos. De nuevo me vienen a la cabeza tanto los Sepultura de los ochenta como el death metal de Florida a lo Morbid Angel, Deicide u Obituary.
Los mejores temas del disco son, para mí, la veloz y casi black metalera «Theory of Conspiracy», redonda, llena de blast beats, con un riff y estribillo excelentes, y la vacilona «Intolerance Means War», un poco más melódica (dentro de lo que cabe, claro), con otro riff principal sencillo pero memorable y un estribillo thrashero, antémico y coreable. Las estructuras de las canciones siguen patrones muy parecidos y no particularmente originales, pero en estos dos temas cuadran especialmente bien y me resultan muy motivantes.
He leído que «Guerra Santa» es la favorita de Fernanda, así como el único tema cantado en portugués. Uno de las canciones más veloces y caóticas, casi grindcore, con guiños a otro de los grandes del metal extremo brasileño, los míticos Ratos de Porão, con momentos black metaleros donde Fernanda se desgañita sin piedad mezclados con ritmos hardcore y punk que prometen incentivar brutales mosh pits allá donde vayan. «Failed System», por su parte, es una resultona marcha antisistema, con una inspirada línea vocal y un aire muy hardcore tanto en las partes rápidas y agresivas como en las más lentas y melódicas.
«Hostages» es el primer single y video del álbum, y no es una mala elección. Empieza un poco a lo «Seasons in the Abyss», pero en vez de mantener el medio tiempo, rápidamente se va por los derroteros hiperveloces y cañeros que dominan el disco en general. Bastante simple instrumentalmente, muy brasileña y deathmetalera, el estribillo con ese «hospital hostages» es pegadizo y resultón. «Surrounded by Serpents» no es muy diferente, y tampoco está mal, pero al cabo de varias escuchas es una de las que acabo recordando menos, al contrario que me pasa con «Cyberwar», que empieza con una línea de bajo muy crossover, es bastante previsible y tiene un estribillo 100% Destruction, pero que me motiva bastante y acaba convirtiéndose en una de mis favoritas del disco, casi a la altura de las que comento más arriba.
«Hypocrisy» es otro de los temas destacados, diferente y con un ritmo un pelín más contenido en su mayor parte. Es vacilona, inspirada y poderosa, y el punteo opresivo y angustioso que lo abre y que va apareciendo aquí y allá da bastante el pego. Para acabar, «Devastation» cierra el disco de una forma bastante genérica. El tema no es especialmente memorable en general a pesar de tener un estribillo motivante y bien conseguido.
«Wayfarer», el bonus track, no me ha podido sorprender más. Aquí, Fernanda se deja ir como cantante de blues / soul y la verdad es que, sin ser Nina Simone, lo hace bastante bien, en un movimiento que no me esperaba en absoluto y que me ha hecho sacar una sonrisa. El tema en sí es un poco raruno, y tampoco me atrevería a decir que las partes experimentales me gusten especialmente, aunque sí lo hace el estribillo y los trozos más convencionales. Empieza con voz limpia y un bajo cabalgante a lo Maiden, para convertirse después en un tema thrash más típico pero distinto a lo que hemos visto hasta ahora, con un poco de épica y algun toque de black metal antémico. La canción como tal acaba aproximadamente a los cuatro minutos, y en los dos restantes Fernanda se queda sola para improvisar con una voz a lo Janis Joplin que me ha dejado bastante descolocado. Le falta algo de trabajo para acabar de dominarla y brillar del todo en este registro, pero el talento está ahí y me gusta que las bandas se atrevan con cosas tan fuera de su comfort zone y tan alejadas de lo que se espera de ellas. Estoy seguro que para muchos thrasheros de pro un tema así es como una visita al dentista sin anestesia, pero en mi caso me ha parecido una exploración la mar de interesante, y ha hecho subir mi apreciación por la banda.
Nervosa no han inventado nada, más bien al contrario, pero lo dan todo en lo que hacen y, de una forma u otra, es imposible no notarlo ni sentirse atraído por ello. Para mi gusto, de todas maneras, aún les queda recorrido tanto en composición como en ejecución para convertirse en un grupo verdaderamente destacable. Este álbum es una violenta ametralladora de principio a fin, y a pesar de haber ciertos matices entre canciones, lo cierto es que más o menos todo se desarrolla en la misma marcha, haciéndose al final un poco ininteligible. Con sus 46 minutos (bonus incluido), Agony no es un álbum especialmente largo, y tampoco es que haya relleno como tal, pero en mi opinión, para un trabajo tan trallero y con pocos momentos realmente distintos y memorables, lo ideal habría sido suprimir un par de temas y haberlo dejado en un minutaje algo más corto.
Hace pocas semanas estas chicas pasaron por las salas peninsulares encabezando su propia gira, en unos conciertos que la crítica celebró como agresivos y llenos de simpatía, aunque con entradas más bien flojas. Este otoño las tendremos aquí de nuevo formando parte de uno de los carteles más interesantes de los próximos meses, en lo que será una gran fiesta de celebración del thrash metal con representantes de todas sus escuelas. Una gira encabezada por dos leyendas ochenteras como son los alemanes Destruction y los americanos Flotsam & Jetsam, y que contará con el soporte de dos nuevos valores, los suecos Enforcer y las mismas Nervosa, que abrirán la descarga en cada una de las cuatro noches que tienen previstas en España. Un cartel muy goloso y una magnífica oportunidad para las brasileñas de aumentar su exposición ante un público que adora el thrash metal de toda la vida. Después de los elogios que he oído y de visionar varios enérgicos vídeos en youtube, es innegable que han despertado mi curiosidad para ver como se desenvuelven encima de las tablas, y estoy seguro que me van a convencer más en directo de lo que lo han hecho en disco.
Artículo publicado originalmente en Metal Symphony Website: https://www.metalsymphony.com/nervosa-agony-napalm-records/
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.