Vértigo. Así me siento desde que Beto me pidió el favor de realizar la review aniversario de este disco. Embargado en una sensación de no poder expresar lo que sientes escuchando un álbum como Through Silver in Blood (1996). Mal de altura. Adéntrate en tus temores y limitaciones a la hora de desgranar la inmensidad creativa de Neurosis.
Scott Kelly, Steve Von Till, Noah Landis, Dave Edwardson y Jason Roeder entregaron una de las obras canónicas de post metal con influencia de más estilos, especialmente, del sludge con el que coquetean durante toda la duración del álbum. Un trabajo denso, plomizo, tenebroso y oscuro. Metafísica. Un viaje hacia los recovecos más siniestros de tu alma y, en consecuencia, la búsqueda consciente de la banda sonora de semejante viaje. Eso es lo que me evoca esta obra. Experimentación. Sin miedo a buscar la excelencia en el barroquismo. Percusiones tribales. Liturgia.
Dificultades. Kelly era homeless en aquella época y Von Till, según Wikipedia estaba en una “vía hacia el infierno”. Este es el contexto personal para escribir y lanzar con su nuevo sello Relapse su quinto disco y el que daría inicio a una trilogía imbatible: Through Silver In Blood – Times of Grace (1999) – A Sun That Never Sets (2001). Neurosis pasan de ser una banda hardcore del montón a lanzarse a los brazos de la experimentación en su tercer disco, el seminal Souls at Zero (1993). Donde buscan a través de sonidos más pesados redefinir su música.
Complejo. Esta obra en concreto y la trayectoria musical de Neurosis global, no es fácil. Las estructuras no son las típicas, ni son ortodoxas. Buscan confundir y adentrarte en ese mar de moho existencial en el que intentaran ahogarte. La angustia que te generan esos pasajes escritos desde la frustración te oprimen el pecho. No puedes respirar. Superado. Acabas desbordado de este tour de force titánico.
Se trata de ser fuerte, aguantar el reto que te brindan y sumergirte sin temor, pero siendo precavido. Sirva como ejemplo el octavo corte del disco, “Aeon”. Épica. Barroca. Un inicio apacible, violines incluidos que explosiona desde lo más profundo de la rabia, más de 11 minutos de una experiencia extrema y heterodoxa. Del ir venir sin rumbo fijo pero objetivo claro: atraparte en el gozo de las tinieblas.
Through Silver in Blood se divide en nueve canciones que superan la hora de duración. Las piedras angulares en las que se sostiene esta obra magna son la homónima al título del disco, “Purify”, «Strength of Fates» y “Aeon” en mi opinión la columna vertebral. Obviamente, todo el disco es esencial y no le sobra nada, pero las cuatro citadas son las que dan la coherencia sonora a los 70 minutos de liturgia. La dupla Kelly/Von Till se interpelan a las voces y guitarras, la atmósfera opresiva generada por toda la banda es temible, la percusión, calculada a veces, tribal otras de Roeder, es atenazadora. Un disco igual de sublime como disruptivo.
No ha sido una tarea fácil. Un disco que, en algunos momentos, sin la actitud adecuada, se te puede atravesar. Un trabajo (y los que seguirán años después) sin el cual no podríamos entender bandas como Cult of Luna, The Ocean, Inter Arma o, en otra categoría, Mastodon. Un disco necesario y no apto para oídos sensibles, pero un disco que debes escuchar antes de morir.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.