Qué poco se habla de New Order y su legado. Una de las bandas más transgresoras en términos de evolución y mutación. Resurgir de las cenizas y apartarse con orgullo de la alargada sombra de Joy Division. Capaces de encabezar un nuevo sonido tras ser los padrinos del post punk. Hoy cumple 40 años el que fuese la punta de lanza, la bisagra, o para muchos el cenit de la banda de Manchester: Power, Corruption & Lies (1983).
Para comprender realmente el impacto de el segundo disco de New Order tenemos que ir un poquito más atrás en el tiempo. Pero nada, unas semanas. Concretamente al 7 de marzo de 1983. Una fecha tan marcada que nos coloca en el preciso momento en que New Order traspasa sus límites y nos regala un EP que marca el futuro de synthpop y el dance alternativo: Blue Monday / The Beach (1983).
“Blue Monday” rompe radicalmente con la estética post punk de Joy Division aún apadrinada por la “nueva” formación en su disco debut Movement (1981). En una de las canciones más memorables y reconocibles jamás grabadas, “Blue Monday” captura realmente la esencia y el espíritu del HI-NRG, el synthpop y el dance alternativo, todo en uno. Si quieres disfrutar de un synthpop bello y progresivo, un tema enérgico que suena increíble y que podría reproducirse en multitud de escenarios diferentes, ésta es la elección perfecta.
Power, Corruption & Lies se lanzó el 2 de mayo de 1983. Tras ya separarse de Joy Division, New Order nos muestra, quizás de forma conmemorativa, una ofrenda florar tardía a Ian Curtis. Su forma de pedir perdón por ya alejarse del post punk que abanderaron por poco tiempo. Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris junto a la teclista Gillian Gilbert encuentran un nicho musical en el que se encuentran más cómodos que nunca. Un espacio con total libertad creativa sin que Sumner trate de emular al difunto Curtis.
Inspirado por las corrientes electrónicas de los clubs de New York de principios de la década de los 80, con Power, Corruption & Lies logran al fin encontrar el rumbo. Sumner deja de querer ser el nuevo Ian Curtis y los demás artistas logran encontrar el alma de sus nuevos aliados: los sintetizadores.
El disco, una obra colosal en todos los aspectos ha acabado ocupando los rankings de los mejores discos tanto cuando hablamos de synthpop como new wave. Si bien nunca se ha acabado de considerar New Order como una banda new wave, la fina línea que separa el post punk, el synthpop y la new wave provoca que, por simpatía, se pueda pensar en ellos como una banda del género. En cuanto al synthpop, la magnitud de Power, Corruption & Lies es equiparable a Violator de Depeche Mode o Die Mensch-Maschine de Kraftwerk.
Partiendo de estas premisas básicas en términos de calidad, podemos citar tres canciones clave que forman el núcleo duro y sumamente perfecto de este disco. Repartidas estratégicamente en la una, cinco y ocho, las tres canciones funcionan como entes independientes, pues todas ellas ofrecen una ruptura con el resto del disco.
Arrancando con “Age of Consent”, una de las piezas más amadas de la banda. La canción se ha utilizado en muchas escenas, tráilers y anuncios, y ha sido versionada por decenas de bandas. La «edad de consentimiento» es la edad legal para participar en actividades sexuales. La canción marcada por el bajo de Peter Hook tiene una calidez que la banda nunca había logrado captar en sus canciones previas. La combinación rítmica Stephen Morris/Hook lidera la canción en todo momento, la guitarra de Sumner a veces rasposa, a veces recortada y un sutil pero presente zumbido en lo profundo de la mezcla, presumiblemente también de Gilbert, añadiendo textura y un pequeño empujón extra cuando es necesario.
La siguiente pieza clave del disco es “Your Silent Face”. Es una de las canciones más emblemáticas del álbum, en parte por la gran presencia de la melódica. Se sigue interpretando en los conciertos de New Order desde que la banda se reformó en 2011. La canción es una perfecta muestra del talento compositivo de los integrantes. La fusión de sintetizadores e instrumentos es perfecta en esta pieza.
Y la tercera y última pieza imprescindible del disco es la que lo cierra. “Leave me alone” es la que contiene menos elementos electrónicos, contiene una hermosa melodía y unas letras profundas como bien siempre supieron crear. La música es principalmente dos guitarras tocando y algo de batería, Bernard Sumner canta normalmente, sin doblajes y poca electrónica. Otro himno, tercer himno y tercer canción perfecta en un solo disco.
El resto del álbum también está repleto de joyas, cada canción con un toque muy diferente. La música en sí es una montaña rusa emocional, pero las letras consiguen mantener la melancolía. Cada canción tiene una belleza innegable, sobre todo gracias a esa atmósfera fría combinada con la exuberante estratificación y la electrónica.
Power, Corruption & Lies es uno de esos discos que no envejecen, un disco que sigue transmitiendo todo su poderío tras 40 años de su lanzamiento. New Order se quitaron de encima la alargada sombra de Joy Division e iniciaron aquí su nueva carrera como banda. Una exitosa carrera que sigue vigente tras más de 40 años.