Hace unas meses, Nick Cave se sentó solo al piano en la vacía sala del West Hall en el Alexandra Palace de Londres y cantó 21 canciones de su extenso catálogo. Esa mágica velada fue el 19 de junio, en pleno lockdown británico por el Covid-19. Sin duda, ésta ha sido una de las representaciones más originales y a su vez emotivas dentro de esta nueva dinámica de conciertos en streaming.
Transmitido en el citado streaming a nivel mundial el pasado 23 de julio. El evento tomó el nombre de Idiot Prayer: Nick Cave Alone en Alexandra Palace. De todo ello nació una película proyectada actualmente en los cines dispuestos y la BSO de la misma la tenemos ya en spotify y plataformas de venta online así como en las tiendas físicas.
En abril, el inicio de la pandemia le costó a Nick Cave and the Bad Seeds la suspensión de la ansiada gira europea y estadounidense. Gira de la que se rumoreaba que habría sido una producción espectacular que incluiría un coro de gospel al completo. La gira se reprogramó para finales de 2021 y recientemente se ha anunciado la suspensión total de la gira hasta nuevo aviso. Una gran pena.
La actuación en solitario de Cave en el Alexandra Palace de Londres fue un evento extravagantemente grandioso que contó con los servicios del renombrado director de fotografía irlandés Robbie Ryan conocido por su trabajo en películas como las oscarizadas La Favorita e Historia de un Matrimonio. También contó con un equipo de filmación completo y un extenso equipo de producción. Susie, su esposa, fue directora creativa del evento.
Si nos centramos en la versión cinematográfica, ésta comienza con una floritura teatral consciente de sí misma: una toma de la cantante sentado en una silla escribiendo en un cuaderno, luciendo impecablemente elegante su traje Gucci hecho a medida. Luego, la cámara sigue a Cave mientras, recortado en la penumbra, baja por una amplia escalera y atraviesa varias otras salas ornamentadas hacia el espacio de actuación.
Ya en la banda sonora, Cave recita una versión modificada de “Spinning Song” de su álbum más reciente, Ghosteen (2019). Después de eso, Nick se sienta al piano y durante la siguiente hora y 30 minutos, todo gira en torno a las canciones y la imponente presencia de Cave.
La selección de Cave de sus pistas es excelente y sin duda atraerá el interés de los fans. Hay un énfasis en Your Funeral … My Trial (1986), mucho de The Boatman’s Call (1997), su disco más contemplativo. También encontramos una alta dosis de su última e introspectiva tríada de discos Push the Sky Away (2013), Skeleton Tree (2016) y Ghosteen (2019).
Las canciones más recientes destacan mejor en este contexto, sonando mejor que muchos de los éxitos más antiguos que están algo más distantes de sus formas familiares al perder el sonido más completo de Bad Seeds y el evidente envejecimiento de la compleja voz de Nick. Canciones que pierden potencia pero ganan emotividad hasta el punto de conmovernos.
A lo largo del repertorio, Nick Cave no dice nada. Tan solo una sombría risa al final acompañada de unos balbuceos. Esto dota de una atmósfera sombría a todo el viaje que supone Idiot Prayer. El resultado final es una actuación que nos encuentra al Cave más cercano y personal. Nos acerca a su momento más íntimo, como si pudieras hablar al artista de tú a tú.
Idiot Prayer: Nick Cave Alone en Alexandra Palace es un trabajo imprescindible si eres fan de Nick Cave. Pero no es la puerta de entrada al artista si aún no lo conoces. El concierto, o el disco, es maravilloso, emotivo y triste. Con una producción exquisita y una interpretación realmente magistral de uno de los mejores artistas de todos los tiempos.