Nightrage – The Venomous

Es curioso lo que me ha pasado con este disco. Cuando lo empecé a escuchar preparándome para reseñarlo, me pareció un trabajo poco excitante y tirando a vulgar, palideciendo claramente al compararlo con maravillas recientes del death metal melódico como los últimos trabajos de Dark Tranquillity, Insomnium o Wolfheart. Por razones que no recuerdo, otras reseñas, crónicas y reportajes tomaron prioridad, con lo que este disco y este artículo quedaron aparcados y no ha sido hasta ahora que he tenido un hueco para recuperarlos. Y fíjate por dónde, al escucharlo de nuevo todo me ha entrado de forma muy distinta y todas las piezas han parecido encajar a la perfección. Quizás porque las pegadizas y ligeras melodías sobre los que gira el álbum ya han pasado a formar parte de mi subconsciente, el hecho es que a día de hoy The Venomous, séptimo trabajo estudio de los greco-suecos Nightrage, es un disco que me pasa solo y cuyos temas, casi sin excepción, me parecen temazos realmente disfrutables. Es posible que el melodeath que nos presentan Marios Iliopoulos y los suyos no sea el más original que podamos encontrar en el mercado a día de hoy, pero ostras, las melodías que el guitarrista griego consigue crear tema tras tema me resultan tan infecciosas y accesibles que con las escuchas he llegado a considerar este disco una pequeña y divertida maravilla, tremendamente fluida, fácil y entretenida, cuya escucha apetece a todas horas.

Es innegable que el melodeath vive días de gloria. In Flames se bajaron del carro hace ya muchos años, pero tanto Amon Amarth, Dark Tranquillity, Soilwork, At the Gates o la fértil escena finlandesa liderada por Insomnium, Omnium Gatherum o Wolfheart llevan unos cuantos años sacando discazos y alcanzando recientemente las cúspides de su popularidad. Lejos de intentar ahondar en la oscuridad tal y como hacen muchos de sus compañeros de género, Nightrage apuestan por un death metal melódico positivo y luminoso, con espíritu hard rockero y festivo en muchos momentos. Se trata de un disco muy agresivo y habitualmente veloz, pero ya sea por la producción, muy ligera, o por el protagonismo tan evidente de la melodía, el hecho es que acaba resultando realmente accesible, sonando muy moderno sin serlo del todo. Aunque siempre se han mantenido en un cierto segundo plano, y yo mismo no los he seguido nunca del todo, Nightrage están lejos de ser unos don-nadies en este mundillo del melodeath. Hijos del talento del guitarrista griego Marios Iliopoulos, que los fundó en el año 2000 junto al también heleno Gus G. (famoso posteriormente por su trabajo en Firewind y por ser hoy guitarrista de la banda de Ozzy Osbourne), tenían tan clara su devoción por el death metal melódico que acabaron mudándose rápidamente a Gotemburgo. Eso sirvió para que músicos de la primera línea del género como el ex cantante de At the Gates Tomas Lindberg o el batería Per Möller Jensen de The Haunted participaran en algunos de los discos más celebrados de una banda que tuvo cierta repercusión en la primera mitad de la década pasada pero cuya popularidad ha ido diluyéndose lentamente con los años.

Si bien la propuesta de Nightrage no es un melodeath puramente gotemburgués, tampoco podríamos decir que queda muy lejos, y en los primeros compases del disco ya nos muestran, sin hacer demasiado esfuerzo por disimular, por dónde van a ir los tiros. La inicial «The Venomous» es totalmente deudora de los primeros In Flames, mientras que «Metamorphosis / Day of Wrath» o la gran «In Abhorrence» van, en gran parte, más por la vertiente At the Gates / The Haunted. Lo que todo el disco tiene en común es el excepcional trabajo de Marios en las composiciones y la ejecución de las guitarras, con riffacos, solos y punteos melódicos brillantes y recordables, así como estribillos pegadizos y diferenciables casi en cada canción. «Affliction» es un tema un poco más pausado pero igualmente motivante, con cosas de Dark Tranquillity y Arch Enemy y un fantástico estribillo muy melódico y tremendamente pegadizo. «Bemoan» es otra de las grandes, con un par de punteos maravillosos y un riff y actitud general que me recuerdan bastante a los injustamente infravalorados Himsa. «The Blood», por su parte, es más melódica pero igualmente motivante y recordable, sonando moderna y casi metalcore por momentos sin perder un ápice de su esencia ni desentonar lo más mínimo en el contexto del disco.

La segunda mitad del álbum mantiene el nivel sin ningún problema, y temazos infecciosos como la épica «Trail of Ghosts», la canónica «Disturbia» o la pegadiza y accesible «Desolation and Dismay» son prueba evidente de que la calidad de este trabajo no baja el pistón en ningún momento, y los casi cincuenta minutos que dura The Venomous transcurren casi sin darte cuenta, encontrándote sin darte cuenta una y otra vez escuchando las delicadas notas de la bonita y lírica instrumental final «Denial of the Soul». Doce temas impecables, accesibles y tremendamente resultones que te hacen olvidar fácilmente que no son la propuesta más original del melodeath actual. Las influencias están claras, abarcando un amplio abanico dentro del death metal melódico de los últimos veinticinco años, y Nightrage no tienen ningún reparo en erigirse como bandera de homenaje a un género que parece vivir una nueva juventud (que no es la segunda ni la tercera) mientras se esfuerzan en seguir siendo relevantes. Los puristas van a decir que no aportan nada demasiado nuevo al estilo, y seguramente tendrán razón, pero no se me ocurren muchos motivos para que los fans del death metal melódico no disfruten fácil y despreocupadamente de este disco al igual que he acabado haciendo yo.

Artículo publicado originalmente en Metal Symphony Website: http://www.metalsymphony.com/nightrage-the-venomous-despotz-records/.

Albert Vila

Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.

Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.