Hablar de Nightrage es hablar de un grupo mítico, de los pocos que quedan capaces de tocar un melodic death metal puro. O al menos, más que capaces, más bien de los pocos que siguen tocando este estilo de la manera original y tal como dictan los cánones. Por que escuchar Nightrage es como vivir continuamente en la época dorada del death metal melódico de mediados y finales de los noventa. Es como los grupos que su sonido es thrash o death metal añejo, en el caso que nos ocupa hoy pues te puedes imaginar a, por ejemplo, In Flames si no hubiera mutado su estilo.
Nigthrage tiene ya bastante recorrido, formado en Grecia en el año 2000 por Marios Iliopoulos y Gus G., bastante temprano sacaron su primer larga duración, Sweet Vengeance (2003) recibiendo buena crítica. En este disco había de cantante ni más ni menos que Tomas Lindberg (At the Gates). Pero el “problema” viene después, con su segundo trabajo, cambian la mayoría de los integrantes, cosa que ha sido una constante hasta el día de hoy. No sé si esta circunstancia ha provocado que no tenga el renombre ni nombre de seguidores que por tipo de música, y como de bien tocan, deberían tener. Y es que su sonido es muy bueno y aunque se hayan “anclado” en una época en concreto, para nada son repetitivos, con un sonido fresco y consiguiendo buenas canciones y buenos álbumes. Cosa bastante difícil de alcanzar.
Por sus filas han pasado nada más y nada menos, músicos como, entre otros, el guitarra Olof Mörck (Amaranthe), el vocalista Jimmie Strimmell (Dead by April) o el baterista Nicolas Barker (Dimmu Borgir, Brujería). El hecho que por ejemplo, a parte de Marios Iliopoulos que lleva toda la vida en Nightrage, el único componente que ha pasado más años en el grupo sea Olof Mörk, (207-2013), lo dice todo. Demasiados cambios incesantes de integrantes que no ayudan a nadie para conseguir la estabilidad que se necesita para, seguramente, llegar a cotas más altas. Aún así, repito, Marios Iliopoulos, ha conseguido llevar al grupo a un nivel compositivo excelente y de calidad técnica.
En su octavo trabajo Wolf to Man (2019) vamos a seguir la senda iniciada hace ya prácticamente 20 años. Death metal melódico, estilo Goteburgo puro. En esta ocasión quizá un poco más pesado, rudo y oscuro que en anteriores discos.
Empezamos con “Starless Night” con un solo de corte desgarrador y un ritmo acompasado a la guitarra. Pero solo es amago de nada. Ipso facto te meten un atronador death metal melódico tan nostálgico, tan bien hecho. A la vez con un aire moderno y técnicamente perfectos. La canción tiene los típicos patrones de las partes rápidas y brutales, con los estribillos de corte melódico y la voz más agresiva y desgarradora.
“Wolf to Man” tiene un comienzo lento con un punteado que se irá repitiendo durante la canción, combativa y con buenos riff. Pasada media canción te implementan un pequeño ritmo thrash como modo de break. Los estribillos con el punteado comentado y como chilla la voz, le dan un toque a lo metalcore de toque pegadizo. En “Embrace the Nightrage” dan comienzo unos riffs bastante dinámicos para pasar a una canción bastante dura. Los estribillos vuelven a tener el aire añejo con unas guitarras muy harmónicas. Canción muy potente y a tener en cuenta.
“Desensitized” me recuerda a una mezcla de canciones de In Flames con el comienzo que me recuerda a la “Ordinary History” del álbum Colony (1999). No lo he comentado pero todos temas vienen acompañados de excelentes solos, y aquí no es la excepción. Unas guitarras tan activas y melódicas no dejan de sorprenderte. “God Forbid” tema de corte férreo, mucho más lento pero duro. El ritmo lo lleva una batería con un semi-troteo, que le da un aire más épico en las estrofas. Y termina de manera excelente con una parte no exente de groove, para completarla con un pequeño toque de guitarra acústica.
“By Darkness Drawn” ya te teletransporta con su inicio con unos riffs tan armónicos para continuar con puro death metal melódico espectacular. Con unos cambios brutales cuando pasa a los estribillos con unos punteados acompañando la voz. Voz desgarradora y directa. Con “The Damned” seguimos la senda del buen melodeath aunque en esta ocasión es un poco más original y de corte muy moderno. “Arm Aim Kill” es un tema en general más lento pero con unas partes muy afiladas y voz gutural.
“Gemini” continua con una agresividad un poco diferente de lo habitual en Nightrage tema muy dinámico con bastantes cambios, más de los habituales. Voz más grave y un gran juego de las guitarras. Empezamos el final del disco con la antepenúltima, “Disconnecting the Dots” de comienzo mágico, melódico y tranquilo para enlazar con ritmo general de medio lento y con la intención de canción pegadiza y suave. Lo consigue. “Escape Route Insertion”, enseña al mundo como hacer melodeath como Darrell manda, sin tapujos. La mejor manera de acabar un grandísimo disco junto la última pieza instrumental “Lytrosis”.
Nightrage lo ha conseguido y ha sabido sacar otro gran trabajo con un toque un poco diferente, pero sonando igual y con la misma esencia. En general es más agresivo que su último disco The Venomous (2017), cosa rara hoy en día, donde la mayoría de grupos con bastante recorrido encima, suavizan su música, consiguiendo más seguidor y “fama”, a costa de perder carácter. Este disco está pensado para gente que le guste el death metal melódico cañero, el de toda la vida, vamos. Si estás harto de escuchar grupos como Arch Enemy o Amon Amarth que se han ablandado y sonando a (sin ánimo de ofender) melodic death pop, oír a los griegos/suecos de Nightrage te alegrará el cerebro, y seguramente el corazón. Recomiendo muy mucho a este grupo y solo puedo quitarme el sombrero delante de este Wolf to Man.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.