Broken, el segundo trabajo de Nine Inch Nails, llegó en formato EP, 33 minutos de duración. Sí, de esta longitud son la mayoría de discos hoy en día, pero hace 30 años esto aún se consideraba un EP. Lo bueno de ello es que seguramente estamos frente al mejor EP de todos los tiempos.
Pretty Hate Machine (1989) ya nos descubrió el poderío de Trent Reznor. El norteamericano ideó un debut perfecto en el que él tocaba todos los instrumentos. La devastación pseudo electrónica e industrial de este disco es bárbara. Pero Trent sabía que aún podía mejorar su propuesta.
Reznor dijo que, durante el extenso y arduo tour para su álbum debut, las canciones de Pretty Hate Machine se volvieron más agresivas al ser interpretadas por una banda al completo. Comparadas con el proceso de grabación en el estudio, con Trent al mando de todo, las versiones en directo se volvían frecuentemente violentas como resultado de la expresión en sus instrumentos de la frustración e ira reprimidas. Con todo esto llegamos a la semilla de su siguiente trabajo.
Broken suena mucho más abrasivo debido a la creciente importancia de las guitarras distorsionadas. Este es Trent Reznor en su forma más directa y centrada. Lo primero que escuchamos es “Pinion”, un acorde de guitarra distorsionado tocado una y otra vez subiendo de volumen. Pero cuando llegas a “Wish” todo lo que tenías en mente cambia radicalmente, está claro que estás escuchando un álbum que es descaradamente rock ‘n’ roll. Este EP es pura rabia y violencia.
La influencia electrónica todavía está presente, con cada pista recibiendo el suculento y meditado tratamiento Nine Inch Nails de digitalización, como los pitidos discretos que se transforman en la línea de bajo maravillosa en “Suck”. En este punto, parece que el sonido característico de Nine Inch Nails finalmente se refinó según la visión de Reznor.
“Last” es una canción muy rockera, especialmente para los estándares de Nine Inch Nails, un flujo constante de riffs impulsores con un toque industrial mínimo que va explosionando en abrasivas oleadas de ritmos más machacones. Una canción totalmente imprescindible para entender a esta banda.
Rompiendo con todo nos topamos con “Help Me I Am in Hell”. Se trata de una pista ambiental que solo sirve como descanso para el resto del EP. Porqué inmediatamente tenemos “Happiness in Slavery”, una canción con distorsión, con un Trent pletórico tanto tocando como cantando. Otra burrada de canción.
Y llegamos a “Gave Up”, la pista de cierre en el primer formato de EP. Posteriormente se lanzó una versión con dos covers muy logradas, “Physical” y “Suck”. Pero volviendo a “Gave Up”, es la canción que tiene más de los futuros Nine Inch Nails. Contrastes, silencios, rutpuras… un sinfín de recursos sintetizados en cuatro minutos.
En este EP se incluyen mezclas de audio más altas y también mucha más distorsión en cada instrumento. Incluso un clásico melotrón MKIV que perteneció originalmente a John Lennon y que puede ser escuchado especialmente en «Gave Up». En cuanto a las letras, en su mayor parte involucran luchas contra la ira, el control y la dependencia. Reznor dijo que quería que el álbum fuera para el oyente «un fragmento ultra-rápido de la muerte», algo que «provocara a los oídos una pequeña irritación.»
Sin duda, Broken es una Obra Maestra, corta pero intensa. Algo demencial con una violencia controlada al filo del desborde. Pero Trent sabe tocar todas las teclas con estilo y virtuosismo. Si quería que la muerte sonara así, lo logró con creces.