El pasado 20 de abril, el Auditori Calàbria 66 de Barcelona fue testigo de un evento musical que, en un éxtasis de transformación y renacimiento, se esparció más allá de las paredes del recinto, como un eco etéreo que, no diré que desafió el tiempo y el espacio, pero casi. Fue una velada donde la música, con sus vibraciones cósmicas, tejió una tela de nostalgia, emoción y pura magia que nos envolvió a tod@s l@s allí presentes.
La espera llegaba a su glorioso final para los fervientes seguidores de Noah Histeria, esa banda que, como el fénix que emerge de las cenizas, ha experimentado un proceso de (re)nacimiento tan profundo como conmovedor. Desde su última visita en 2018, la banda ha atravesado un torrente de cambios y transformaciones, una metamorfosis que ha visto partir a algunos y llegar a otros, hasta el punto de que solo su vocalista Juan Giner permanece como testigo de la formación original. Pero en cada pérdida, en cada nuevo rostro que se une al viaje, la esencia de Noah Histeria ha permanecido inquebrantable.
Desde las tierras de Xàtiva, los heraldos de la innovación progresivo-sonora, regresaban con un propósito claro: presentar su más reciente obra maestra, OႱƎꟼꙄƎ (2022), como el culmen de un viaje marcado por la transformación y la superación. Aunque el setlist podría considerarse un recorrido por los grandes éxitos de la banda, cada nota resonaba con la historia de un renacimiento, de una evolución que ha llevado a Noah Histeria a alcanzar nuevas alturas de expresión y creatividad.
Y qué mejor manera de dar inicio a esta velada de ensueño que con la presencia de Aberhosan Mystery, cuyo enigma musical añadió un aura de misterio y anticipación al evento, como un recordatorio de que el cambio y la transformación son los compañeros de viaje inevitables en el camino hacia la grandeza. En cada acorde, en cada momento compartido, resonaba la certeza de que todo ha valido la pena, de que el viaje de Noah Histeria ha sido más que una simple travesía musical, ha sido un viaje del alma, un testimonio de la capacidad humana para renacer y reinventarse una y otra vez.
Aberhosan Mystery
Aberhosan Mystery, el trío local formado por el bajista Pep Solà (B-Side, El Gros de Minnesota), el batería Pep Romaní (Mondo Bruto, Originally Nowhere) y el guitarrista Àlex Miralles (Poire, Outside the Wall, La Grossa de Minnesota), que intrigaba a propios y extraños con su nombre enigmático, no solo traía consigo una propuesta musical, única e instrumental, tintada de toques prog, jazz y de mucho rock, sino también una historia fascinante, tal y como el propio Sr. Solà se encargó de explicarnos tras la interpretación de «Mystery». El origen de su nombre se remonta a un suceso ocurrido hace unos años en Gales, donde un pequeño pueblo llamado Aberhosan se vio envuelto en un misterioso fenómeno: los residentes reportaron problemas con su conexión a internet, que parecían tener su origen en una interferencia de radiofrecuencia inexplicable. Este incidente, envuelto en un velo de misterio y especulación, inspiró a la banda a adoptar el nombre de Aberhosan Mystery, evocando así la intriga y la magia que rodean a aquellos sucesos inexplicables.
El escenario se convirtió en un altar de creatividad y pasión, donde Aberhosan Mystery, a veces más Primus, en ocasiones más Porcupine Tree, con su sonido enigmático y envolvente aderezado con mil y una proyecciones, preparó el terreno para que Noah Histeria se reencontrará (por fin) con el público catalán. Los acordes resonaron en el aire, tejiendo una atmósfera única que dejó al público ansioso por más. Fue el preludio perfecto para el plato principal de la noche.
La conexión entre la resolución del misterio de Aberhosan y el estado de ánimo del público que presenciamos el concierto puede ser vista como una fascinante dualidad entre la frustración y la euforia. Mientras que la jefa de ingenieros Suzanne Rutherford y su equipo experimentaron una mezcla de frustración y desaliento al enfrentarse al enigma de las interferencias en Gales, el público que nos dejamos caer por el Auditori Calàbria 66 experimentamos todo lo contrario.
Y así, mientras el último acorde de la última en caer, «Northern Waves», se desvanecía en el aire, nos quedamos sumidos en un silencio expectante, como si el universo entero contuviera la respiración. Fue entonces cuando el guitarrista Àlex Miralles nos regaló un momento, un guiño brillante a un clásico de la ciencia ficción: Close Encounters of the Third Kind (1977), que mucho me temo que pasó bastante desapercibido para la mayoría de los allí presentes.
En un instante de inspiración cósmica, las notas familiares resonaron en la oscuridad, como un eco de un encuentro entre dos mundos, entre lo humano y lo desconocido. Esas cinco célebres notas, más que simples sonidos, eran un puente entre lo terrenal y lo divino, un lenguaje universal que trascendía las barreras del tiempo y el espacio.
Y con esa última melodía resonando en nuestras mentes, Aberhosan Mystery nos dejó con la sensación de que, aunque su actuación había llegado a su fin, el viaje apenas comenzaba. Porque en esa conexión efímera, en ese instante de asombro y maravilla, encontramos la promesa de un mañana lleno de posibilidades, de encuentros cósmicos y música que trasciende las barreras del universo. Grandes.
No está de más recordar que mientras Rutherford y su equipo se sumergían en el desafío de resolver un misterio que parecía esquivo, nosotr@s nos pudimos sumergir en una experiencia musical que desataría una oleada de emociones, todas ellas muy positivas, por lo que pude comprobar por mí mismo. Mientras que los ingenieros luchaban por entender las causas de las caídas del servicio en Aberhosan, l@s asistentes al concierto estuvimos a punto de ser transportados por la magia de la música en vivo, dejando atrás cualquier rastro de frustración o desaliento.
Así, mientras que en un rincón del mundo se celebraba el final de un misterio que había desconcertado a much@s, en otro, un público ansioso aguardábamos el comienzo de una noche que prometía ser inolvidable, llena de energía, emoción y pura… histeria.
Setlist Aberhosan Mystery:
7 a.m.
Aberhosan
Mystery
Stabat
Northern Waves
Noah Histeria
Y entonces, el momento esperado llegó. Noah Histeria salió a escena, irradiando esa magia que solo ellos saben conjurar. Con OႱƎꟼꙄƎ como estandarte, pero con Hautefaye (2017) y su homónimo debut de 2014 como fieles escuderos, la banda del País Valencià desplegó todo su arsenal musical, llevando a l@s asistentes en un viaje emocional (otro) a través de su historia. Cada acorde, cada letra, resonaba en el corazón de l@s presentes, creando una conexión indescriptible entre artistas y audiencia.
El Auditori Calàbria 66 se convirtió en un hervidero de emociones, donde la música era el lenguaje universal que tod@s entendíamos. Desde los primeros compases de «Ville Neuve» hasta el último suspiro de «Shiro», la banda capitaneada por Juan Giner demostró por qué es considerada una fuerza imparable en el panorama progresivo nacional actual. Su energía arrolladora y su entrega inquebrantable hicieron que cada segundo fuera especial, un déjà vu en toda de regla de tiempos pretéritos tan gloriosos como inolvidables.
Noah Histeria estaba tejiendo un repertorio para su reencuentro que era un verdadero tapiz de su trayectoria musical, sabiendo equilibrar la nostalgia y la innovación, seleccionando tanto temas «clásicos» que han definido su sonido a lo largo de los años, como novedades que marcan el rumbo de su evolución artística. Con este enfoque no solo celebraban su legado, sino que también estaban abriendo las puertas a nuevas experiencias musicales, demostrando que su historia sigue escribiéndose con cada nota y cada letra. Estábamos presenciando un homenaje a su pasado y una invitación a seguirlos hacia el futuro.
Mientras nos encaminábamos hacia el cierre y el Auditori Calàbria 66 vibraba con expectación, resonaron unas palabras en la mente de cada espectador, como un eco distante de la memoria:
«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.»
La noche se encontraba en su momento de máximo apogeo cuando las luces se atenuaron y la multitud cayó en un silencio expectante. De fondo, comenzó a sonar el audio de aquel monólogo icónico, una voz que resonaba con la gravedad de las verdades ocultas y las dualidades de la existencia. Era el preludio perfecto para «El hombre duplicado», una canción que encapsula la esencia de Noah Histeria. Con las primeras notas, la banda nos sumergió en un viaje introspectivo, donde cada acorde parecía desenterrar las capas más profundas del ser. La interpretación fue más que música; fue un espejo sonoro que reflejaba la lucha interna entre lo que somos y lo que deseamos ser. En ese instante, no solo escuchamos una canción, sino que experimentamos la manifestación de un diálogo interno, una batalla entre el fuego y la fe que tod@s llevamos dentro. Y, al igual que el personaje de Rutger Hauer en Blade Runner (1982), comprendimos que todos esos momentos se perderían en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Pero por un instante, en la música de Noah Histeria, encontramos la eternidad.
El final del concierto fue un momento de reunión esperado, marcado por un sentimiento compartido de nostalgia y expectación. Desde su última actuación en la Ciudad Condal, la banda había mantenido a sus seguidores en una espera ansiosa, alimentando la anticipación con cada acorde de sus canciones que resonaba en la memoria colectiva.
Entre la emoción palpable en el aire, llegó el momento culminante de la noche: «Coloso». Mientras la audiencia se dejaba llevar por la marea de sonidos y emociones, una broma cómplice surcó el ambiente: «se busca teclista». Una frase cargada de significado, que revelaba la necesidad latente de la banda de encontrar un nuevo miembro que llenara el vacío dejado por el piano, cuyas notas, que impregnan la segunda mitad de la pieza, por el momento, eran pregrabadas. A pesar de esta ausencia, la música de Noah Histeria resonaba con una belleza imponente, guiándonos a través de un viaje sonoro que tocaba las fibras más profundas del alma, mientras el show llegaba a su fin.
Pero la noche aún guardaba más sorpresas. Para la última canción del setlist, «Shiro», que también cierra esa gema que responde al nombre de Hautefaye, Juan hizo una llamada a la acción. Con una invitación irresistible, nos instó a abandonar la comodidad de nuestras butacas y unirnos a ellos frente al escenario. Y en un instante, tod@s respondimos con entusiasmo y determinación, dejando atrás las barreras físicas para sumergirnos por completo en la experiencia musical.
Con el público vibrando al ritmo de la música, y tras comprobar el buen estado de nuestras cervicales, Noah Histeria y sus seguidores nos convertimos en uno solo. Fue un momento de conexión pura, donde la música trascendió las fronteras entre artista y audiencia, fundiendo corazones y mentes en un torrente de emociones compartidas.
Al final, mientras los últimos acordes se desvanecían en el éter, quedó la sensación de que algo especial había sucedido esa noche. Más que un concierto, fue un encuentro de almas, un momento de comunión entre músicos y admirador@s que perdurará en la memoria de tod@s los presentes como un recuerdo imborrable de la magia de la música en directo.
Y así, entre los ecos de los cánticos y las ovaciones que resonaban en el aire, concluyó el show, una noche que se grabó en la memoria de tod@s l@s presentes como un enigma desvelado tras largos años de espera. Más que un simple concierto, fue un reencuentro con lo enigmático, con esa fuerza misteriosa que solo la música en directo puede desvelar. Noah Histeria y Aberhosan Mystery, como dos piezas de un rompecabezas, dejaron su «fins aviat» flotando en el Auditori Calàbria 66 de Barcelona, como un recordatorio de que algunas cosas, como la espera de años para volver a disfrutar de la magia de los de Xàtiva en tierras catalanas, solo se revelan en el momento perfecto, como si estuvieran destinadas a encajar en el tejido mismo del tiempo y el espacio.
Setlist Noah Histeria:
Ville Neuve
Hautefaye
El hombre duplicado
Djemil
Noah
La pirámide
Coloso
Shiro
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.