El pasado 25 de enero estaba marcado en mi agenda desde que tuve conocimiento que Pitbulls in the Nursery volvían a dejarse caer cerca de casa y no había ninguna excusa para no ir. Además, el cartel lo completaban dos grupos franceses no muy conocidos pero de mucha calidad y nuestros amados Moonloop que en esta fecha pondrían punto y final a lo que ha dado de si su disco Devocean (2017). Lo que me sorprendió de la noche, aunque fuesen grupos a la par desconocidos para las masas fue la poca afluencia de gente aunque no fue ningún impedimento para que todos diesen lo mejor y nos ofrecieran unas actuaciones muy profesionales.
Geostygma
Los primeros en ocupar el escenario de la sala Upload fueron Geostygma, quinteto de death metal progresivo que durante una media hora bastante intensa gustando mucho al público. En sus filas milita también uno de los actuales guitarristas de Pitbulls haciendo doblete en esta gira. Su música está llena de capas, es compleja, retorcida y no tienen miedo a la experimentación captando la atención de todos los allí presentes. Interpretaron su único trabajo, el Ep The Die is Cast (2018) gozando de muy buen sonido estando muy activos, sobre todo su cantante que nos regaló algunas frases en castellano y aunque hacía tiempo que no lo practicaba son detalles que personalmente agradezco mucho, una manera de acercarte más al público que ha venido a verte.
En algunos momentos, como ya dije en la previa, me recuerdan a sus compatriotas Trepalium por esos momentos más «clásicos» en los que no tienen miedo a irse hacia el blues o el jazz. Dejaron caer también alguna canción nueva que formará parte de un futuro trabajo. Veloces, técnicos y con un cantante que sabe moverse por diversos registros de una forma muy natural. Un lujo de actuación.
Ceild
Bastante diferente fue la propuesta de Ceild, grupo que realiza una curiosa mezcla de estilos enmarcados en el post pero con atisbos de metal extremo. Totalmente instrumentales y con una puesta en escena sencilla pero sobria y efectiva nos dejaron un muy buen sabor de boca. No les hace falta hablar o cantar ya que son las guitarras, el bajo y la batería que hablan por ellos. Tienen muy estudiado el sonido que quieren y lo desenvolvían en directo de una forma muy profesional.
Su sonido es 100% francés y en algunos pasajes recuerdan a Gojira o Hacride por nombrar algunos grupos que me vienen a la cabeza. Venían a presentar su disco A View (2019) que justo salió a la venta ese mismo día. Ayudados por una genial combinación de iluminación y oscuridad hicieron que nos sumergieramos en un viaje espacial donde la sencillez, en contraste con lo visto anteriormente, nos hipnotizó.
La agresiva «Around» contrastó con la calmada «Sailed» y así casi todo el concierto llevando un buen ritmo, con esos momentos de sosiego mezclados con otros de mucha caña. Bastante movidos en el escenario destaco a su batería que además de gozar de un gran sonido se le veía muy seguro ejecutando los diversos y complejos ritmos siendo el motor que hacía funcionar las cuerdas de sus compañeros. A tener en cuenta.
Moonloop
Activos desde 2001 llevan trabajando sin parar grabando varias demos y dos discos hasta la fecha y realizando conciertos por España y Francia. Este era el concierto de despedida de Devocean y para resumir su actuación podríamos decir que fue exquisita. Pero no es algo extraño, ellos no saben hacerlo de otra manera. Podría asegurar que Moonloop es el grupo que más veces he visto en directo además de haber compartido tablas (a ver si repetimos pronto) y he podido comprobar su evolución que siempre ha sido ascendente.
No se andaron con tonterías y tras unos pequeños checks empezó el viaje con «Megalodon» que con su majestuosidad nos hizo visitar el fondo del océano y conocer a ese enorme ser que habitó esas aguas hace millones de años. Como sus canciones son largas se dejaron alguna en el tintero (las geniales «Nightmare Gallery» y «Interglacial») pero así también pudieron repasar algún que otro hit de su carrera musical. La siguiente en sonar fue «Zeal», una oda a los celos y todo lo que estos conllevan. Potente y refinada convenció y de que manera.
De su primer disco sonaron «Beginning of the End» y la ya icónica «Strombus», dos canciones que no necesitan presentación y que sonaron compactas y orgánicas. Por en medio dejaron caer la excepcional «Oceans» con esa melodía tan genial que se te clava en el cerebro en un devenir de ritmos y riffs con un Eric muy inspirado tanto en la voz como en los solos virtuosos que realiza. El bajo de Vic marca el ritmo con su omnipresencia y Juanjo acompaña a la perfección con sus coros y guitarra rítmica. Son una máquina bien engrasada.
Para acabar el concierto eligieron «Medusa» con ese inicio tan extraño y experimental. Sonó tremenda y extrema sabiendo plasmar perfectamente el sonido del disco pero con esa visceralidad que aparece en directo. ¿Aún no has visto a Moonloop? Pues no sabes lo que te pierdes.
Pitbulls in the Nursery
Estos locos ya nos habían visitado hace unos años pero por problemas de salud me los perdí. Unos amigos que si los vieron todavía me recordaban ese bolo como algo espectacular, un show para sacarse el sombrero. Así que tenía muchas ganas de verles en acción tras haberme empapado bien sus dos discos. Además tenía mucha curiosidad por el sitar ya que había visto fotos de la gira y me sorprendió que lo llevaran.
Este instrumento fue protagonista de las primeras canciones del concierto que con un gran juego de luces salieron a por todas desgranando sus intrincadas estructuras de death metal progresivo. El sonido fue muy bueno desde el principio pero el muro de devastación vino luego cuando Simon dejó el sitar y cogió la guitarra. Con «Crawling» se desató la locura y el público se empezó a animar de lo lindo no pudiendo evitar seguir sus poderosos cambios y brutales riffs que junto a esos momentos de aparente calma nos envolvieron en un manto místico.
«Lunatic Factory» nos destrozó por dentro por fuera y lo dejó todo perdido. Vaya burrada de tíos sabiendo llevar el ritmo del concierto de una manera asombrosa con un repertorio solido como una roca repasando sus dos discos. Con su logo proyectado al fondo y con ese gran juego de luces que tiene la sala Upload (que a veces no aprovechan lo suficiente) transmitian una imagen sencilla pero muy pulida y aunque el público fue escaso lo dieron todo viviendo cada nota que ejecutaban.
Es un lujo que nos visiten grupos de este calibre, la lástima es que no sean muy conocidos, o esa fue la sensación. Y bueno, ya sabemos que hoy en día hay una oferta casi abrumadora de conciertos y no es posible ir a todos. Felicidades a Chroma Nation por seguir apostando por el underground y que por muchos años siga ofreciendo este tipo de eventos.