Parce que fue ayer cuando Nothing But Thieves debutaron en 2012 con su disco homónimo y, diez años más tarde, los ingleses se han consagrado como una de las bandas más queridas de la escena independiente.
Los de Essex siguen evolucionando disco tras disco, adoptando nuevas ideas y ejecutándolas con la precisión que siempre han empleado en su carrera. Siempre enfocando su estilo a través del rock alternativo pero dotando de personalidad a cada uno de sus trabajos. Ahora están de vuelta con su cuarto disco titulado Dead Club City (2023), que llega tres años después del controvertido –aunque excelente— Moral Panic (2020).
Estos nuevos Nothing But Thieves tienen un poco de Muse, un poco de Florence and the Machine, un puñadito de Royal Blood (me encanta que el duo sea ya una influencia así de grande para otras bandas) y algo de The War on Drugs. Una suma de influencias que marcan el resultado final de Dead Club City. Un disco diverso, ameno y cercano, con una instrumentación rica, llena de matices. Unas melodías siempre agradables, sea una canción dura u otra más lenta.
Arrancando, nos topamos con “Welcome to the DCC”, una pieza con cierto aroma ochentero pero jovial y fresca. Con esa reminiscencia al synthpop discotequero de hace 40 años, adornado con el falsete mágico de un Conor Mason que se muestra pletórico a lo largo de todo el disco.
Imposible no pensar en The Killers cuando empieza a sonar “Overcome”. De carácter festivo, ideado para romper estadios, rock alternativo de cajón. Con una instrumentación rica y muy harmoniosa, y un trabajo de guitarra soberbio en su tramo central. Será una de las canciones que les hará crecer como la espuma. Un aroma a The Killers que no desaparece aún en “Tomorrow Is Closed”. Parece que cuando la banda rockea más y mejor, el registro vocal de Conor se asemeja mucho al de Branon Flowers.
Superada ya la entrada con sus tres primeros cortes, la sensación es de que Nothing But Thieves se han decidido al fin a fabricar himnos para dar el salto definitivo. En “Keeping You Around” regresan atrás, a momentos más experimentales de rock estilo Muse; de hecho, esta pieza bien podría estar en Absolution (2003) o Black Holes and Revelations (2006). Sin tener el impacto de sus tres predecesoras, esta cuarta canción te recuerda el verdadero potencial de los británicos creando cosas nuevas.
No abandonamos esta vez a Muse, pues también podemos comparar “City Haunts” con alguna de las rock óperas de la banda de Matt Bellamy. En “Do You Love Me Yet?” regresamos a la sala de fiestas con sus lucecitas y chándales de colores pastel, muy a lo Stranger Things. Una gran pieza fuera de la norma.
Tras ese momento, las revoluciones bajan de intensidad y volvemos a recuperar los Nothing But Thieves de antaño, más delicados, más soft rock. Canciones dulces con melodías bellas, de aroma melancólico como por ejemplo en “Green Eyes :: Siena” o “Talking to Myself”.
Y para cerrar vuelven a regalarnos un temazo titulado esta vez “Pop the Balloon”, una canción con unos riffs suculentos y graves que contrastan con el juego de voces y ayudas. Faltaba encontrar la afiliación a Royal Blood que antes citaba, pues aquí la podéis disfrutar.
Dead Club City es un disco muy completo, variado y disfrutón, un disco que te invita a cantar, a rockear, a soñar e incluso a menear el esqueleto. Si Nothing But Thieves querían contentar a todo el mundo, con este disco lo han logrado. Preveo que su presente más inmediato será un auge controlado que les llevará unos peldaños más arriba de lo que estaban hasta la fecha.