Muchísimos años lleva resonando por todas partes el eslogan “el punk no ha muerto”. Y si es una frase tan recurrente es por un motivo muy simple: porque es verdad. Si bien es cierto que su salud ha sufrido algunos altibajos, en los últimos años bandas como Txulapos muertos, Sex führers o Rat-zinger se han encargado periódicamente de recordarnos que aún son muchas las crestas con ganas de hacer ruido.
Y hoy toca hablar de una banda que viene con esa misma intención y que acaba de publicar su primer álbum. Son Odio a muerte, formados a mediados de 2017 en Madrid. Tras varios meses de idas y venidas de los miembros del grupo, consolidan su formación con miembros de otras bandas como Muerte prematura, Asako 1312 o los desaparecidos Los vampiros andan puestos.
En 2018 comienzan a dar conciertos acompañando a bandas bien conocidas en el mundillo, tales como RDT, Displasia, Animales muertos, 37 hostias… Y tenían pensado seguir repartiendo mala leche en muchos otros bolos, cuando irrumpió el Covid-19 y les obligó a cancelar la gira que tenían programada.
Lejos de dejar que las malas noticias les hagan mella, deciden aprovechar el obligado parón para meterse en un estudio a grabar sus temas. Y el fruto resultante se llama Ya no tengo miedo, en el que nos topamos con 11 temas preñados de rabia, fuerza y mucho espíritu callejero.
Tras una introducción que es toda una declaración de intenciones, entra arrollando “Sangre y barro”, donde la banda se presenta con su puro street punk a dos voces, con rápidos golpes de guitarra y un estribillo en el que se intuye también influencia del Oi! más urbano.
“Old School” hace honor a su nombre, con unos ritmos que recuerdan a esa inmensa hornada de grupos del norte que acabó conociéndose como rock radical vasco. La sigue “Vampiros de la inocencia” en la que se alternan los ritmos más pesados con los momentos de pura velocidad.
Es el turno de “Aguanta, hermano”, en el que sin perder un ápice de fiereza, se suavizan un poco las revoluciones hasta el final del tema, donde vuelven a acelerarse irremediablemente.
Mucho más fiestero se torna el ambiente con “Mata a tu patrón”, en el que incluyen partes ska para disfrute de los más saltarines del lugar. Y a continuación nos sorprenden con “La Policía”, una versión del clásico de La uvi publicado hace la friolera de 39 años. Con un sonido bastante más rudo que la original, era inevitable que acabasen el tema metiéndole también bastante más velocidad.
Y no bajan para nada el ritmo en “La tortura”, en la que incluyen un velocísimo puente con unas guitarras que le dan mucha personalidad a este tema.
Al más puro estilo de La brigada del vizio comienza “Cuéntame”, en la que se permiten incluir toques que suenan algo más hardcore, sin alejarse demasiado de su tónica habitual, para a continuación arremeter con “El miedo”, otro trallazo igual de potente, en el que de nuevo los riffs de guitarra cargan con buena parte del protagonismo.
El disco llega a su fin con “Bajo presión”, tema en el que bajo y guitarra se complementan estupendamente, y “La siembra del verdugo”, volcando la banda en este corte la rabia que aún les quedaba por escupir. Un punto final redondo para un disco que no da un respiro en ningún momento.
Así que lo que vais a encontrar en Ya no tengo miedo es, simple y llanamente, lo que prometen en la portada: street punk violento, rápido y sin contemplaciones, que no deja lugar a dudas de que, como decía en las primeras líneas, el punk no ha muerto.