¿Álbum blacker de 2020? Más que probable.
Odraza, recordad este nombre. Estamos frente a una banda polaca de formato dúo. Stawrogin como voz, guitarra y bajo y Priest a su vez de guitarra, bajo y batería. Rzeczom es su segundo disco tras su excelente debut en 2014 titulado Esperalem tkane. Publicado a principios de mayo no es hasta principios de julio que le he metido mano y la sorpresa es mayúscula en todos los sentidos.
Diez cortes afilados como hacía tiempo que no degustaba en el mundo black. Afilados pero con un nivel de experimentación artística sublime. Odraza son unos magos del avantgarde a la altura de los mejores Shining o Ihshan. En Rzeczom raspamos una hora de música llena de contrastes divididos en diez canciones. Tan complejas como lo es escribir correctamente el título de cada una de ellas.
El disco fue grabado, mezclado y masterizado en el Impressive-Art Studio en Beskidu Małego, Polonia, y en la portada encontramos un retrato de la modelo polaca Dorota Maria Kuźmicka.
La propia banda ha comentado en los actos promocionales de presentación del disco:
“Dedicamos Rzeczom a nosotros mismos, los autores. Es un diario; los extractos de nuestras vidas y las vidas de las personas cercanas a nosotros se encuentran con las palabras de los autores que nos inspiran. Se trata de mitos, proyecciones, apariencias, miedos contra los que luchamos y el legado que no podemos negar. También se trata de la mentira, después de todo, somos nosotros quienes decidimos cuántos de esos recuerdos reflejan lo que nunca ha sido.”
El black metal es contundente y oscuro como tiene que ser, pero las acrobacias musicales de su imaginación son incluso más importantes que la esencia propia de la banda. A lo largo de sus 50 minutos, hay momentos más duros, más tiernos, algunos muy ardientes y odiosos, y todos crean una imagen lívida de la decadencia urbana.
En este disco encontramos un sinfín de sabores entrelazados con genio. El más crudo y visceral black metal con riffs ardientes del dúo de guitarras de la magnífica canción de apertura titulada “Schadenfreude” que significa algo así como “alegría maliciosa”. También encontramos pasajes blackened doom impregnados por la maligna voz de Stawgin. Momentos incluso de stoner metal entrelazados con momentos de pura oscuridad y violencia. Canciones como “Młot Na Małe Miasta” o la estampida de “Bempo” logran fundir tus sentidos.
Odraza, desconocidos por casi todos, logran gestar un disco casi perfecto de black metal vanguardista. Intuyo que este disco en unos años será la piedra angular de la década del género. Magníficamente malicioso, condenadamente intenso, increíblemente bello.