Ya sabéis que nos gusta hablar de grupos emergentes y hacer que os interese escuchar nueva música y descubrir bandazas. Así que ha llegado uno de esos días. Hoy nos ocupamos de Omniarch, un grupo de Canadá formado a raíz de la separación de dos bandas, exactamente de This is War y Netherward.
¿Qué nos podemos encontrar en este álbum? Pues puedo ir al grano y decir que si os gusta The Black Dahlia Murder, Revocation o Inferi entre otros, os molará bastante. Tiene lo que buscas: death metal técnico y de corte melódico a mansalva, implacable y, como no, sus intrincados tecnicismos.
Realmente este Omniarch empieza de forma brutal ya que “Caligula” es explosiva y atronadora, adornada con la típica combinación de voces growls y shriek. Y qué decir de los riffs: sucios y turbios. Tiene algún momento de voz angelical, momentos un poco metalcorienses, y otros con un crossover feroz. La verdad que son siete minutos muy bien aprovechados y nos dan una idea de su nivel técnico exquisito, y encima, finalizando el tema con progresivo del bueno.
La siguiente “Humanaut” bebe bastante de The Black Dahlia Murder aunque con un toque más metalcore, sobre todo por algunos “semi coros”, quizá por algún aporte más ¿melódico? Debo decir que los guitarristas, Morgan Lambert y Mason Wilson, aquí lo petan, y encima me ponen una parte groove, qué más puedo pedir…
En “A Voracious Awakening”, se presenta más un tema death metal melódico, más pausado, aunque continuando con sus toques con aire metalcore, sutiles, pero allí están, y en mi opinión bien implementados. Seguimos con “Wrath of Erymanthos”. Momentos más calmados de pausa, otros ágiles rápidos y directos, sin olvidarnos de un easter egg al poco de comenzar la canción, que me ha recordado al estilo tan característico de Within the Ruins. También debo decir que la canción es contundente, con bastantes cambios de ritmo y de estilo, un no parar de riffs.
La quinta canción del disco, “Ohm Cairn” es una endiablada sucesión de riffs y más riffs. Partes que rozan el black melódico, otras desgarradoras y técnicas con un final bastante perturbador. Continuamos con “Pathfinder”, quizá la más metalcore (actual), sin esconderse, como si lo hacen en las otras canciones.
Y terminamos con “Ursa Major”, una vorágine melodeath, con un matiz oscuro, pero bello a la vez. Como la parte instrumental del solo de guitarra, excelso en su definición. Pero después nos hacen volver a la realidad con una crudeza musical brutal aunque vuelven con otro solo para deleitarnos, llenándolo todo de voces desgarradoras.
En fin, buena carta de presentación por parte de Omniarch. No presentan ningún estilo novedoso, ni tampoco que se vayan de la tangente ya escrita. Musicalmente, como he descrito, se mueven entre varios estilos y tampoco exacta son una copia de, por ejemplo, The Black Dahlia Murder. Tienen temas más rápidos parecidos a los norteamericanos, pero también otros más “lentos” y oscuros. Sin olvidarnos de los aportes de coros y algunas voces limpias. Merece la pena escucharlo y ver que técnica y musicalmente, tienen algo estos chicos. Tampoco es la panacea.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.