Omnium Gatherum – Grey Heavens

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 26 de febrero de 2016
Discográfica: Lifeforce Records
 
Componentes:
Jukka Pelkonen - Voz
Markus Vanhala - Guitarra
Joonas Koto - Guitarra
Erkki Silvennoinen - Bajo
Jarmo Pikka - Batería
Aapo Koivisto - Teclados, coros

Temas

1. The Pit (4:34)
2. Skyline (4:30)
3. Frontiers (5:09)
4. Majesty and Silence (8:38)
5. Rejuvenate! (5:28)
6. Foundation (5:49)
7. The Great Liberation (5:16)
8. Ophidian Sunrise (6:14)
9. These Grey Heavens (4:26)
10. Storm Front (6:13)

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El death metal melódico siempre ha sido una de mis debilidades. Es un estilo en el que disfruto de casi todo si está mínimamente bien hecho. La combinación de melodías pegadizas de guitarra con voz gutural me entra muy fácilmente, y me cuesta poco mirar para otro lado sin fijarme en que muchas bandas abusan de una repetición de clichés resultones sin mucha originalidad. Pero Omnium Gatherum salen sobradamente airosos de cualquier escrutinio. Tienen talento a raudales y hace bastantes años que las musas están de su lado. A pesar del relativo poco reconocimiento del que gozan, son una de las bandas más frescas y en forma del panorama death metalero melódico actual.

El estilo nació en la suertuda ciudad sueca de Gotemburgo a principios de los noventa, de la mano del triunvirato In Flames / Dark Tranquillity / At the Gates. Los tres fueron grupos de referencia en mi adolescencia metálica. In Flames eran mis absolutos favoritos, hasta que progresivamente se fueron perdiendo para la causa convirtiéndose en una banda de metal alternativo tirando a mala. Pero antes, The Jester Race (1996) sonó hasta el absurdo en mi mini-cadena. Dark Tranquillity continúan sacando un gran disco tras otro, experimentando con diferentes texturas sin perder su esencia y mejorando con el tiempo fuera del radar de las grandes masas. At the Gates, aunque claramente se englobaban dentro de la misma escena, tienen a mi entender un componente mucho más hardcore, más punk.

El caso es que los tres, quién se lo iba a decir, sentaron las bases para una parte importante de la música extrema que se hace en el siglo XXI. El metalcore que predomina hoy en los gustos de la muchachada bebe de ahí principalmente, así como la mayoría del viking metal y demás géneros escandinavos.

Con la llegada del nuevo siglo y la dispersión en la escena sueca, el centro de gravedad del death metal melódico fue cruzando el mar báltico para instalarse en Finlandia. Siguiendo la estela de los pioneros Amorphis o Children of Bodom a mediados de los noventa, es remarcable la cantidad de bandas finlandesas interesantes de las que podemos gozar hoy en día: Insomnium son quizás los más conocidos, pero también están, por nombrar algunas de mis favoritas, los propios Omnium Gatherum, Mors Principium Est, Swallow the Sun, Ghost Brigade o la pléyade de proyectos del gran Tomas Saukkonen, sobre todo Before the Dawn y los actuales Wolfheart.

Todas tienen personalidades diferentes y particularidades que las hacen perfectamente reconocibles: Swallow the Sun, por ejemplo, es mucho más doom y Ghost Brigade mucho más post, pero es indudable que tienen un nexo en común, algo en su sonido y en su espíritu que se parece. Hay mucha relación entre los grupos y es bastante común que giren juntos o que haya músicos que pasen de una banda a otra. Sin ir más lejos, por ejemplo, Markus Vanhala, guitarrista, principal compositor y único miembro fundador que queda en Omnium Gatherum, toca también desde 2011 en Insomnium.

¿Y qué es lo que hace distintos a Omnium Gatherum? Hay una base de death metal melódico clásico, con mucho protagonismo de las guitarras, siempre al mando. Los riffs agudos, los punteos entrelazados y los solos técnicamente intachables están presentes en casi todas las canciones. También los teclados son protagonistas en momentos puntuales. Y no son teclados al uso, ya que su rango de acción va desde la sinfonía organista al piano clásico y al sintetizador ochentero, aportando gran versatilidad al conjunto. Pero lo que los hace realmente diferentes es la emoción que son capaces de transmitir en cada momento, independientemente del registro. Vendría a ser como si mezclaras a los primeros In Flames y Anathema con un poco de Journey o Toto, le dieras las riendas del cotarro a un par de guitarristas virtuosos y sensibles y pusieras al cantante de Amon Amarth a berrear.

Grey Heavens es ya su séptimo disco. Su carrera siempre ha sido bastante sólida, pero con el brillante New World Shadows (2011) subieron un peldaño extra, y desde entonces no se han vuelto a bajar. Beyond (2013) es también magnífico y este Grey Heavens que nos ocupa se codea con ellos con comodidad. No hay nada exageradamente diferente a lo que nos habían ofrecido hasta ahora, pero es un álbum que te atrapa desde el primer momento, que te hace sentir en casa. Todo parece muy fácil, muy natural, y ese es el gran mérito, pero para llegar a ello se necesita un grandísimo trabajo compositivo y una ejecución muy cuidada. La voz de Jukka Peikkonen suena más poderosa que nunca. El sonido es quizás más denso, más oscuro y más fuerte (que no necesariamente agresivo) de lo que jamás había sido antes, lleno de capas y abundante en arreglos. El trabajo de Dan Swanö a la producción y a las mezclas es notable, como es habitual.

Me ha resultado especialmente complicado hacer una crítica de este trabajo. Y también me ha costado entender el por qué. Siendo un disco que me ha gustado desde la primera escucha y que ha seguido creciendo en cada una de las posteriores, uno podría imaginar que sería sencillo loar las virtudes de cada una de sus canciones. Al fin y al cabo, todas son lo suficientemente diferentes entre ellas como para hacerlo, pero cada vez que lo he intentado me he encontrado sin nada interesante que decir, bloqueado, o más o menos escribiendo lo mismo de unos temas u otros.

Y he descubierto el por qué: el disco es espectacularmente homogéneo y fluido. Se disfruta igual entero que en canciones sueltas. Te transmite y cautiva lo mismo en el orden original que si escuchas los temas aleatoriamente. Es ponértelo y inmediatamente entrar en él, ser atrapado por el sonido, la calidad, la madurez y la emoción. Es más, he experimentado empezando por cualquier punto aleatorio del disco, y en un segundo estoy enganchado.

Puedes caer en un riff feroz o en un punteo genial como los de «Frontiers», «Storm Front», «The Pit», o «Rejuvenate!», o quizás en un momento más progresivo, como en «Majesty and Silence». O en la emoción a flor de piel de «Ophidian Sunrise» o de la sencilla instrumental «These Gray Heavens». Es posible que ahí esté algún teclado ochentero, como en «Frontiers», «Foundation» o «The Great Liberation», o que te encuentres en un riff jebi o en el estribillo molón de estas dos últimas. O tal vez caerás en los coros atmosféricos de «The Pit», «Majesty and Silence» o «Ophidian Sunrise». Quizás tienes suerte y ahí estará el solaco espectacular de «Frontiers» o el de «The Great Liberation», o incluso el descarado fusilamiento del riff del «Only for the Weak» de In Flames que encontramos en «Skyline», que al cabo de poco se volverá casi bailable. Te puede pillar justo en los crescendos de «Majesty and Silence», «These Gray Heavens» o «Ophidian Sunrise». A lo mejor caerás en un punto donde te recordarán a lo mejor de Battle Beast, de Amorphis, de Anathema o de Arch Enemy.

Dá igual. Caigas donde caigas, será un momento perfecto. Podrás continuar a partir de ese punto y disfrutar exactamente igual que si hubieras caído en cualquier otro. En este disco no sobra ni un segundo, y todo está colocado con sentido. En cualquier punto podrás apreciar el trabajo, el talento y la meticulosidad de las dos guitarras, individualmente y en conjunto, o admirar la riqueza, los detalles y los matices de cada pasaje. No es un disco para analizar o para extraer datos, es un disco para sentarte, dejarte ir y disfrutar. Te atrapa en su aparente sencillez y accesibilidad para transportarte sin esfuerzo de una canción a otra, con aplastante continuidad y solidez sin aburrirte en ningún momento. La práctica totalidad de las canciones son memorables y, una vez has escuchado el disco suficientes veces, sabes seguro que te acompañarán por mucho tiempo.

Omnium Gatherum se han instalado desde hace ya unos años en el Olimpo del death metal melódico contemporáneo, y con Grey Heavens se consolidan un poco más aun. Desgraciadamente, parece que no muchos se han dado cuenta todavía, sobre todo en España, donde pasan más bien desapercibidos y donde han venido en muy contadas ocasiones. Esperemos que su tercer disco consecutivo de sobresaliente les abra algunas puertas más y podamos por fin disfrutarlos en condiciones.


Artículo publicado originalmente en Metal Symphony.

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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.