Oomph! – Ritual

Si yo te pregunto por un grupo alemán, probablemente el primer nombre que te venga a la cabeza, tal vez el único, sea Rammstein. Concretemos un poco más. ¿Un grupo de Metal alemán? ¿Rammstein otra vez? Bueno vale, lo aceptamos. ¿Pero y si decimos Metal Industrial? ¿Sigue siendo Rammstein? Ok. ¿Cantan en alemán? ¿No tienes ningún otro nombre, de nuevo Rammstein? De acuerdo, es lo que hay supongo. Venga, vamos a rizar un poco el rizo, vamos a ponernos más eruditos que seguro que así se enciende alguna bobilla. ¿Si te digo Neue Deutsche Härte?

Si estás pensando otra vez en Rammstein espero que el próximo kebab que te comas lleve carne de rata putrefacta.

Pues no amigos. Antes de que “Du hast” lo petara en todos los garitos estaban Oomph! Grupo entre cuyos méritos se cuentan el haber sido fuente de inspiración para ese grupo de chiflados amantes de la pirotecnia, el haber mantenido la misma formación a lo largo de sus 30 años de carrera, el contar con uno de los nombres más curiosos en el mundillo musical, y 13 discos repletos de temas aptos para derribar las paredes de cualquier discoteca a base de ritmos oscuros, pesados y directos. Tal vez estos pioneros nunca han experimentado con sus fronteras musicales tanto como Rammstein, pero sí han sabido facturar un estilo personal y afilado que aúna muchas capas distintas en pos de lograr un efecto inmediato y catártico. Por resumirlo de manera explícita, puede que Lindemann y compañía te vayan a hacer probar más posturas, pero con Oomph! el polvo va a ser jodidamente intenso.

¿Y qué delicias nos reserva pues Ritual, álbum número 13 de la prolífica trayectoria de estos alemanes adictos a la reverberante oscuridad? En primer lugar, valga decir que lejos de caer la maldición de supersticiones varias, han facturado un trabajo de gran calidad, en el cada pieza cuenta con un muy buen nivel. Optando por profundizar en su vertiente más oscura, esa que los convierte en un elemento ideal para organizar raves en los salones de algún castillo neogótico, Oomph! ha facturado una serie de cortes que siguen un patrón bastante similar: temas potentes, directos y enérgicos pero que no renuncian a crear atmósferas ricas y bellas. Sin embargo, el álbum también adolece de una cierta tendencia a la reiteración y esta falta de imaginación, que va convirtiéndose en una sensación cada vez más presente según avanzan los minutos, pasa factura a un trabajo de otra manera gozaría de un muy buen nivel. Por desgracia la habilidad para que la misma idea repetida mil veces suene fresca es algo que no todos los grupos poseen, y este no es un caso afortunado. Cada una de las partes que componen Ritual funciona plenamente por sí sola, pero en conjunto se diluyen en una masa uniforme y no tardarás demasiado en darte cuenta de que has perdido completamente el hilo y no sabes ni en qué canción estás, lo cual dará igual porque todas te habrán sonado más o menos parecidas.

¿Es entonces un mal disco? No. Al fin y al cabo John Wick se pega dos películas enteras haciendo exactamente lo mismo y resulta genial. En este caso, podemos decir que tal vez sea un álbum apropiado para saborear en pequeñas dosis y gozar con mayor calma de las emociones que rebosan en él. Un bonito recordatorio de que a veces detenernos y tomarnos las cosas con calma puede suponer una grata diferencia.

Y si no siempre podéis ponerlo a todo trapo cuando estéis con vuestras parejas y a ver qué tal sale la cosa.

Juan Mari Sauras

Buscador incansable de experiencias que abran las puertas a nuevos mundos. Nunca hay suficientes libros o música, la frontera de la imaginación siempre puede ir más allá. Obsesionado con los lobos, la noche, lo gótico y demás estereotipos de joven incomprendido. Defensor de los pogos como estilo de vida.