Siempre es agradable y amargo a la vez hacer la reseña de un disco del grupo de uno de tus compis de revista, pero aquí estamos, con el Echoes of the Shadhavar (2022) de los barceloneses Oopart.
Después de su primer álbum Metal Alloy (2020), el Echoes of the Shadhavar se presenta como un álbum inspirado en Oriente Medio. Los temas hablan de temas sociales, religión e historias inspiradas en obras literarias. Cabe destacar que han añadido instrumentos como congas, guitarra clásica, pandereta y otras percusiones que no encontrábamos en su primer lanzamiento y que aportan el exotismo necesario a este disco. La banda sigue siendo thrash rápido y duro pero con muchos momentos progresivos y heavy metal, que no pueden evitar recordarme a bandas como Mastodon o Coroner.
Antes de empezar a desgranar el álbum y como curiosidad, un Shadhavar es una criatura legendaria árabe que se parece un poco a un unicornio porque tiene un cuerno con ramas huecas que, cuando el viento pasa a través de ellas, produce un sonido aparentemente agradable que puede transmitir emociones. Efectivamente, lo he tenido que buscar en Wikipedia. Ahora bien, después de tener conocimiento sobre el personaje principal de la historia, es mucho más fácil entender el camino por el que irá el álbum, con sonidos provenientes del este y temas sociales, religiosos e historias inspiradas en obras literarias.
El álbum arranca con «The Horn», una introducción muy llamativa, con la percusión de Nan Mercader (con quien han grabado el álbum en su estudio, Estudi Nan Mercader) en primer plano. Un poco antes de la mitad del tema empiezan a sonar unas voces tribales que se intensifican a medida que avanza la canción hasta que los instrumentos empiezan a sonar. Pasamos a «A Farewell to the Colonel» sin darnos cuenta, un segundo tema con más marcha y un riff principal muy pegadizo. Esta canción dura 7:20 minutos, parece mucho pero pasan enseguida…
Seguimos con «Transmutation» y el sonido es arrollador. Se diferencia cada instrumento a la perfección y la voz de Aleix Besolí nos reclama al minuto. Este tema tiene aires reivindicativos con frases potentísimas como:
«Are your bricks to isolate? / ¿Tus ladrillos son para aislar?
Or to throw against the bank? / ¿O para tirar contra el banco?
Are you digging for your grave? / ¿Estás cavando para tu tumba?
Or making space in the barricade? / ¿O haciendo espacio en la barricada?»
Algo que me gusta en especial de este tema es la fuerza que desprende. La batería de Joan García está que trina y ayuda a que la canción adquiera ese tono vigoroso e intenso. Aunque, sin duda, el solo de guitarra de Víctor Palacios hacia el final de la pista es uno de los puntos más destacables de la canción.
Llegamos a la rápida «The Abdul Alhazred Club Band», que suena a thrash enérgico y creo que define muy bien la esencia de la banda.
Un gran cambio se acerca con «A Sigh in the Alfajería Palace». El sorprendente interludio con guitarra clásica solista nos recuerda la impredecibilidad de Oopart, que pueden llegar a crear momentos de calma tan especiales como este en medio de un álbum trallero. Además, grabaron el videoclip de esta pista en el Palacio de la Alfajería de Zaragoza, que da nombre al título de la canción, un bonito detalle.
Dicho esto, las guitarras que protagonizan la siguiente pista nos arrastran hacia la más oriental «Where Empires Die», que solo iniciarse ya deja vislumbrar el ritmazo que marcará el resto de la canción. Los momentos en los que mezclan la guitarra clásica con la eléctrica me parecen de lo más excepcional y la letra, otra vez en tono reivindicativo, me hace tener presente que esta no es una banda que trate cuestiones banales, sino que va más allá, proporcionándonos una riqueza ejemplar en cuanto a los contenidos e inquietudes.
De la misma forma actúan en «Rod of Asclepius» donde el bajo de Edgar Toro (Reaktion) no cesa ni un segundo y se marca un solo muy acertado en la segunda mitad de la canción. El riff principal del tema es intenso y, al terminar, nos lleva directamente hacia la calma después de la tormenta con «Return From Damascus», que tiene una introducción suave con la guitarra clásica para dejarnos unos segundos de calma antes de la distorsión.
Acto seguido se vienen con «Pillars of Creation», una instrumental de casi diez minutos que, personalmente, es de mis temas favoritos del álbum. Echadle un vistazo porque, a mí, me sorprendió muy gratamente. Y finalmente, para cerrar el Echoes of the Shadhavar nos traen «Years of Lead», una pista muy completa que es como un resumen de lo que hemos escuchado en todo el álbum, desde sinfonías más orientales hasta riffs extremos y enérgicos.
Sin duda este álbum demuestra la evolución de Oopart en cuanto a sonido y composición. Queda claro que son una banda prometedora, que no quiere ser encasillada en un solo estilo y que no nos dejará de sorprender. ¡Estad atentxs a sus próximos lanzamientos!