No soplan buenos vientos para aquellos defensores de la paz y más si tu país de origen es Israel. Kobi Fahri y sus Orphaned Land han editado hace algo más de un mes un disco en directo junto a una gran orquesta, pero no podrán girar por todo el mundo para promocionarlo debido a que “el mundo” no puede garantizarles la seguridad necesaria para ello. Y es que Orphaned Land no teme sólo al fanatismo islámico, también teme al fanatismo ultraortodoxo judío que no les perdona sus proclamas por la paz o el hecho de haberse atrevido a salir de gira con una banda palestina.
60 músicos, una banda de heavy metal y todo un coro de voces arropando a un grupo que viste de riguroso negro y que toca en un emplazamiento muy especial en Tel-Aviv. Fue grabado durante el periodo pandémico, justo en una de esas semanas en las que se pretendía abrir todo y a la que unos días más tarde se reculaba y volvían a imponerse mascarillas y restricciones. Aprovecharon esa ventana abierta, esa rendija de tiempo que les permitió hacer algo tan especial en 2021. Es una de las cimas de Orphaned Land.
Sobriedad, elegancia y presentación de la orquesta en esa mágica “Mabool “Overture que le da la oportunidad de entrar a escena a pie entre aplausos y a prepararse para encarar el “Mabool”. Kobi demuestra amplitud de registros y orquesta y combo metálico se complementan perfectamente, a un nivel que no suele darse en este tipo de discos. Hay algunos momentos muy emocionantes como el solo de Chen Balbus en el que los violines le acompañan y también se añade alguna parte narrada. “The Storm Still Rages Inside” tiene como invitado al coro que da muchísimo color a la canción.
“Like Orpheus” ya era una canción orquestada, por lo que la carga sinfónica encaja como pocas. Este último disco sigue gustándome más cada vez que lo vuelvo a escuchar… “The Kiss of Babylon (The Sins)” posee esos tramos guturales y esos otros tan puramente folk y progresivos. En algunos de los cortes de Mabool las comparaciones con Blind Guardian tampoco eran tan descabelladas por mucho que el oriental metal sea su razón de ser.
“Sapari” es uno de los clásicos por antonomasia del grupo y ese colorido estribillo con tantas voces hace que la gente se levante de sus asientos. Magnífica cadencia de puro oriental metal con voz femenina invitada. Atención a “The Cave” que cuenta con la participación de Noa Gruman a la voz en una canción que ya ha pasado a ser todo un clásico para el grupo israelita. De verdad que impresiona la solemnidad de la orquesta y lo bien que encaja todo, así como un Kobi muy teatral y entregado. Todo el sabor de Oriente impacta en “In Propaganda” con cánticos muy étnicos y arreglos precisos.
“All Knowing Eye” luce con el bajo de Uri Zelcha muy alto y presente. Es una balada delicada y compleja que toca la fibra sensible. Pasamos de la desnudez aparente a la potencia orquestal de un “Brother” que vuelve a demostrar que la música de Orphaned Land pedía a gritos combinarse con la clásica. La preciosa línea vocal de “A Neverending Way” dará paso a la compleja “Ocean Land (The Revelation)”, una de las cimas del aclamado Mabool. Gran entrada étnica con instrumentos de sus latitudes y percusiones variadas y vistosas.
“Birth of the Three” empieza con esos cantos de niño y con Matan luciendo pegada tras los parches. El público ha abandonado las butacas y las emociones se desatan a la vez que orquesta y grupo cumplen con creces. Son importantes también los teclados de una invitada que va sumando a ese todo musical. Gran final con todo el recinto botando. “In Thy Neverending Way (Epilogue)” todo vuelve a ensalzarse gracias a la orquesta. “Norra El Norra” es el fin de fiesta esperable, aunque curiosamente, con orquesta, no termina de alcanzar ese clímax que siempre les percibo en sus directos como grupo. Y eso que el vocalista hace cantar a la gente y el público responde como merece tamaño himno.
Definitivamente el grupo ha superado con una altísima nota la baja del excepcional guitarrista Yosi Sassi y celebra sus 30 años de existencia a lo grande. Orphaned Land ofrecieron un concierto impresionante ante 2500 personas en uno de los locales más exclusivos de su país natal. El tema es que contrasta mucho el coro, muy libre de movimientos, enfrentado al look clásico de toda la orquesta, pero eso también lo hace especial y diferente de tantos directos orquestados. Sería genial que el grupo tuviera la oportunidad de ofrecer este show en festivales, pero más allá de esto, les deseamos que triunfe la paz y que todo vuelva a la normalidad. Os esperamos con los brazos abiertos.