Este pasado Azkena tuvimos la posibilidad de conocer a los jóvenes vitorianos Outgravity tocando en el escenario principal del festival. Era temprano, pero pudimos disfrutar de un grupo de gran futuro y mejor propuesta. Quinteto liderado por la apabullante voz de Ingrid Padoan y el doble ataque de guitarras formado por Bruno Higueras y Roberto Nieves. El grupo lleva desde el pasado 2017 haciéndose un hueco en la escena y tienen estudios musicales. Completan la formación Jorge Llamazares al bajo y Oier Irazu a la batería. Este Dwarka es su primer paso discográfico, y a pesar de los evidentes peros que siempre conlleva una primera grabación, queda patente que el material general del álbum funciona, como ya demostraron sobre el escenario azkenero.
Personalmente me han recordado bastante a Lacuna Coil, especialmente por la voz de Íngrid y por el hecho de tener proscritos los solos de guitarra. Dan protagonismo a estructuras, atmósferas, composición y a unos temas que fluyen y golpean con efecto, caso de la genial “Wolf”. En “Evolve” parece que estemos escuchando los primeros pasos discográficos de Christina Scabbia al frente de los Coil, pero más allá de la comparativa, la canción engancha. Jugueteos en el golpeo del charles por parte de Oier y un riff base para dibujar un “Divine” original. Oscuridad y variedad de riffs en los que destaca la línea vocal de Íngrid. Con esa voz no podía faltar una balada, y viene de la mano de “Out of the Crowd”. El único pero a achacarle a la vocalista es que se le nota en el acento inglés su procedencia ibérica. Ritmos sincopados y una gran labor de Íngrid en “My Game” que les acerca un poco a cuando Delain suenan sin orquestaciones.
Las piezas instrumentales tienen cabida en Outgravity como es el caso de “Interludio” que combina inspiración clásica de guitarras con la contundencia y la afinación baja. La otra instrumental es la que da título a la obra: “Dwarka”. Oscura y destinada a crear atmósfera más que a lucir técnica. “Our Way” juega con las voces dobladas en la que es quizá su pieza más accesible. A pesar del buen trabajo en la búsqueda de identidad propia hay un cierto punto de linealidad. Esta se rompe en “Saviours”, una balada con el apoyo del cello de Paula y la viola de Maite. Se agradecen estas alteraciones en la hoja de ruta, demostrando que la balada orquestada puede ser uno de los fuertes de los vitorianos. El riff a los primeros Muse de “Devil’s Doll” también se agradece mostrando una cara más experimental y oscura. Nos despedimos con “Sofisticated” que combina un riff muy stoner con el estilo que gastan. Hasta cierto punto podríamos acercarnos a lo que ofrecen los belgas Black Mirrors. De lo mejor del disco e ideal para hacerla sonar en directo, como ya hicieron en Azkena.
Primer paso discográfico repleto de buenas intenciones, con un estilo bastante definido y con ideas más que interesantes. Sobresalen sobre todo en composición y en la voz de su vocalista. Esperemos que esta obra les dé para llamar la atención de alguna discográfica, pues, con más medios y una producción más profesional, estas composiciones pueden brillar a lo grande. Tengo curiosidad por ver qué podría hacer este grupo con más posibilidades y presupuesto… apuntad el nombre de Outgravity, pues la cosa pinta muy bien.