Los canadienses #Panzerfaust están de vuelta con «The Suns of Perdition – Chapter II: Render Unto Eden» (@EisenwaldHammer), la continuación de su brillante «The Suns of Perdition – Chapter I: War, Horrid War». Un completo, versátil y técnico trabajo de black metal. #BlackMetal #DeathMetal #RenderUntoEden #TheSunsOfPerdition
Desde Canadá nos llega el nuevo lanzamiento de Panzerfaust; The Suns of Perdition – Chapter II: Render Unto Eden (2020), la muy esperada segunda parte de una serie de cuatro álbumes, y que estará disponible en CD y vinilo.
Panzerfaust es una banda que durante 15 años ha estado elaborando un black metal sólido y de calidad. Todo empezó con su álbum debut The Winds Will Lead Us… en el 2006, y desde entonces la banda ha estado evolucionando constantemente, hasta el 2013, año en que la banda lanzó Jevohah-Jireh: The Divine Anti-logos, señalando un cambio significativo en la dirección y estética de la banda.
En el 2016 aún dieron una vuelta más de rosca con su EP The Lucifer Principle, pero no fue hasta el 2019 donde los canadienses tuvieron su máximo punto de inflexión con The Suns of Perdition – Chapter I: War, Horrid War, un brutal trabajo rebosante de audacia y dinámica, que mostraba a la banda en su pico creativo. Este álbum fue el primer capítulo de una tetralogía en que Panzerfaust pretende examinar los episodios más oscuros del siglo pasado.
En esta nueva entrega, los canadienses trabajan sin cortarse un pelo con toda una gama de luces y sombras mostrando muchos más tonos como nunca antes han hecho a lo largo de 44 minutos. Un despliegue de melancolía y decadencia que tiene un tira y afloja con una buena dosis de violencia y destrucción, que sin duda hará eco en la mente y el espíritu de sus oyentes.
The Suns of Perdition – Chapter II: Render Unto Eden abre con «Promethean Fire», con una intro que va aumentando poco a poco su intensidad, para terminar metiéndonos en unos cánticos guturales, que se recitan con una profundidad y contundencia abrumadoras, parece que se esté recitando un mantra. La canción te induce en un estado de trance conforme vas avanzando en ella, y tiene un aire oscuro, pesado y misterioso muy atractivo que no le sienta nada mal a la canción. El trabajo de la voz invitada de Maria Arkhipova de Arkona es sublime. Hay muchos matices que disecar, armonías que quedan un poco enterradas, y melodías realmente siniestras. Sin duda, a pesar de sus 10 minutos y 21 segundos de duración, «Promethean Fire» no se hace para nada pesada, al contrario, una introducción al trabajo muy amena, y que podrías incluso re-escuchar un par de veces más antes de adentrarte más en el LP, por su trance adictivo.
El siguiente tema en sonar es «The Faustian Pact», que sigue con la dinámica de su predecesor con la introducción, mucho trémolo, ruidos de fondo, sensación de inseguridad y un tono oscurote. Pronto Goliath se pone a recitar, a la vez que la guitarra de Kaizer lo acompaña con unas disonancias que ponen los pelos de punta. La batería de Alexander es contundente, técnica y precisa, suena aplastante como un tanque, igual que el bajo de Thomas. Se empiezan a introducir cambios de ritmo en la batería, blast beats y un riffeo potente, con mucho aire a Marduk y 1914 aunque sin llegar al nivel de velocidad y frenetismo de estos últimos; se guardan el sonido calmado y misterioso. Sin duda, Panzerfaust ha elegido bien a sus maestros.
A medida que avanza el álbum, este va ganando intensidad, cosa que podemos ver cuando suena «Areopagitica», el tercer corte del disco, que ya tiene un ritmo más acelerado. Los blast beats son atronadores, los acordes menores te hielan la sangre, y la voz es simplemente desgarradora. Realmente estoy flipando con la voz, muy versátil, tanto para guturales muy graves y mid-screams como para cantos más limpios. A partir del minuto 4:10, hay una especie de breakdown que le da un toque atmosférico a la canción, muy a lo Mgła, y que se estira en bucle con algún que otro cambio hasta dar final al tema.
A continuación, suena «The Snare of the Fowler», con una pequeña introducción calmada, antes de introducirnos unos patrones de batería con un regustillo prog bastante inesperado pero que no queda de más. Poco tiempo pasará antes de que los canadienses nos suman en una tormenta frenética de blast beats, riffs a base de trémolo y una atmósfera realmente decadente. Esta es, sin duda, mi canción favorita del álbum, pues ha sabido combinar pasajes más lentos con otros más técnicos y otros más furiosos a la vez que melódicos, baterías a medio tiempo, blast beats y patrones más progresivos a lo largo de casi 10 minutazos, haciendo de “The Snare of the Fowler” el tema más versátil y más rabioso del álbum.
Por último, nos encontramos con «Pascal’s Wager», que se presenta con un riff inicial que sirve de introducción para los siguientes tres minutos. Esta introducción nos prepara para lo que está por venir, estamos en el final, y así nos lo hace saber con su sonido decadente y melancólico. Una vez pasada esta introducción, Panzerfaust arremete con unos riffs más melódicos, aunque realmente decrépitos. Cargando el ambiente de desolación, hasta que el álbum es despedido con una outro acústica, que estoy seguro que a más de uno lo va a tocar por dentro.
Sin duda un trabajo completo, versátil, técnico y sólido. Merece más de una escucha para llegar a degustar todos los matices que nos ofrece en cada uno de sus cortes, y aunque el sonido no sea muy variado y la estructura sea similar en la mayoría de las canciones, se hace realmente ameno de escuchar. Potente y aplastante.
¡Gracias por tomarte el tiempo de llegar hasta el final del artículo! Me apasiona el metal extremo en la gran mayoría de sus vertientes, así que me veréis por aquí escribiendo a menudo sobre Black, Death, Grind y algún que otro proyecto underground de la escena local, a la que también aporto mi granito de arena de forma activa como músico.