Black Sabbath – Paranoid: 50º Aniversario del «contigo empezó todo»

Ficha técnica

Publicado el 18 de septiembre de 1970
Discográfica: Vertigo Records / Warner Records
 
Componentes:
Ozzy Osbourne - Voz
Tony Iommi - Guitarra
Geezer Butler - Bajo
Bill Ward - Batería

Temas

1. War Pigs (7:57)
2. Paranoid (2:52)
3. Planet Caravan (4:32)
4. Iron Man (5:58)
5. Electric Funeral (4:52)
6. Hand of Doom (7:07)
7. Rat Salad (2:31)
8. Fairies Wear Boots (6:15)

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Paranoid (1970) es la cima de Black Sabbath, el gran disco, la sorpresa y uno de las obras discográficas más influyentes de la historia de la música. Cierto que su disco debut pone las bases, pero lejos, muy lejos está del nivel apabullante de esta obra sin igual. La cantidad ingente de clásicos instantáneos y un nuevo sonido se presentaba al mundo a lo grande con la guerra y las drogas como musas. ¡Solo hay que echarle un vistazo a la portada! Sólo ocho meses después de su debut discográfico y elevan el listón de una manera asombrosa. Es evidente que algunos de estos temas ya estaban pensados e incluso ensayados, pero no grabados. “Fairies Wear Boots” y “War Pigs” iban para su primer disco, pero no entraron. La onda y estilo de las canciones “Black Sabbath” y “N.I.B.” son el camino a seguir a la vez que se sacuden esa base de blues psicodélico que, a pesar de todo, mantiene muchas de las trazas reconocibles. Se grabó en solo 4 días, toda una proeza, y esta vez sí que Rodger Bain, en tareas de producción, tocó las teclas adecuadas para conseguir algo enorme.

Trasfondo cultural

El fin del verano del amor y la era hippy ya era un hecho. La contracultura y los cambios a todos los niveles eran una realidad. Las tragedias de Altamont, el asesinato de Sharon Tate y sus amigos en el Hollywood del glamour o grupúsculos de satanistas dejándose ver por las calles de California eran parte de la estampa de la época. Easy Rider simbolizaba el fin del Hollywood antiguo y la violencia despuntaba. Parece ser que los asesinatos inducidos de Charles Manson fueron una razón de peso por suspender su primera gira americana promocionando su primer disco. ¿Una banda satánica de gira tras los asesinatos de unos fanáticos locos? No era la mejor de las ideas, especialmente si decían que los asesinatos estaban inspirados por el disco blanco de los Beatles. ¿Si “Helter Skelter” te empuja a matar qué hará “Iron Man”? A todo ello hay que añadir el trasfondo de Vietnam y toda la sociedad americana yendo a la contra. Hacía solo un año de Woodstock y el grupo había rechazado tocar en Stonehenge. También hubo una especie de hechizo hecho de cara al público por los avispados managers en el que se protegía al grupo siempre y cuando llevaran crucifijos. Carnaza para la prensa… Quizá por eso no hay ninguna referencia satánica en todo el álbum, quién sabe.

La portada

La portada iba bajo el concepto de War Pigs por lo que cuando le cambiaron el nombre a Paranoid quedó todo algo raro, pero tanto da. Era una portada atómica en la que vemos a un guerrero futurista desdibujado, como una visión dinámica en medio del bosque. Viste unas ropas terribles y un casco moderno, por lo que es algo absurdo que blanda una cimitarra y un escudo. Un poco hace alusión a la canción de “Fairies Wear Boots”. Si puedes ver hadas con botas danzando con enanos seguro que ver tipos como el de la portada en medio de un bosque. Pocas camisetas he visto con esta horrible portada, por cierto. Sorprende también la foto del interior de la carpeta con Ozzy en un lado y el grupo por otro. Cuanto menos… ¡profética!

Las canciones

“Paranoid”: es proto punk, tan sencilla como efectiva. Un desparrame tremendo que invita a dejarse llevar. Es casi festiva. Sonaba incluso en las discotecas españolas (en los guateques). La llegaron a tocar en el aniversario de la coronación de Isabel II en 2002 por lo que la aceptación hacia el tema es total. Solía ser el fin de los conciertos y aseguran que fue escrita en cinco minutos. Si empiezas con un grupo, “Paranoid” y el material de los Ramones cae de buenas a primeras, incluso el “For Whom the Bell Tolls” de Metallica.

“War Pigs”: “War Pigs” iba a ser el título del disco en primera instancia, pero se falló a favor de Paranoid. Esta es una canción protesta que refleja perfectamente el estado de ánimo de las juventudes occidentales en ese momento viendo lo acaecido en Vietnam. Estaríamos hablando de una de las más grandes intros jamás creadas y uno de los temas mas icónicos del grupo. Aquí hay un resumen perfecto de lo que Sabbath ofrece a las masas. Y hablando de “masas” eso de rimar “masses” con “masses” (misa) siempre ha sido una patillada, pero es tan monumental el tema que creo que se les puede perdonar. Tienes aquí toda una lección de cómo crear imaginativos breaks de batería. Posiblemente la mejor canción de Black Sabbath.

“Iron Man”: potente drama de ficción científica, en el que algunos ven en ella una anticipación del grunge. La canción es tan genial e icónica que ha salido incluso en Futurama. No es que haya un riff, sino que es “el riff”. Densidad, pesadez y maravilla sónica desde que Ozzy abre con esa voz metálica. Ahora quizá ya no da miedo, pero lo hacía en su día.

“Fairies Wear Boots”: es el único tema que un poco sigue en la misma línea de su primer disco con ese blues evolucionado y endurecido. El título alude a las fiestas opiáceas y a las visiones producidas por los estupefacientes. “¿Hadas vistiendo botas danzando con enanos?”. Es una de las mejores canciones pues retoma esa onda más hippy con ese bajo tan punzante y ese sonido 100% Black Sabbath. El riff cadencioso es una maravilla y ellos siempre han dicho que la canción la inspiró una escaramuza que tuvieron con unos skinheads.

“Planet Caravan”: es pura psicodelia con guitarras muy libres, voces etéreas y Ward tocando unas congas. Una faceta muy diferente del grupo que no retomarán nunca más. Eso no quita que el tema sea icónico y celebrado, pero es muy poco Black Sabbath.

“Hand of Doom”: es una pesadilla inducida por la heroína. Extensa y de las más olvidadas del disco. Un poco ya anticipa la etiqueta doom en el título con ese bajo de Geezer Butler y esa densidad sónica. Extensa y machacona con guitarras estridentes y alguna referencia a Vietnam.

“Rat Salad”: es uno de los grandes regalos que nos hace Bill Ward a todos, con ese poso tan jazzístico. Estaba claro que cuando este hombre estaba en forma era uno de los grandes motores del grupo. Pieza instrumental con un Iommi dándole la réplica a Bill para que se explaye y gane algo de minutaje el disco.

“Electric Funeral”: pocas veces se había tratado de forma tan gráfica y explícita la pesadilla nuclear. Letras desgarradoras y un doom de manual (que no existía entonces) con unos arreones excelentes en los estribillos. El estribillo no está cantado por Ozzy Osbourne, por cierto.

Veredicto

El disco llegó al número 1 en los Estados Unidos y al 23 en Inglaterra. Fue la irrupción al otro lado del Atlántico y la constatación de que junto a Led Zeppelin y Deep Purple pasan a ser una de las más grandes bandas inglesas del momento. Inglaterra forjaba en el acero de Birmingham un sonido nuevo aderezado con una imaginería sacada de las tinieblas. Les quedaban cuatro discos maravillosos por mucho que todo lo que ha salido bajo el título de Black Sabbath merece la pena. Tony Iommi ha dado en el clavo y ha creado un sonido propio. Todos componen y crean y la voz de Ozzy sin ser nada del otro jueves, es perfecta para llevar a buen puerto al grupo y darle esa personalidad propia. Una garganta inconfundible, entre un quejido y un niño travieso. Lo apuntado en ese primer disco ahora ya es leyenda. Paranoid lo cambió todo.

 

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.