Pat Reedy & The Longtime Goners consigue transformar Rocksound en la más típica de las tabernas del sur de EE.UU.

Así es amigos, en esta ya la tercera entrega del Rootsound Fest que estaremos celebrando y cubriendo durante los meses de septiembre, octubre y noviembre en Barcelona, el bueno de Pat Reedy y su banda logró que, si cerrabas los ojos durante unos breves instantes, tuvieras la grata sensación de encontrarte más en uno de los típicos bares de carretera del sur de Norteamérica que en nuestra querida e insustituible sala Rocksound de la calle Almogávares.

Durante poco más de hora y media Pat, además de meterse al público en el bolsillo con su efectiva mezcla de honky-tonk y country clásico, tuvo la habilidad de llevarnos a su territorio preferido con los sonidos más auténticos de Nashville o Tennessee.

A pesar de la procedencia de la banda que le acompaña y sus reconocidas raíces e influencias de sus días en New Orleans, posiblemente allí sean otros tipos de música los que predominen y sean más característicos, Pat Reedy se mostró, ante la media entrada que registró la sala, como uno de los clásicos cantantes del country y honky más tradicional. Su voz aterciopelada y llena de matices, junto con los sonidos de una cautivadora y sensacional pedal steel guitar, tuvieron la habilidad de transportarnos y hacernos sentir en los lugares más anhelados por todos los amantes de este género musical de esa América profunda que muchos por desgracia sólo conocemos a través de la TV, el cine y, por supuesto, la música.

Dando un total protagonismo a su último y fantástico disco, That’s All There Is (And There Ain’t no More), del que sonaron hasta nueve canciones, y en menor medida a su anterior Highway Bound, del que interpretó tan sólo tres, Pat también incluyó para este show «The Losing Side» de su álbum junto a Ronnie Aitkens & The Longtime Goners entre muchos otros temas (en la galería de fotos podéis ver las del setlist al completo).

Una velada clásica, muy clásica que quizás peco un tanto de excesiva homogeneidad, repleta de excelentes canciones pero un tanto monótona y falta de variedad. De todos modos, una gozada poder disfrutar de este tipo de bandas tan poco frecuentes por estos lares.

¡Que no decaiga!

Jose Antonio Serrano Sabaté