Pennywise – About Time: 25 años del detonante de la banda

Para celebrar que se cumplen 25 años de este largo de los de Hermosa Beach (California) os proponemos comentar un poco el disco y el impacto que ha dejado en la carrera de Pennywise.

About Time (1995) es su tercer álbum en su ya dilatada carrera llena de altibajos. Este es el último trabajo completo con su miembro fundador Jason Thirsk, bajista y alma de la banda que se suicidaría después de una larga depresión e historial de alcoholismo.

A este disco le tengo un gran cariño, pues es uno de los primeros discos de hardcore punk que escuché en mi adolescencia de la mano de Toni Feliu, habitual también de esta casa. Recuerdo descubrirlo conjuntamente con su primer título, Pennywise (1991), y con tantas otras bandas (Satanic Surfers, Millencolin, No Use for a Name…). El punk-rock se abría camino en mi discoteca y cambiaría mi manera de ver y entender muchas cosas.

A mi entender, este disco supone un punto de inflexión en la carrera de Pennywise, pues la banda madura su sonido y composición -haciendo un disco muy redondo de principio a fin- que les ha llevado a mantener auténticos temazos incluidos en este disco en sus setlists hasta el día de hoy. Y es que el disco empieza con un auténtico temarral, «Peaceful Day», una canción de aquellas que engorila con ese ritmo de bataca que en seguida se acelera dando paso a uno de los míticos riffs de Pennywise.

El disco sigue con otro corte, «Waste of Time», que destaca por ese ritmo entrecortado y los mutes de la disto de Fletcher. En comparación con los discos anteriores, la banda exprime unas distos de esas que te rellenan el pabellón auditivo con una contundencia brutal y que marcarían su sonido de ahí en adelante.

Llega «Perfect People», que empieza con un gran protagonismo del bajo, para después dar paso a la guitarra y, finalmente, llegan esos «Yeahs!» a pleno pulmón que todos hemos coreado en casa, en el coche o cuando nos han visitado por aquí. La banda juega con algunos parones que siempre ayudan a marcar los tempos del tema, algo pensado y producido. Un tema completo, sin duda alguna.

«Every Single Day», otro corte que ha destacado en sus setlists habituales. Se marcan una estructura más o menos lineal de estrofa insistente con ritmo cortado y guitarras continuadas, y decorando cada estribillo con coros sencillos y directos. El tema evoluciona con varios cambios que dan paso al bajo y que, rápidamente, te llevan de vuelta a la estructura del tema.

«Searching» es canción de skate, walkman/discman de la época, camisa de flores y largas avenidas californianas cerca el mar, apuntando un ritmo contagioso.

«Not Far Away» tiene un punto surf-rock combinado con un toque punk. El tema marca la mitad del disco con un medio tempo que relaja la escucha y nos prepara para retomar la siguiente mitad, que empieza recuperando la esencia de Pennywise.

En «Freebase» y «It’s What You Do With It», profundizan en los recursos ya presentados en los primeros temas, estrofas de ritmos entrecortados, coros, breaks de batería jugando con los toms y el doble bombo, también característicos del estilo de Byron.

«Try», al igual que «Every Single Day», es un tema al que le podrías poner la voz del gran Inge Jansson de la banda sueca No Fun At All y colaría perfectamente; lo podrías ubicar en el Out of Bounds (1995) sin problema… álbum que, por cierto, también celebra los 25 años y que deberemos abordar en otra ocasión.

«Same Old Story» es uno de los hits que destaco de este album -y de su carrera-, y como hit que es, hace falta comentar bien poco porque se explica por si solo. Tiene esa fórmula que entra a la primera y que se te queda grabada.

En «I Won’t Have It» y «Killing Time» se vuelven a poner serios, marcando unos ritmos enérgicos y con cierta mala leche que rubrican el final de este disco.

En mi opinión, un disco redondo de principio a fin y, porqué no decirlo, quizás el mejor o de los mejores discos de la banda californiana. De lo que estoy seguro es de que es el disco que los afianzó como una de las mejores bandas de punk mundial y de las más influyentes de las últimas tres décadas.

Jordi Delgado Mengual