¡Pero qué buenos son The Electric Alley!

No me cabe la menor duda, The Electric Alley se ha convertido en una de las mejores bandas de rock’n’roll del país.

Jaime Moreno a la voz y guitarra, Nando Perfumo a la otra guitarra, Sergio Reyes Gamaza al bajo y Rafa G. Benítez a la batería son una perfecta máquina de hacer rock’n’roll, todas sus actuaciones se saldan con éxitos rotundos y, por si fuera poco, sus integrantes son unos personajes auténticos y entrañables como pocos que desprenden una energía, una simpatía y un buen rollo difíciles de ver hoy en día.

En Barcelona os puedo asegurar que han conseguido tener una fiel colonia de seguidores pero, por lo que he podido comprobar en esta su última actuación por estos lares, esta circunstancia no es nueva y se repite en muchos y variopintos lugares de toda la geografía nacional, entre el público tenían seguidores que habían venido a verles desde Cádiz, Madrid, Valencia y de diferentes poblaciones de los alrededores de la Ciudad Condal. ¡A eso se le llama fidelizar al público!

The Electric Alley, en activo desde el 2012 pero con tan sólo tres discos en el mercado; los excelentes Backward States of Society (2013), Get Electrified (2015) y su postrero Turning Wheels (2018); han sabido ir escalando posiciones pacientemente hasta lograr, ya en la actualidad y espero que por mucho tiempo, estar en la primera fila de la parrilla de bandas que hacen rock’n’roll en España y tener una proyección y un reconocimiento internacional como pocas otras.

Esta vez y como no podía ser de otra manera su concierto se centro mayormente en los temas de su última obra pero también sonaron los mejores temas de sus otros dos discos más algunos guiños a gente tan consagrada como Chris Isaak y su “Wiked Game” o The Marshall Tucker Band con “Can’t You See”.
Casi una hora cuarenta y cinco minutos del mejor rock con una formación que; gracias a su calidad, actitud y forma de ser; siempre logar una perfecta comunión con todos los que asisten a sus conciertos.

¡Adrenalina en vena!

Jose Antonio Serrano Sabaté