Estamos preparando para el próximo día 13 de septiembre la retro crítica del gran disco Focus (1993) de Cynic, una obra que hizo tambalear la escena mundial del metal, y al investigar sobre éste me di cuenta que otro gran disco había salido unos meses antes ese mismo año. Dicho disco es el Spheres (1993) de Pestilence, una obra que mantenía su característico estilo pero añadiendo algunos elementos que no se habían escuchado antes o sí, pero de otra manera, en grupos como Nocturnus o Atheist. Introdujeron las guitarras sintetizador como un elemento más, creando todos los sonidos del disco con las seis cuerdas y la ayuda de samples. Un trabajo bastante incomprendido cuando salió que se ha convertido en una gran influencia para muchos músicos.
El grupo holandés se formó en el año 1986 sacando tres magistrales discos, con varias formaciones en cada uno de ellos, consiguiendo hacerse un lugar en la escena europea con su fantástica fusión de death y thrash metal, destacando por encima de muchas otras formaciones. En los años 90 evolucionaron su sonido y en 1993 quisieron experimentar y, para mí, al ser lo primero que escuché de ellos, me marcó mucho.
El disco arranca por todo lo alto con «Mind Reflections», una mezcla perfecta de rabioso death metal con elementos de música jazz. Contiene unos «teclados» perfectamente puestos creando una genial tensión con unos riffs enrevesados y muy bien elaborados. El sonido es sucio y limpio a la vez, pudiendo escuchar todos y cada uno de los instrumentos de una forma magistral. La parte del solo es donde se nota más esa influencia del jazz y en algunas otras partes con métricas diferentes y ritmos asincopados.
«Multiple Beings» es adictiva; tiene un ritmo con un bajo tan marcado que te vuelve loco. Tiene un desarrollo muy progresivo con un final de auténtica locura aunque «The Level of Perception» no se queda nada lejos. Retorcidos riffs que avanzan misteriosamente arropados por una aura oscura con las desesperadas y agónicas voces de Patrick Mameli, cerebro absoluto detrás del grupo y en la actualidad único miembro original. Su parte intermedia es pura genialidad o locura máxima, como más guste. En sus primeras escuchas te volaba literalmente la cabeza con esas disonancias tan marcadas, pareciendo incluso que, ¿esto está bien tocado? Pues sí, aunque aquí la experimentación creo que se les fue un poco de las manos.
Con «Aurian Eyes» nos ofrecen un descanso a sus tres primeros cortes con una pieza en la que suenan instrumentos de cuerda de orquesta y otros sonidos de sintetizador, una obra con un carácter clásico muy rara pero que crea una tensión especial en el oyente. Dura poco, pero probablemente muchos la pasaron de largo.
Se pone remedio cuando arranca «Soul Search» que sigue la estela de las anteriores con un riff principal que engancha a primeras y con el que siguen demostrando sus grandes cualidades a los instrumentos. El estribillo, si es que tiene, es una locura hasta llegar a su parte final.
«Personal Energy» tiene un inicio muy calmado con unas guitarras acústicas y otros sonidos envolventes. A continuación sigue siendo delicada pero con un fondo oscuro y atmosférico introduciendo voces limpias que lo rodean todo sobre unas geniales líneas de bajo a cargo del maestro Jeroen Paul Thesseling. Tiene su momento de puro jazz en la vena de Alan Holdsworth con unas partes realmente memorables siendo una de mis canciones preferidas de todo el disco.
Vuelven las guitarras sintetizadoras con la canción «Voice From Within», un viaje al espacio, a un universo paralelo. Me imagino a la gente escuchando este disco por primera vez en esa época y seguro que no supieron apreciar lo que tenían entre sus manos u oídos, mejor dicho. Un interludio mucho mejor que el anterior.
La vacilona y machacona «Spheres» tiene toques de rock sinfónico y algún que otro detalle de jazz y aunque es un tanto repetitiva en su inicio tiene algunos cambios interesantes. Pero encuentro que esos experimentos y algunos teclados quedan algo exagerados y fuerzan al oyente a poner algo de su parte ya que tanta mezcla disonante puede no gustar.
«Changing Perspectives» es otra canción con mucha tensión pero que se repite, esto ya parece que lo hayas escuchado antes en este disco ya que los riffs tienen bastante similitud entre ellos pero eso no quita mérito de que sea una buena canción con unos «sintes» bien puestos y otras partes alocadas. En este trabajo perdieron la agresividad y velocidad de sus anteriores discos para crear ritmos retorcidos jugando sobre todo con medios tiempos.
Otro interludio más para calmar un poco la cosa con «Phileas» que tiene como protagonista el bajo acompañado de unos preciosos samples que dan paso al último corte del disco de nombre «Demise of Time», perfecta para el cierre de este trabajo que hoy en día sigue sonando actual y creo que está mucho más valorado que en su momento ya que introdujeron algunos elementos para nada habituales y que a los más trves les folló la cabeza.